Thursday, April 27, 2006

Con lumbre pero sin legumbres

SOCIEDAD
Con lumbre pero sin legumbres
Amarilis C. Rey, Cuba Verdad

LA HABANA, Cuba - Abril (www.cubanet.org) - Tener un sitio en la casa
donde preparar los alimentos, y que sea espacioso, limpio y confortable
es, para los cubanos pobres, un sueño sin realizar.

Por este motivo, muchos se esperanzaron cuando en el año 2000 el
gobierno anunció una inversión de 100 millones de dólares para emprender
la gasificación masiva en Santiago de Cuba y Ciudad de La Habana. Tras
la disposición gubernamental, los hogares de esas provincias cocinarían
con gas, una opción hasta ese momento reservada para enfermos, o para
quienes lo adquirieron antes del triunfo revolucionario, en el siglo pasado.

Para Carmen, de 53 años, residente en la capital, era la oportunidad
perfecta para dejar atrás el fogón de kerosén heredado de sus padres, el
cual debía precalentar con un poco de alcohol para que funcionara.

Como éste ha sido el fogón por excelencia en la mayoría de los hogares,
el gobierno estableció como requisito para el cambio de kerosén a gas,
la legalización de las propiedades de las viviendas. Pero aún así, el
plan no fue cumplimentado en su totalidad.

Noches de vigilia haciendo fila para obtener un turno en las oficinas de
la entidad; días enteros en pos de documentos que la burocracia retenía;
dolores de cabeza y presión arterial descompensada prolongaron las
penurias durante 18 días, sin que Carmen pudiera obtener su título de
propiedad. Junto a ella cientos de personas que, con el mismo fin,
navegaban en un mar de abogados, certificados, sellos y sobornos.

Por fin, la venta de los fogones de gas, junto a los cilindros que
contienen el combustible, conocidos como calabacitas, se hizo realidad.
No habría ya que precalentar el fogón de luz brillante. No más tizne.
Pero las dificultades que se avecinaban para comprar el gas normado
empalidecerían a las sufridas con el kerosén.

La sabiduría de los refranes populares no se equivoca. La alegría del
gas en casa del pobre duró poco. Unos meses después, por obra y gracia
del gobierno, y como parte de un programa de ahorro energético, Carmen
tiene que pensar ahora en cómo pagar dos ollas eléctricas y una hornilla
que vendrán a sustituir el gas, ahora en reserva para casos de urgencia.

Los trabajadores sociales, contingentes de jóvenes de varias regiones
del país, son los encargados de distribuir entre los núcleos familiares
estos artefactos eléctricos, que se pagan a crédito o al contado. El
problema ahora consiste en cómo llenar las ollas.

La aparición de estas ollas ha sido proporcional a la desaparición del
arroz en venta libre, y a los altos precios de los frijoles que ofertan
los mercados paralelos.

Una mañana de mediados de mes, cuando la canasta familiar básica ya se
había agotado, y luego de una infructuosa búsqueda de arroz y algún
frijol para llevar algo a la mesa, Carmen me comentó: "¡Esto es el colmo
de vivir en Cuba! Tener dos fogones, dos ollas eléctricas, y nada que
cocinar".

Pagar altos precios por las legumbres y cereales (una libra de frijoles
oscila entre nueve y doce pesos y una libra de arroz, cuando se
encuentra, cuatro pesos) es la única posibilidad que le queda a un
pueblo saturado de marchas y consignas.

La electricidad para cocinar es buena. Pero las expectativas e
inseguridades son muchas. ¿Aguantarán los cables viejos, esas
"tendederas" eléctricas que abundan por la ciudad, cuando todos conecten
los equipos? Es uno de los temores que muchos experimentan.

Por lo pronto, los más precavidos han puesto a buen recaudo sus fogones
de kerosén, pues afirman que agregándole una abertura más a un pequeño
tubo que llevan dentro, el fogón puede funcionar con petróleo,
combustible que se puede conseguir con cierta facilidad, ya que es el
más usado, sobre todo en los vehículos de motor.

Todo parece indicar que la experiencia de las constantes batallas
libradas por los cubanos cada día, sobre todo contra los apagones, los
convierte en seres escépticos ante el proclamado triunfo energético.

http://www.cubanet.org/CNews/y06/apr06/27a6.htm

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