Marzo 21, 2006
Libertad de prensa en Cuba en dos tiempos
Reinaldo Cosano Alén, Lux Info Press
LA HABANA, Cuba - Marzo (www.cubanet.org) - En 1599 el monje italiano
Giordano Bruno fue llevado a la hoguera por el Santo Oficio, por el
delito de reconocer la existencia del átomo.
El Greco fue interrogado por el tribunal de la Inquisición en 1541 como
sospechoso de herejía, porque según los inquisidores, las alas de los
ángeles que pintaba no guardaban relación con las descritas en la Biblia.
Ambos sucesos pudieran ser tomados como lejanos ejemplos de los extremos
a los que se puede llegar cuando prima la intolerancia de las ideas,
como ocurrió en la Primavera Negra de 2003 en Cuba, cuyo tercer
aniversario recordamos este mes.
El 18 de marzo, con sincronismo de relojería, un operativo policial
llevó a la cárcel a 75 pacíficos librepensadores cubanos, sometidos
luego a rigurosos juicios sumarios, y condenados a penas que oscilan
entre los 6 y los 28 años de prisión.
La cifra de procesados incluye a más de veinte periodistas, casi igual
número de bibliotecarios independientes, y un nutrido grupo de
opositores pacíficos, propugnadores del cambio democrático en Cuba.
Desde entonces, la oleada represiva contra la disidencia y los
comunicadores independientes no ha cesado. Bien merece volver la mirada
atrás.
El periódico Alerta, vocero de la dictadura de Fulgencio Batista,
publicó una entrevista a Fidel Castro, con grandes titulares en su
primera página, realizada en México el 19 de noviembre de 1956.
Ramón Vasconcelos, amigo de Batista, ministro de Comunicaciones y
director de Alerta, envió a un periodista a entrevistar al principal
enemigo de Batista, quien poco antes, en New York, había hecho pública
su intención de organizar una invasión armada a Cuba.
Aunque hay quienes piensan que entre los objetivos de Vasconcelos estaba
sonsacar a Castro para que revelara sus planes futuros respecto a Cuba,
y desacreditarlo si fallaban, no es menos cierto que con la entrevista
Fidel Castro, amnistiado por Batista, obtuvo mayor notoriedad pública y
la oportunidad de dar a conocer su ultimátum de siete puntos al
presidente inconstitucional, entre ellos convocar a elecciones generales
en un plazo no mayor de noventa días. De no aceptarlo, Castro regresaría
a la Isla con las armas en las manos para iniciar la luchar armada.
Catorce días después desembarcaba en el oriente cubano, internándose en
la Sierra Maestra e iniciando la lucha guerrillera.
En la revista Bohemia, Castro publicó artículos contra el régimen de
Batista, y aparecieron allí entrevistas a él realizadas. Periodistas de
Bohemia y otras publicaciones, y la radio y la televisión, hacían
constantes referencias a quien desde esa época fue calificado como
"máximo líder". Incluso se habla de cuando el régimen dictatorial
implantó la censura de prensa, nunca por más de cuarenta y cinco días, e
impuso censores a los principales medios. Transcurrido el tiempo de la
censura, noticias y artículos antes censurados aparecían en las páginas
de los periódicos y las revistas del país.
En una de esas ocasiones, Bohemia tuvo una tirada de un millón de
ejemplares, cifra fantástica si se tiene en cuenta que la población de
la Isla apenas sobrepasaba los cinco millones de habitantes.
Contrastando con ese pasado respecto a la libertad de prensa en la peor
época de la república, hoy es mucho mayor y hermético el control oficial
sobre los medios y los periodistas, al no permitir el estado libertad
alguna (¡ni hablar de Internet!) para expresar cualquier opinión que
difiera de la línea partidista del régimen. Ni siquiera el mensaje
misionero eclesial, como antaño.
En la década de 1960 fueron confiscados a sus dueños los medios de
difusión, incluidas las imprentas. Medios que debieron ser considerados
de domino y uso públicos al ser nacionalizados, y no exclusividad del
partido gobernante.
¡Libertad con pan! fue una de las consignas populistas enarboladas por
el régimen al llegar al poder en 1959, que suponía la libertad de
expresión. La realidad ha resultado bien diferente. Setenta y cinco
compatriotas fueron puestos tras las rejas por discrepar del régimen. La
maquinaria represiva no se ha detenido, ni antes ni después de la
Primavera Negra. Y el pan ofrecido ha quedado racionado democráticamente
a 80 gramos per cápita diarios. Y no siempre de buena calidad.
LUX INFO-PRESS
Agencia Cubana Independiente de Información y Prensa
E-mail: Fsindical@aol.com
http://www.cubanet.org/sindical/news/y06/03210601.html
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