Marzo 6, 2006
Cuba en el camino del desierto
Reinaldo Cosano Alén, Lux Info Press
LA HABANA, Cuba - Marzo (www.cubanet.org) - Pronósticos nada halagüeños
auguran una situación climática muy desfavorable para Cuba en el futuro
inmediato.
El país será cada vez más seco, aumentará el calor, habrá mucho menos
precipitaciones y la tierra será menos productiva.
La intensa temporada ciclónica del pasado año sólo atenuó la falta de
precipitaciones porque, según los especialistas del Instituto Nacional
de Recursos Hidráulicos, el déficit de agua es acumulativo. Además, las
lluvias no tuvieron igual presencia en todas las regiones del archipiélago.
Las provincias Holguín, Las Tunas y Camaguey continúan presentando la
situación de lluvias más desfavorable, impactadas por anticiclones del
Atlántico Norte.
Además, esa gran llanura oriental no cuenta con significativas
elevaciones. Las montañas, al retener el aire húmedo propician la
formación de nubes y la consecuente lluvia.
El evento meteorológico excepcional de 2005 no varía la tendencia
climática camino de convertir en desierto el archipiélago cubano.
Los textos de Geografía de Cuba siempre indicaron la existencia de dos
estaciones bien marcadas: seca y lluvia. El límite entre una y otra hace
mucho desaparecieron, y prevalece la primera.
Estudios científicos que incluyen la Arqueología demuestran que desde
épocas muy remotas se han hecho presentes períodos de seca y lluvia, en
ocasiones muy intensos, pero la tupida floresta de la Isla, que hizo
exclamar a Colón: "Esta es la tierra más hermosa que ojos humanos
vieron", servía como equilibrio de la tendencia climática.
La deforestación iniciada por los conquistadores se acentuó en las
últimas décadas por inapropiadas políticas del uso de la tierra y la
ganadería. A la vez, aumentó la presión sobre los bosques residuales por
la gran escasez de combustible tras la caída de la Unión Soviética,
principal suministrador de energía a Cuba, mientras la repoblación
forestal no se ha correspondido con el nivel de la devastación.
Ciclones, huracanes y frentes fríos proveedores de lluvia son erráticos.
O poca o muchas precipitaciones; pero siempre insuficientes para el
reabastecimiento de ríos, presas y del manto freático.
El déficit de agua ya se advierte en la aridez, descenso de producción
agrícola y pecuaria, y en la calidad de la vida.
Se prevé que el cambio climático negativo puede acelerarse y volverse
más violento, con sus graves consecuencias. La cuestión más inquietante
para la nación es si puede ser posible el desarrollo económico, y aún la
supervivencia con tanta escasez de agua.
Los anales históricos recogen cómo pueblos completos tuvieron que
emigrar ante la indetenible adversidad climática.
El gobierno afirma que con cultura, conciencia y educación sobre el
medio ambiente, y otras medidas a tomarse en materia hidráulica, como el
trasvase de agua de ríos y presas muy deprimidas hacia zonas áridas, y
mayor extracción de agua del manto freático, permitirán hallar
soluciones, pero la pregunta es: ¿Y si no llueve? También resulta
inquietante la insuficiente reforestación florística y la escasa
educación medioambiental. Está claro, es asunto ya de vida o muerte.
Los indígenas cubanos tuvieron gran preocupación climatológica por la
incidencia en sus vidas, quizás mucho más de lo que ha podido conocerse.
Los nativos cubanos rendían culto a las diosas Taguabo (lluvia) y Marohu
(seca), hermanas siamesas unidas por la cintura. Dos seres: uno
significaba épocas de lluvia; y el otro, épocas de seca.
Taguabo y Marohu eran representadas tan idénticamente, que sólo las
diferenciaban la expresión de sus rostros. La primera (la sequía)
mostraba una ligera sonrisa. La segunda (la lluvia), una expresión de
llanto.
Se puede conjeturar que los indios quisieron aplacar la furia de Marohu
otorgándole la enigmática sonrisa. En tanto Taguabo, a punto de romper
en llanto, pudiera verse como una esfera de ríos desbordados, aguas sin
fin y catástrofes.
Frente a la precaria situación climática de la Isla, sería conveniente y
razonable dejar de ser tan destructivos y arrogantes contra la
naturaleza. Reconocer con toda amplitud la urgencia del momento, y
repasar la historia. Y lo mismo que nuestros ancestros indígenas,
venerar de manera efectiva a las diosa hermanas Taguabo y Marohu.
LUX INFO-PRESS
Agencia Cubana Independiente de Información y Prensa
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http://www.cubanet.org/sindical/news/y06/03060603.html
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