¿Cuba católica?
Martes, 03 de Abril de 2012 00:37
Escrito por Juan Gonzalez Febles
Cuba actualidad, Lawton, La Habana, (PD) En Cuba conviven muchos mundos.
En ellos, algunos buscan lo milagroso. Se trata de encontrar atajos a la
vida que corre por las venas difícil y estéril. Se superponen los puntos
de vista. Desde que fueron expulsados los sacerdotes y monjas católicos
hace cuatro décadas hasta enero de 1998, en que el Papa Juan Pablo II
visitó la isla, subyacía la persecución de la fe cristiana con la
búsqueda de vías alternativas de contacto con lo milagroso. En la
actualidad y en medio de la tormentosa visita del Papa Benedicto XVI, el
control totalitario sobre la religiosidad parece arreciar y la iglesia
católica se apresta a pescar en las aguas revueltas de una alianza
estratégica que le posibilite tomar ventajas y ganar los adeptos que
nunca tuvo antes.
Últimamente, han proliferado confesiones exóticas. La confección de
cartas astrológicas tiene amplia difusión. El horóscopo occidental, el
chino, las runas, el tarot, el nahualismo y distintas disciplinas del
cuarto camino han encontrado espacio.
Por su parte, los paleros y bacalaos tradicionales vieron crecer lo
suyo. Las logias y escuelas iniciáticas permitidas de forma precaria
después de la caída del campo socialista también crecieron de forma
extraordinaria.
La Sociedad Teosófica, las órdenes Rosacruces de Max Haendel y de AMORC
aumentaron su membrecía en forma preocupante para las autoridades. Los
eficientes mecanismos de compulsión-represión del régimen centraron su
esfuerzo en la penetración. En no pocas ocasiones se entorpeció el
funcionamiento normal de estas instituciones. Para ello la llamada
Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista y
la policía Seguridad del Estado del régimen, asumieron roles protagónicos.
Se dilató y entorpeció la concesión de permisos de construcción y
ampliación de locales para las asociaciones legalizadas. Las que
buscaron espacio legal encontraron un sinnúmero de dificultades. El
Registro de Asociaciones del ministerio de Justicia denegó las
solicitudes en algunos casos y en otros no dio respuesta alguna. No
obstante, de 1989 en adelante se establecieron en la isla la Fe Bahai,
las enseñanzas de Sai Baba y las prácticas Nahualt, estas últimas,
introducidas por Frank Díaz, su esposa y un pequeño grupo de
colaboradores. La literatura nahualt, expuesta por Carlos Castañeda en
sus obras, llegó en forma milagrosa al país. Su divulgación se produjo a
partir de fotocopias.
El Cuarto Camino fue introducido por el teatrista Vicente Revuelta, y la
disciplina encontró continuidad a partir del tesón del profesor Aníbal
Pentón. El Cuarto Camino alcanzó así una precaria, pero sensible
difusión. Ya en la década de 1970 había llegado a Cuba Susila Budhi
Dharma, conocido como Subud que luego del inevitable período de acoso
creció y consiguió extenderse a lo largo del país. Ya en la segunda
mitad de la década de 1990 contaban con núcleos devocionales en lugares
como Bayamo y Camagüey. La sede del Subud cubano estuvo ubicada en el
Reparto Martí, en la capital.
Paralelamente, las confesiones de origen africano abandonaron la
marginalidad. Por intereses políticos del régimen comenzó un proceso de
crecimiento de estas confesiones, facilitado desde la guerra de Angola y
la intervención castrista en el continente africano. Aunque algunas
sectas como la abakuá no son bien vistas por sustentar valores que el
régimen considera potencialmente peligrosos.
A partir de los 90 personalidades del mundo artístico y profesional
hicieron su iniciación en los cultos de origen africano. Se puso de moda
hacerse Santo, o hacer Ifa. Los prejuicios cedieron a la insoportable
presión del hambre, la miseria y la carestía.
Muchos "ateos" situados en posiciones relevantes de la nomenclatura
nunca habían abandonado las prácticas de hechicería y magia de origen
africano, practicando la doble moral. El pueblo, por su parte, captó el
mensaje. La doble moral y otras conductas siguieron la pendiente
verticalista tan del gusto del régimen. Como dice la jerga oficial, todo
"bajó". Los represores del ministerio del Interior se "protegieron" del
rencor de los "de abajo" y de la paranoia de los "de arriba". El consejo
de bacalaos, ganguleros, de las runas, el tarot o la astrología llegó a
sus predios.
Se asustaron. Fueron creadas sociedades oficiales bajo el auspicio
velado de la policía política para estudiar estas manifestaciones. La
Seguridad estableció grupos de trabajo operativo para ello. Unos
funcionan en la clandestinidad de la operación encubierta, otros en el
marco de sociedades aparentemente no gubernamentales, como la llamada
Sociedad Cubana de Hipnosis.
Sobre la participación del gobierno castrista en estas actividades
resulta ilustrativa la opinión del ocultista, astrólogo y estudioso
Rafael Pérez Rivas, ya fallecido y que residía en La Habana: "He visto
que 'ellos' entran en todas estas asociaciones. Las monitorean. Tratan
de tener conocimiento profundo de este tipo de línea mística. Puede ser
en la santería, en el palo, en las órdenes esotéricas como los
Rosacruces, etc. Pero hay una cosa muy curiosa: algunas de estas
personas, después que han trabado conocimiento verdadero han sido
ganados por éste. Y cosa aún más curiosa: han cambiado sus ideales".
Sobre el llamado "ateísmo científico", esta aberración jamás ha
encontrado cabida ni siquiera entre sus promotores. Estos aceptan la
existencia de una mente suprema y universal. A lo que verdaderamente han
renunciado es al amor. A uno de ellos le escuché decir: "No creo en
Dios, pero le tengo muchísimo miedo". Parece que tomó la frase prestada
de algún sitio. Yo no lo olvidé, quizás él tampoco. Pero parecía muy
sincero cuando la pronunciaba.
Otro destacado ocultista cubano residente en La Habana, Silvio Herrera
Núñez, más conocido por su labor hace unos años como periodista
independiente y su participación en la Asamblea para Promover la
Sociedad Civil, dice: "He conocido muy pocos ateos verdaderos. De hecho,
como fenómeno, nunca ha existido ateísmo en Cuba. A pesar de que el
régimen se proclamó ateo desde su simiente, el cubano nunca ha
renunciado del todo a la vida espiritual. Producto del modus operando
del régimen, los militantes del Partido Comunista mantenían a sus santos
escondidos en el escaparate. Eran creyentes a escondidas".
Así fue siempre. Los esclavos fingían aceptar la fe católica de sus amos
y mediante lo que Fernando Ortiz denominó sincretismo, rescataron para
su posteridad de entonces y nuestra contemporaneidad, aquellos cultos
que trajeron del África.
La doble moral no es nueva en Cuba. Empezó bajo la soberanía española y
el patrocinio espiritual de la santa madre iglesia del compañero
cardenal Ortega. En la actualidad, solo continúa. Muchos católicos "a su
manera" van a la misa porque necesitan robarla para impulsar alguna
agenda personal. Otros necesitan agua bendita para la Ganga o bautizar
sus hijos un día específico coincidente, con "el santo que llevan en la
cabeza".
Cuba adentro y abajo, Cachita es "santa" aunque no virgen y Santa
Bárbara, no es exactamente una fémina virtuosa y pacífica. Aceptemos que
Cuba no es revolucionaria, comunista ni revolucionaria. Pero tampoco
fue, es, ni nunca será católica. Saludemos al Papa en el mismo espíritu
con que muchos firmaron la irreversibilidad del socialismo, mientras
hacían gestiones para irse de aquí montados sobre lo que aparezca. Que
Dios nos perdone y que la Santísima Virgen de la Caridad del Cobre nos
ampare. Amén Venceremos.
Para Cuba actualidad: juan.gonlezfebles1@gmail.com
http://primaveradigital.org/primavera/component/content/article/121-sociedad/3774-icuba-catolica-.html
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