Lunes, 26 de Diciembre de 2011 00:31
Escrito por Veizant Boloy González
Boyeros, La Habana (PD) Acabo de leer un relato corto de Jose B. Adolf
titulado "Persistencia". Es increíble cómo a veces la ciencia ficción
puede retratar una historia real. Nada está realmente lejos si lo
deseamos y persistimos en ello.
La idea de viajar es arcaica como la humanidad misma. Para los cubanos,
burlesca y futurista como la posibilidad de visitar la Luna. Lo ideal
sería llamar a la Dirección de Inmigración y Extranjería, en vez de por
su nombre, Agencia de Permiso de Viaje Aeroespacial.
Algunos con orgullo desabrido, esperan se suavicen las regulaciones
migratorias. Ansiedad más fuerte aún, tras ver materializadas algunas de
las promesas, como la compra-venta de autos y casas.
Mientras, las trescientas trece reformas aprobadas en el Sexto Congreso
del Partido Comunista de Cuba, sirven sólo para impulsar un casi
sexagenario barco sin timonel, a la deriva.
Aunque se ha extendido la idea de la prohibición de viajar, dicha
negativa no está regulada expresamente en ningún cuerpo legal. Pero son
impenetrables la cantidad de trámites y restricciones que limitan la
posibilidad de viajar.
La actual tramitación para salir del territorio nacional exige un
pasaporte, unido al llamado permiso de salida otorgado por el Ministerio
del Interior. Así lo establece el artículo 1 de la Ley de Migración.
La solicitud de este permiso ha quitado el sueño a un elevado por ciento
de la población; pues el mencionado Ministerio tiene la facultad de
negar esa autorización, sin dar explicación, sin derecho a reclamar.
La vigente Ley de Migración, desde su entrada en vigor en 1976 hasta la
actualidad, no se atempera a las transformaciones experimentadas en
nuestro país.
Los permisos de salida para asuntos personales deben ir acompañados de
carta del centro de trabajo que asegure no existe deuda con la entidad y
carta de invitación legalizada por el consulado cubano. Unida a la
responsabilidad del que invita a la manutención y el excesivo precio del
permiso de salida, son algunos de los problemas que ha traído consigo el
Decreto No. 26 "Reglamento de la Ley de Migración" del 31 de julio de 1978.
La Ley de Migración es elitista, discriminatoria y clasista. Un
instrumento propio de la existente burguesía cubana.
No es una hazaña, la modificación que se avecina, de esta ley de orates.
Mañana nadie pagará la factura de los perjuicios que originó.
En definitiva, esta sería una forma más del Estado poder recuperar todo
el capital circulante, entre los nuevos pequeños empresarios o
cuentapropistas, por los costos de pasaporte, boleto de avión y tasas
aeroportuarias.
"Viajar es imprescindible y la sed de viaje, un síntoma neto de
inteligencia. "
Enrique Jardiel Poncela (1901-1952). Escritor español.
http://primaveradigital.org/primavera/sociedad/la-consulta/2976-y-volar-volar-tan-lejos-
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