02 de noviembre de 2011 • 15:00
ANDREA RODRIGUEZ
Cuba debe avanzar en la autorización de las cooperativas en el marco de
los esfuerzos por actualizar su modelo económico y flexibilizar el
trabajo independiente del Estado, dijo la economista isleña Camila Piñeiro.
Piñeiro es investigadora del Centro de Estudios de la Economía Cubana,
dependiente de la Universidad de La Habana, una institución que suele
ser consultada por el gobierno en el proceso de toma de decisiones.
"La existencia de una figura legal para las cooperativas... permitiría
que personas afines se juntaran para realizar actividades como las que
hoy realizan los cuentapropistas (trabajadores independientes), pero con
niveles de productividad más altos y sin tener que recurrir a la
concentración de la riqueza ni a relaciones de explotación", explicó la
experta en un artículo publicado el miércoles por la revista de la
iglesia católica Palabra Nueva.
Para la economista, hasta ahora la apertura para la iniciativa privada
se hizo en detrimento del modelo de gestión cooperativa.
"En la medida que la oferta de empleos en instituciones estatales
disminuya como se tiene previsto, la ausencia de la figura legal de
cooperativas de producción para actividades no agropecuarias resultará
en que muchas personas se verán obligadas a aceptar las condiciones que
pongan los cuentapropistas interesados en contratar su fuerza de
trabajo", explicó.
El presidente Raúl Castro puso en vigor en 2010 un conjunto de leyes que
ampliaron el trabajo por fuera del Estado, anunció cierres de plazas
estatales, reforzó la entrega de tierras ociosas a usufructuarios
privados e inició un discreto pero constante plan de racionalización de
los subsidios.
Castro defendió la necesidad de "actualizar" el modelo, un proyecto que
luego avaló en abril un congreso del poderoso Partido Comunista de Cuba.
El mandatario y varios de sus funcionarios insistieron en la necesidad
de permitir las cooperativas --desde la década de los 90 se autorizaron
solo en el sector agrícola-- pero hasta ahora no se dieron los pasos
encaminados a ponerlas en marcha.
Sin embargo, en la actualidad hay 338.000 trabajadores independientes
del Estado, más del doble de lo que el gobierno esperaba para el primer
año de apertura. Los rubros con licencias van desde la gastronomía, el
transporte hasta algunos oficios y servicios personales.
Piñeiro lamentó que "desde el Estado y los medios de comunicación parece
estarse trasmitiendo la idea de que la empresa privada que contrata
fuerza de trabajo, es la única forma de gestión eficiente".
"La forma en que internamente están organizadas las cooperativas las
hace no solo compatibles con un socialismo democrático, sino que
imprescindibles", destacó la mujer al indicar que la "visión estatista
de socialismo" y la existencia de una férrea burocracia están frenando
esta alternativa económica.
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