Contradicciones, ausencias y limitaciones
Dimas Castellanos
La Habana 26-11-2010 - 10:35 am.
La idea de que sólo con el modelo actual se podrá superar la crisis es
anunciar el fracaso por adelantado.
La convocatoria al VI Congreso del Partido Comunista de Cuba demuestra
que el inmovilismo retrocede. Su lugar es ocupado por un nuevo escenario
caracterizado porque el sujeto que encabeza los cambios es el mismo que
tiene el poder hace más de medio siglo. Al ser pasado y presente, el
gobierno cubano, aunque trate de disimularlo, carga con la
responsabilidad de lo bueno y lo malo ocurrido en ese medio siglo, lo
que le impide enfrentar los problemas actuales como pudieron hacerlo
cuando asumieron el poder en 1959. Esa característica es vital para
comprender el por qué del carácter limitado, sinuoso y contradictorio de
las actuales reformas.
Sin alcanzar los propósitos trazados en el congreso anterior y violados
los estatutos que norman su celebración cada cinco años, el próximo
evento tendrá lugar en un contexto en que el modelo vigente —inviable
por su propia naturaleza— se agotó definitivamente, como lo evidencia el
Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social que se
discutirá en el máximo cónclave partidista el venidero mes de abril.
El Proyecto contiene aspectos que, comparados con lo que hasta ahora
existe, podrían resultar positivos. Reconoce la necesidad de la
descentralización de un modelo altamente centralizado; plantea darle
mayor autonomía a las empresas sobre el control de los recursos
materiales y financieros que manejan; basa el control de la gestión
empresarial principalmente en mecanismos económico-financieros; brinda
independencia para la aprobación de sus plantillas de cargos; suspende
la intervención de los Consejos de la Administración provinciales y
municipales en la gestión empresarial; plantea prestar servicios
bancarios, incluyendo el otorgamiento de créditos al sector de la
economía no estatal; y recomienda fórmulas flexibles para la permuta,
compra, venta y arriendo de viviendas, entre otras cosas. Al mismo
tiempo, el documento está cargado de contradicciones, ausencias y
limitaciones que impedirán la obtención de resultados satisfactorios,
como son los siguientes:
1- La alternancia en el poder, además de un síntoma de salud política,
constituye una exigencia del desarrollo, pues los cambios sociales
siempre requieren de actores con nuevos enfoques. Ese hecho resulta
determinante para cualquier análisis del presente y el futuro de Cuba,
pues los cambios que la sociedad demanda implican la negación de lo que
ahora existe, lo que significa negarse a sí mismo. Para eso, se necesita
una dosis demasiado alta de voluntad política. Si a ello se unen los
intereses contraídos, es evidente que la no circulación del poder
político constituye un mecanismo de freno.
2- El reconocimiento de la existencia de "baja eficiencia,
descapitalización de la base productiva y la infraestructura,
envejecimiento y estancamiento en el crecimiento poblacional". Así, la
aceptación de que los experimentos más recientes —la sustitución de
comedores y transportes obreros por otras modalidades y los
arrendamiento de barberías, peluquerías y taxis a empleados— han sido
insuficientes, se contradice al insistir en que la política económica en
la nueva etapa se corresponderá con el principio de que "sólo el
socialismo es capaz de vencer las dificultades y preservar las
conquistas de la Revolución", que "el sistema de planificación
socialista continuará siendo la vía principal para la dirección de la
economía nacional y que 'primará la planificación y no el mercado'". Si
los fracasos y la crisis actual se produjeron con el actual modelo
socialista, plantearse que sólo con él se podrán vencer las
dificultades, es lo mismo que anunciar por adelantado su fracaso. El
descalabro actual obliga a reconocer que el modelo fue mal aplicado o,
en su lugar, que no servía. El primer caso implica la responsabilidad de
los que lo aplicaron; el segundo, la necesidad de su sustitución. En
ambos saltan a la vista los errores del gobierno anterior, que es el
mismo de ahora.
3- La negativa a reconocer el papel que le corresponde a la propiedad
privada constituye uno de los más grandes obstáculos para la eficiencia
económica. Durante muchos años se intentó solucionar ese problema por
todas las vías, menos por la reforma de la propiedad. En ese esfuerzo
llegamos a tener más técnicos, tractores, riego y fertilizantes por
hectárea que el resto de los países, sin hablar de los llamamientos a la
conciencia y las campañas ideológicas. A pesar de ello, la productividad
alcanzada fue inferior. ¿Por qué? Porque el reconocimiento de la función
social de la propiedad es atribuible a todas sus formas, incluyendo la
privada, y ese reconocimiento implica el derecho de los cubanos a ser
propietarios y empresarios. Sin embargo, los Lineamientos plantean que
no se permitirá la concentración de la propiedad en personas jurídicas o
naturales. Esa conducta constituye una camisa de fuerza que mantiene la
economía sometida a la ideología, y por tanto condenada a la ineficiencia.
4- La decisión de "actualizar el modelo" como otras decisiones que
afectan a todos los cubanos, se han tomado por la élite del poder sin
participación ciudadana, pues la inexistencia de libertades y derechos
que lo permitan, impide cualquier resultado positivo. Desde la libertad
de expresión —requisito para el debate— hasta el acceso libre a
internet, pasando por las libertades de reunión, asociación y
movimiento, constituyen una condición insoslayable del desarrollo
moderno, pues sin ellos, en la era de la información, es impensable
cualquier resultado positivo. En nuestro caso, además, significa un
desperdicio injustificable contar con un pueblo de alta instrucción y
negarle esos derechos inalienables. En fin, que el cubano no es tratado
como un fin, sino como un medio para conservar un modelo ineficiente y
agotado, donde el hombre es un ente subordinado al Estado y por tanto
contrario a la dignidad humana. Así, el tema de los derechos humanos,
por el que pasa cualquier tentativa de mejorar la situación en Cuba,
constituye la principal carencia del Proyecto de Lineamientos.
5- La ausencia del carácter integral de los cambios ante una crisis
estructural que afecta todas las esferas sociales y a cada uno de sus
componentes es otra de las limitaciones del Proyecto de Lineamientos.
Los problemas que en un tiempo podían limitarse a la economía abarcan
hoy la esfera espiritual. El tiempo en que se podían introducir cambios
parciales en una u otra esfera se agotó, y el de los cambios integrales
está también a punto de agotarse, lo que demuestra una ignorancia total
del papel del tiempo en los procesos sociales.
6- Los Lineamientos plantean "buscar alternativas de fuentes de
financiamiento para detener el proceso de descapitalización de la
industria y la infraestructura productiva del país". Sin embargo, esa
posibilidad se niega a los cubanos, cuyos familiares en el exterior
constituyen una fuente de recursos nada despreciable. En su lugar se
plantea, de forma excluyente, "continuar propiciando la participación
del capital extranjero". De tal manera se pretende mantener el modelo
socialista con la ayuda de las finanzas capitalistas, es decir,
necesitamos el capitalismo para salvar el "socialismo" sin la
participación del cubano como sujeto.
Esos seis factores, entre otros, convierten el propósito en simples
enunciados. El valor principal de los Lineamientos consiste en el
reconocimiento de la necesidad de cambios y en que sus limitaciones y
contradicciones, al anular los objetivos propuestos, generarán nuevas
contradicciones que obligarán a la profundización de las reformas en un
contexto desfavorable para dar marcha atrás.
http://www.diariodecuba.com/opinion/1890-contradicciones-ausencias-y-limitaciones
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