Publicado el 09-01-2009
La Iglesia en la Cuba de Hoy
Por José Ignacio Rasco
La reciente visita de figuras eminentes de la Iglesia Católica a Cuba,
el Obispo Thomas Wenski y el Cardenal de Boston Sean O´Malley y otros
personajes que he tenido la suerte de conocerlos personalmente, me trae
recuerdos y esperanzas sobre el futuro de Cuba, que no podrá
normalizarse plenamente sin el concurso de la Iglesia Católica y de
sectores religiosos, protestantes y judíos, aunque pocas veces la
opinión pública ha reconocido suficientemente el valor espiritual y las
acciones heroicas de curas, monjas y militantes que tanto se han
sacrificado para luchar contra el comunismo y ofrecer alternativas y
ayudas en la batalla por la libertad.
Nunca se ha destacado para el gran público el papel de la juventud
católica cubana. La inmensa mayoría de los primeros luchadores contra el
castrismo provenía de la Agrupación Católica y de la Juventud Católica
Cubana. Algunos de esos dirigentes murieron ante el paredón gritando
¡Viva Cristo Rey! En Girón, como antes en el Escambray, el rosario era
una de las armas preferidas. El ejemplo de Pérez Serantes y de Boza
Masvidal sirvió de pauta a muchos cubanos para soltar prejuicios
revolucionarios de toques marxistoides. El famoso Congreso Católico en
la Habana despertó la conciencia de muchos inicialmente confundidos por
la engañifa castrista.
La Universidad de Villanueva fue pionera en la labor
"contrarrevolucionaria". El "Viva Cristo Rey" gritado por tantos jóvenes
católicos fue una señal de valor y cristianismo ante la turbas
odiadoras. El exilio se solidarizó con el horror del barco "Covadonga"
que expulsó de Cuba a tantos sacerdotes de prestigio como Mons. Román.
La Asociación Internacional de Sacerdotes Cubanos, siguiendo las huellas
del P. Félix Varela ha dado testimonios continuos ante el mundo de la
trágica realidad cubana. La revista "Cuba Diáspora" dirigida por Lorenzo
De Toro ha sido un testimonio en el exilio de fe y de patria.
Algunas de las múltiples pastorales cubanas de los obispos han ofrecido
un retrato excepcional de la realidad trágica del pueblo con
diagnósticos y terapéuticas verdaderamente excepcionales y que se han
leído en más de medio mundo.
La visita a Cuba de Juan Pablo II ha servido mucho más de lo que algunos
observadores miopes son incapaces de ver, que amplió algunas
limitaciones de la Iglesia en Cuba y animó a muchos para entender
ciertas verdades soterradas por la dictadura aplastante y promovió en
los jóvenes un deseo de lucha, sin tener miedo a represalias al par que
descubrió a muchos la necesidad de vincularse más a la patria del suelo
y del cielo, de odiar al odio y amar al enemigo sin miedo para abrir
caminos cerrados y conocer mejor las raíces de la patria de Varela, de
Luz y de Martí. Acaso nadie mejor que Mons. Román ha sabido hurgar en
nuestras raíces del pretérito y del presente, de las españolas y de las
africanas. La visión cubana se ha hermanado con el universalismo. En la
diáspora Nuestra Señora de la Caridad del Cobre sigue siendo la Patrona
de Cuba en viaje de ida y vuelta.
Muchos no calan el Nuevo Mundo que surge hoy. Mañana se sorprenderán.
Claro está que la Iglesia en Cuba --y en el exilio-- ha cometido
errores, como todas las demás instituciones, en sus líderes religiosos o
laicos. En todo grupo cristiano parece que puede surgir algún pequeño o
grande Judas. Las excepciones confirman la regla. Hoy en mi, con un
tanto limitada ya la memoria, no puedo dejar de recordar a otros hombres
de Iglesia tan preocupados por las cosas de Cuba como el P. José Conrado
Rodríguez, Felipe Estévez, Brian O. Walsh, Enrique San Pedro, Manuel
Foyaca y seglares como María Cristina Herrera, José Ignacio Lasaga,
Manolo Artime, Nazario Vivero.
Diario Las Americas - La Iglesia en la Cuba de Hoy (2 September 2009)
http://www.diariolasamericas.com/news.php?nid=84363
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