Aleaga Pesant
LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - El 18 de marzo de 2003,
aprovechando la invasión norteamericana a Iraq, el gobierno cubano
desató la represión que pasó a la historia como Primavera Negra. El 20
de septiembre de 2009, cuando los medios de comunicación hemisféricos
atendían a concierto Paz sin fronteras, en la Habana, el destituido
presidente Manuel Zelaya regresó a su país.
Zelaya voló en un avión de la fuerza aérea venezolana que despegó de
Nicaragua, e hizo escala en el aeropuerto internacional de San Salvador,
donde lo recibió el alto mando del partido FMLN. Aprovechó la
medianoche para aterrizar en un aeropuerto entre las poblaciones de La
Paz y Comayagua, a 60 km. al norte de la capital, a la que llegó en
horas de la mañana, dirigiéndose directamente a la embajada de Brasil.
Desde allí, llamó a sus partidarios a concentrarse para recuperar el poder.
Al menos seis países latinoamericanos (Venezuela, Cuba, Brasil,
Nicaragua, Argentina y el Salvador) montaron la operación de entrada a
Honduras de Zelaya. Actuaron como enemigos de Roberto Micheletti, que
apuesta por la solución de la crisis hondureña a través del proceso
electoral.
En esa estrategia juega un importante papel el canciller de Brasil,
Celso Amorim, quien al autorizar el refugio de Zelaya en su embajada,
violando las convenciones internacionales, promueve la violencia en
Honduras desde una embajada extranjera.
La intención de los desestabilizadores de izquierda (Chávez, Castro,
Lula, Ortega, Kichner, Funes), es interrumpir el proceso electoral y
evitar la continuidad democrática de Honduras, para favorecer la
instauración de una dictadura de izquierda. La operación se realizó a la
sombra de las expectativas del concierto Paz sin fronteras, organizado
por Juanes y sus amigos con la aprobación de las autoridades cubanas.
¿Conocía Juanes lo que sucedió a la sombra de su espectáculo? ¿Por qué
no realizó su concierto en Tegucigalpa, ciudad estremecida desde hace
cinco meses, por la ingobernabilidad?
El concierto fue un divertido espectáculo plantado en medio de la
aburrida realidad cubana. Cientos de miles de jóvenes llenaron la plaza
para ver a los cantantes de fama internacional. Pero el show también
olía a "concentración política", sin los hermanos Castro.
El periodista independiente Jesús Guerra informó sobre 50 opositores
pacíficos que fueron visitados en los días previos al concierto por la
policía política, para advertirles que no asistieran al evento. A muchos
de ellos, como a las Damas de Blanco, se les impidió salir de sus casas
ese domingo.
¿Para qué sirvió Paz sin fronteras? ¿Para ocultar la maniobra orquestada
por Venezuela contra el gobierno de Micheletti? ¿Aumentar la represión
en Cuba? ¿Poner a bailar en la plaza pública a la juventud criolla? O
tal vez para alimentar el ego de los artistas que querían (de buena
voluntad está empedrado el camino del infierno) ayudar a la sociedad
cubana a abrir las puertas de la democracia.
Cuba: Trampas y vanidades (28 September 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/Sept09/28_C_3.html
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