La peor tormenta de los últimos 50 años en Cuba
Servicios de El Nuevo Herald
PINAR DEL RIO
Algunos vecinos de la pintoresca comunidad de Los Palacios, en la
provincia de Pinar del Río, ya la han rebautizado: ahora la llaman Las
Ruinas.
En un huracán que las autoridades cubanas describen como el peor en 50
años, con vientos sin precedentes, Los Palacios, capital del municipio
del mismo nombre, tiene la dudosa distinción de ser la primera ciudad
por la que pasó el huracán Gustav.
Muchas viviendas quedaron destruidas. Los carros volaban. Las líneas
eléctricas y telefónicas estaban en el suelo en toda la ciudad. Al menos
10 camiones militares y varias topadoras entraron ayer al lugar para
comenzar las labores de reparación y limpieza, mientras la población en
la Isla de la Juventud permanecía en completa oscuridad porque todas las
torres de electricidad, televisión, radio y telefonía móvil fueron
derribadas por los vientos.
"El diablo pasó por aquí'', afirmó Juan Carlos Rodríguez, que trabaja
para la administración municipal de escuelas y pasó la
noche cuidando el edificio.
"Acabó con todo''.
Gustav tocó tierra el sábado por la noche como un huracán de Categoría 4
con ráfagas de hasta 212 millas por hora, según meteorólogos cubanos,
atravesando la isla en sólo cuatro horas y dejando un rastro de
devastación. No se reportaron muertes, lo que da fe del sistema de
preparación contra huracanes de Cuba. Unas 250,000 personas fueron
evacuadas en cuatro provincias.
Según Olga Lidia Tapia, presidenta de la Defensa Civil de Pinar del Río,
86,000 casas quedaron dañadas y 80 torres y 600 postes eléctricos fueron
derribados.
"Mucha gente no puede regresar a sus viviendas porque las perdieron'',
dijo Tapia en el programa de televisión Mesa Redonda.
En la Isla de la Juventud, Ana Isa Delgado llamó por teléfono al
programa y dijo: ''En cuanto a las viviendas, todo ha sido afectado.
Todos los pueblos''.
Vicente de la O, director de la empresa eléctrica, dijo que en total 136
torres eléctricas están en el suelo. En un ciclón anterior se
afectaron 30 torres y la restauración del servicio demoró 15 días, pero
De la O afirmó que esperaba que esta vez demorara entre 10 y 12 días en
la provincia de Pinar del Río.
La situación en la Isla de la Juventud era mucho peor.
"El 100 por ciento de la red eléctrica está dañado'', dijo De la O.
"Totalmente destruida''.
En Los Palacios, Rodríguez calculó que 90 por ciento de las viviendas
fueron afectadas, así como la mitad de la infraestructura eléctrica.
"Es muy triste ver esto'', aseguró una mujer, que rompió en llanto y se
fue sin dar su nombre.
Un anciano recogía con una guataca trozos de tejas. A pocas cuadras, una
mujer sacaba con una escoba el agua del portal de su casa. Los Palacios
no se inundó, pero la lluvia se filtró en muchas casas y entró a
raudales en las que perdieron los techos. Algunas personas formaron
pequeños grupos en la calle para intercambiar experiencias.
''Fue horrible'', dijo Alberto García, un retirado de 68 años.
Las autoridades afirmaron que los daños de la tormenta fueron los peores
desde 1956. Las ráfagas de 212 mph registradas en Paso Real de San Diego
fueron las más fuertes en la historia de Cuba, según el periódico
provincial Guerrillero. Los vientos fueron tan fuertes que rompieron los
instrumentos de la estación meteorológica.
Sólo en un espacio de seis millas, reportó el gobierno, se desplomaron
docenas de torres eléctricas.
"Cosas que parecían seguras se han dañado'', declaró ayer a los medios
de prensa estatales Ana Isa Delgado, presidenta de la Defensa Civil
municipal. "Los carros salieron volando de los parqueos. Otros están
destrozados. El viento arrancó puertas, ventanas y tanques de agua. Las
avenidas están intransitables''.
La carretera que conduce a Pinar del Río mostraba ayer huellas de la
devastación en la provincia. El paso estaba bloqueado par
cialmente por ramas y las torres eléctricas al costado de la vía estaban
retorcidas en el suelo hasta donde abarcaba la vista. La fuerza del
viento destruyó platanales enteros.
Una estación de policía quedó aplastada por los postes del tendido
eléctrico y la estructura móvil estaba de costado en una zanja.
Pero la destrucción en Los Palacios, unas pocas millas más allá, alcanzó
niveles mayores.
Las calles estaban bloquedas por ramas de árboles, postes eléctricos
caídos, trozos de columnas ornamentales, pedazos de madera, puertas,
cabinas telefónicas azules y láminas de metal corrugado que antes fueron
un techo. Un huerto comunitario estaba extrañamente intacto, con las
plantas alineadas en orden perfecto. Perros y gallinas recorrían las calles.
El edificio principal de la escuela perdió todas las ventanas del piso
superior. Muchas casas perdieron los techos y otras se derrumbaron por
completo.
"Esto ha sido lo peor'', dijo Rodríguez. "Nos va a llevar por lo menos
seis mesesregresar a un nivel de infraestructura básico''.
No había electricidad, gas, combustible o agua, aunque según Rodríguez
los vecinos tenían guardada suficiente agua potable para 72 horas.
Algunos se habían sentado en los portales o se recostaban a la puerta de
sus casas con aspecto de no saber qué hacer. Otros acarreaban cubos o
bolsas plásticas con sus pertenencias y muchos comenzaron a limpiar los
escombros sin importarles el aguacero que caía.
"Yo me metí en el clóset con mis dos hijos y recé todo el tiempo'', dijo
Mabel Ayerbe, un ama de casa de 36 años y madre de dos niños de 5 y 6
años. "El más chiquito lloraba y el más grande quería ver el viento. El
primer pase duró unas dos horas. Luego estuvimos en el ojo alrededor de
45 minutos y el tiempo estaba completamente despejado. Después del ojo
perdió un poco de fuerza, pero las primeras ráfagas fueron violentas''.
"Yo no quiero ver esto nunca más'', dijo. "Fue terrible. Ya no le
decimos a este lugar Los Palacios. Ahora es Las Ruinas''.
José, de 56 años, quien no quiso que se publicara su apellido, dijo que
las ráfagas fueron tan fuertes que arrancaron los tanques de agua del techo.
"Esto ha sido un desastre'', afirmó "A mí se me derrumbó el techo''.
Los Palacios está a unas 20 millas de la costa y algunos vecinos tienen
viviendas en la playa. El mar penetró cinco millas y ayer no tenían idea
del estado en que habrían quedado sus casas porque las autoridades
bloquearon el acceso al área, según García.
Ayerbe trató de mantenerse animado.
"Los cubanos somos optimistas'', aseguró. "Ya veremos cómo nos las
arreglamos!''
Gustav recorrió unas 100 millas tras entrar por Cajío y salió de La
Palma a las 9:10 p.m., según la prensa estatal. El ojo cruzó a una
velocidad de 11 mph y tenía un diámetro de 37 millas.
"Aunque todavía se está evaluando los daños causados por esta tormenta,
nos informaron que al abandonar el área dejó a su paso daños
considerables a casas, escuelas, clínicas y otros edificios de uso
comunitario'', reportó Prensa Latina.
La prensa gubernamental dijo que los daños eran tan graves que tal vez
haya que borrar el nombre Gustav de la lista potencial de futuros
huracanes, algo que solamente se hace con los peores desastres naturales.
Este artículo fue reportado por un corresponsal de The Miami Herald en
Cuba cuyo nombre no se revela porque el reportero no tiene la visa de
periodista que exige el gobierno de Cuba. La corresponsal Frances
Robles, de The Miami Herald, contribuyó desde Miami.
http://www.elnuevoherald.com/noticias/america_latina/cuba/story/275183.html
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