Monday, September 22, 2008

Hambre bajo los escombros

El golpe de los huracanes
Hambre bajo los escombros

Quienes se interponen entre la ayuda humanitaria y las víctimas son
sordos o no quieren oír el grito.

Alberto Méndez Castelló, Las Tunas | 22/09/2008

El huracán Ike destruyó Puerto Padre hace 14 días transformando la
ciudad en un montón de escombros que todavía hoy bloquean las calles.
Los estibadores del almacén municipal de harina cazaron dos hermosas
ratas que se paseaban frente a su establecimiento averiado. Todavía no
hay agua potable ni fluido eléctrico, escasean los alimentos y mucha
gente duerme bajo las estrellas. Hay mosquitos y quizás habrá fiebre.

Al paso del huracán, el gobierno fue sometido a duras críticas por los
ciudadanos, que pusieron en tela de juicio su pobre accionar, lo que
ocasionó pérdidas de alimentos y materiales de construcción. Se habló de
destituciones, pero luego fueron desmentidas.

Según un funcionario de la emisora local, los detractores del gobierno
fueron alentados por el enemigo, pero CUBAENCUENTRO.com pudo constatar
que las críticas precisamente más corrosivas provenían de viejos
comunistas. Hay hechos de vandalismo y corrupción, existe inercia,
decenas de metros de cables telefónicos han sido robados y no es raro
que quienes están en posesión de recursos entren en componendas.

El montón de escombros del almacén municipal de café, que el martes 9 de
septiembre fuera visitado por el primer vicepresidente de los Consejos
de Estado y de Ministros, José Ramón Machado Ventura, permanece
bloqueando la calle Vicente García, en la misma situación que cuando el
jerarca dio la espalda.

La semana pasada, el perro del señor Horacio Rodríguez tironeaba de unas
tripas arrojadas sobre los escombros. Al mal olor acudirán las moscas, y
las moscas transportarán bacterias a las viviendas desguasadas. A los
evacuados se les pide que retornen a casa. La casa suele ser unas
paredes cubiertas con unas pocas planchas de "fibrocem".

'¡Hombre, hombre, acércate!'

"Soy una madre soltera, y con mi mamá a mi cuidado. El ciclón le llevó
el techo a nuestra casa, pero ahora quieren que regresemos a ella, a
cubrirlo con cuatro o cinco planchas de fibrocem. En esas condiciones de
aquí no nos movemos; no queremos esto, pero tiene que haber otra
solución", dijo Ana, una dependienta de comercio.

Ella forma parte de una de las tantas familias que, al paso del huracán,
se refugiaron en cinco edificios construidos para los médicos que
cumplen misiones fuera del país. Pero tampoco allí la vida es fácil para
las víctimas.

Uno de estos anocheceres, el corresponsal de CUBAENCUENTRO.com acertaba
a pasar frente a uno de esos edificios cuando escuchó la voz de una
niña: "¡Hombre, hombre!", gritaba la chiquilla. Al volverse vio a una
anciana haciéndole señas desde el portal: eran la hija y la madre de
Ana. Hacía cinco días que vivían de lo que podían conseguir en la calle.

Varios países están haciéndole llegar ayuda a Cuba, pero no es
suficiente. Otros quieren ayudar y no se les permite. Tal parece que
quienes se interponen entre la ayuda humanitaria y las víctimas se
encuentran tan alejados de la realidad que no escuchan las voces de
niñas como ésta cuando dicen: "¡Hombre, hombre, acércate!".

http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/hambre-bajo-los-escombros-115574

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