Seis meses después de que asumiera oficialmente la presidencia de Cuba,
el hermano de Fidel Castro ha decepcionado ya a la mayoría · "Raúl está
haciendo la misma dictadura que Fidel ", aseguran
Silvia Ayuso / La Habana | Actualizado 31.08.2008 - 05:03
"Todo son falsas promesas", suspira Armando, Mandi como le conocen sus
amigos del popular barrio habanero de Jaimanitas, cuando se le pregunta
qué espera de la Cuba de Raúl Castro seis meses después de que asumiera
la presidencia de la isla.
"Nací en 1955. Desde que tengo uso de razón, desde que pasé mi servicio
militar obligatorio, es lo mismo, la misma bobería de que si los
americanos nos van a atacar, hambre, necesidad... promesas, promesas y
uno se cansa de eso, llega la frustración porque uno no le ha podido dar
a los hijos lo que necesitan", se lamenta este tornero retirado que
ahora se gana la vida como puede.
A él le dejan frío la liberación en los últimos meses de la venta de
móviles, ordenadores y DVDs, o la posibilidad que ahora tienen los
cubanos de alquilar un automóvil o alojarse en uno de los numerosos
hoteles de lujo cuya entrada les estuvo vetada durante décadas, las
"prohibiciones absurdas" que eliminó el nuevo Gobierno en sus primeros
meses de andadura.
Con lo que gana con sus chapuzas como albañil, que es menos de la media
de 17 dólares de un asalariado cubano, ni siquiera se puede permitir
soñar con alguno de esos "lujos".
Tampoco a Elena, una secretaria de 50 años, le llega el dinero para
tomarse unas vacaciones o irse de compras.
Otros "cambios" iniciados por Raúl Castro en estos seis meses al frente
de Cuba, como la firma de dos pactos internacionales de derechos humanos
y hasta la conmutación de la pena de muerte de un grupo de condenados,
le impresionan menos que la economía, la "gran preocupación" de todos
los cubanos, dice.
"El pueblo cubano lo que está esperando es el cambio de moneda, de que
la gente se vea respaldada por su dinero ganado. El día que esto suceda,
todas las leyes maravillosas éstas que han aprobado servirán", señala en
referencia a la doble moneda que circula en Cuba, el peso nacional en
que reciben los cubanos su salario y el convertible o cuc, con un valor
24 veces superior.
En sus oídos resuenan aún sin embargo las palabras que ha repetido el
propio Raúl Castro en estos meses de gobierno, que ésta es precisamente
una de las cuestiones que llevarán más tiempo, al igual que el acuciante
problema del salario que no llega. Ella dice no estar muy segura de que
siquiera sea posible.
"Esto es un caso de economía desquebrajada de toda la vida", comenta.
Cambiar la situación "va a costar trabajo. O es incluso un poco tarde".
"Hay tal nivel de corrupción, de gente acomodada a como están las cosas
que ahora vengan a darle vuelta, ¿quién lo puede hacer?", se pregunta.
A su juicio, agrega, "Raúl ha cambiado el equipo de pelota para poner a
su gente, a militares, está tratando de mover el dominó y de rodearse de
gente que le responda a él".
"La gente comenta en la calle que si Raúl hubiera estado siempre en el
poder, las cosas hubieran sido diferentes, porque Fidel siempre anduvo
metido en política internacional y Raúl todo parece indicar que está más
centrado en el desarrollo nacional, que es lo que nos golpea (afecta) a
todos día a día".
David, del barrio habanero del Vedado, es sin embargo mucho más escéptico.
"Raúl no está haciendo ningún cambio, está haciendo la misma dictadura
que Fidel", afirma este hombre de 33 años que se pasa la vida
"resolviendo" o "inventando", como dicen los cubanos a buscarse la vida
con algunos negocios por la izquierda.
"Qué hace Raúl Castro, empieza a darle al pueblo cambios que nunca han
visto. Ahora te dicen: los cubanos ya pueden ir al hotel. Pero ¿cuánto
tienes que pagar en el hotel, 80, 100 dólares? ¿Qué cubano va a ir?", se
pregunta. Ya lanzado, continúa analizando los "cambios" del nuevo
gobierno. "Antes no se vendían DVDs. Si pones en la prensa que ya el
cubano puede comprar DVDs o computadoras, la gente dice '¡coño, Raúl es
bueno!'. ¡Pero es que eso siempre tuvo que existir aquí! Cualquier
francés o español tiene derecho a comprarse un DVD o una computadora",
critica.
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