LA MEDALLA DEL HONOR Y LA DIGNIDAD

LA MEDALLA DEL HONOR Y LA DIGNIDAD
2007-08-09.
Roberto Santana Rodríguez, Periodista Independiente

9 de agosto de 2007. La Habana.– Esta es la medalla que exigen las
autoridades cubanas que ganen todos los deportistas al término de
cualquier competencia internacional donde representen el pabellón nacional.

Este galardón insoslayable consiste en no "quedarse", no desertar,
acorde a la terminología militar empleada en Cuba para todo. Los que no
ganan esta "medalla" se convierten en traidores, apátridas y mercenarios.

Sui generis esta medalla del "honor y la dignidad" que pide el gobierno
a los deportistas. Es un caso único a nivel mundial.

Entiendo por dignidad y honor que cada atleta dé lo mejor de sí en pos
de la victoria para su país en el ámbito deportivo solamente, sin que
tenga nada que ver la posición política ni las creencias del deportista.

Evidentemente estos dos conceptos, honor y dignidad, están tergiversados
y manipulados. La política se mezcla de forma injustificada con el
deporte, dos cosas que nada tienen que ver.

Para las autoridades cubanas, en franca violación a los derechos
humanos, resultan indignos y por ende sin ningún chance de representar
al país en competencia alguna todos los que no compartan sus ideales
socialistas y comunistas.

En el paroxismo de la intolerancia se ufanan que por Cuba no compite
ningún deportista nacionalizado, nacido en otro país.

Señores el que quiera nacionalizarse, es su derecho, y hay que
respetárselo, como lo estipula la Declaración Universal: Artículo 15-
Toda persona tiene derecho a una nacionalidad. A nadie se privará
arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad.

De no existir esta absurda política, ¿Cuantas cosas hubiera hecho el
equipo Cuba en el primer Clásico Mundial de Baseball armado con todas
las figuras que juegan en las Grandes Ligas de Estados Unidos y en otros
países, unidos, como cubanos que son todos, a los que residen en la
Isla?. Estoy casi seguro que no menos que ganarlo.

El gobierno destina grandes cantidades de recursos al deporte en Cuba,
cierto, pero no precisamente lo hace a mi entender porque sea
especialmente preocupado y bondadoso, sino para usar esto como arma
propagandística en sus infinitas campañas.

Se dice que en Cuba "El deporte es un derecho del pueblo". Existe la
famosa pirámide invertida, con la masificación, las Escuelas de
Iniciación Deportiva (EIDE), las Escuelas Superiores de
Perfeccionamiento Atlético (ESPA) y los equipos nacionales en el Cerro
Pelado y en otras instalaciones, además de la realización todos los años
de los juegos escolares nacionales y de las Olimpiadas del deporte
cubano, desde 2002, entre otras "bondades", esto es verdad.

¿Pero, cuáles son las condiciones en que se desenvuelven los atletas
cubanos, donde están el honor y la dignidad tan cacareados?

Falsamente se dice compiten de forma "amateur", cuando en realidad son
profesionales, al servicio del gobierno, su patrocinador. Sabido es que
el concepto de atleta aficionado contempla entrenar y competir después
de cumplido el horario en una entidad laboral.

Estos deportistas reciben la llamada licencia deportiva que les permite
entrenar y competir cobrando un salario en muchos casos sin nunca haber
pisado un centro de trabajo hasta su retiro.

En todo momento sometidos a un intenso adoctrinamiento comunista,
aspecto político ideológico, que resulta más importante aun que el
rendimiento deportivo.

No se les permite jugar donde y con el equipo que deseen, mucho menos
viajar libremente, siempre lo hacen bajo estricta supervisión.

Ya en las competencias a la lógica presión de los rivales, del público
en contra, se unen otros factores, únicos que no les ocurren a sus
similares de otros países, implementados por las autoridades por si
acaso, para ayudarlos a ganar la medalla de la "dignidad",
restricciones, estricta vigilancia, dos ejemplos, que los hay por cientos:

En los finalizados Juegos Panamericanos de Río de Janeiro 2007 los
integrantes de la delegación cubana que aún quedaban fueron enviados al
aeropuerto de forma precipitada en ocho ómnibus con los respectivos
equipajes a bordo de un camión porque al parecer las autoridades temían
una deserción masiva.

Los que vieron el mencionado primer Clásico Mundial de Baseball,
¿recuerdan el banco de Cuba?, ¡Como había gente!, por supuesto de
seguridad para vigilar y evitar deserciones y contactos de todo tipo ya
fuera con periodistas, scouts, peloteros cubanos exilados, etc.

Al regresar a la patria y según el resultado obtenido –color de la
medalla–, reciben migajas, el dinerito en chavitos para traer a Cuba la
pacotilla en el evento internacional, una vez en la Isla y según sean
sus rendimientos acumulados pueden recibir un auto de segunda, un
apartamento, tal vez de microbrigada u otra prebenda por haber sido
fieles a la "revolución.

Al principio de su "revolución", Fidel Castro al abolir el baseball
profesional en Cuba, dijo que había triunfado la pelota libre sobre la
pelota esclava. ¿Quiénes son realmente los esclavos?

En libertad, en una sociedad democrática, los atletas tienen la
posibilidad según su talento, aptitudes y capacidades, nada fácil por
supuesto, de llegar a los más altos resultados, de ser profesionales y
ganar dinero y vivir decentemente.

También pueden, si así lo deciden, representar a sus países en eventos
de gran importancia como Panamericanos, Mundiales y Olimpiadas. Los que
no lo hacen, pues se pierden ese honor, Brasil ganó la Copa América de
Fútbol Venezuela 2007 sin Cacá y sin Ronaldinho.

Esta es siempre una decisión que toman los deportistas, que no
necesariamente se convierten por ser profesionales en mercancías con
corazones de piedra como repiten incesantemente las autoridades cubanas.

¿Quiénes son los esclavos? Algunos se dan cuenta de esta realidad, toman
conciencia y se liberan; otros siguen engañados, manipulados, tal vez
hasta el día en que las cosas van a cambiar para bien.

La verdadera medalla de la dignidad la ganan todos los atletas que
representan a sus respectivos países dando lo mejor de sí con
independencia de sus creencias y su posición política.

Muchos son los ejemplos, Ana Gabriela Guevara, Félix Sánchez, Keneniza
Bekele, Hitcham el Guerrou, Maria de Lourdes Mutola.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=11102