Monday, February 20, 2006

A la Sucesion Despotica, la Transicion Democratica!

A la Sucesión Despótica, ¡la Transición Democrática!
2006-02-20
No. 1, Enero-Febrero 2006.

La satrapía castrista se alista para la sucesión continuista; esto es,
la prolongación indefinida del régimen de servidumbre –económica,
política, psíquica, etc.- impuesto a nuestro pueblo. El valetudinario
dictador Fidel Castro parece haber reconocido en Felipe Pérez Roque,
Ministro de Relaciones Exteriores, al benjamín de su abstrusa y obtusa
causa. De ello nos da cuenta en la presente edición, el destacado
ensayista Carlos Alberto Montaner (pp. 110-8). Sin mucha prosopopeya, el
adalid liberal desvela verdades ingénitas del totalitarismo casero, que
el presunto legatario político camuflase en farragoso discurso
pronunciado el pasado diciembre ante la Asamblea Nacional del Poder Popular.

La sucesión-sin-cambio, inmovilista, no se garantiza exclusivamente con
la prolificuidad verbal de la cúpula que detenta el poder. Se precisa
además la extrema tonicidad de los órganos represivos del régimen, en
miras a contrarrestar cualquier manifestación de resquebrajamiento del
férreo orden absolutista. Por ello, el aparato represivo, ante la
inminencia de los acontecimientos y la incertidumbre del desenlace, ha
arreciado los últimos meses los actos de violencia, tanto física como
vocal, contra los portadores de la alternativa al sucesionismo estático;
los demócratas reformistas. Sería, por acaso, faena casi ciclópea pasar
revista al catálogo de represiones que apesadumbra este cuaderno.

No ha podido empero la maquinaria represiva y su (ab)uso de la
patriotería callejera y canallesca, amilanar las aspiraciones
democráticas de nuestra Nación. A las iniciativas político cívicas
vigentes, se le suman constantes y valientes denuncias. Baste mencionar
que líderes de nombradía –Martha Beatriz Roque Cabello, Oswaldo Payá
Sardiñas, Vladimiro Roca, Manuel Cuesta Morúa, Julia Cecilia Delgado
González, Fernando Sánchez López, entre otros- no titubean en condenar
-ora con el endorso de la Comunidad Internacional ora con el silencio
cómplice de la misma-, las violaciones que el régimen emprende contra
sus derechos humanos, los de correligionarios y el cubano en general.

A más de lo expuesto, el movimiento cívico democrático de intramuros
continúa perfilando las vías del cambio. El Movimiento Cristiano
Liberación anuncia prontamente el Programa de Transición en Cuba,
resultado de la iniciativa Diálogo Nacional (pp. 42-3). La Asamblea Para
Promover la Sociedad Civil llama a los asambleístas a “continuar la
lucha pacífica en todas las provincias del país”, en consonancia con lo
acordado en la Resolución General del pasado 20 de Mayo (pp. 52-3). Para
los socialistas reunidos bajo el Arco Progresista, “no hay marcha atrás
en el camino del diálogo, la reconciliación y la lucha por un estado
democrático” (pp. 30-1). También persiste en su labor política, la
constelación Todos Unidos (pp. 18, 9; 34).

En extramuros se principian igualmente iniciativas y visiones que buscan
socavar el status quo, desequilibrando -psicológica cuando no
físicamente- el injusto balance de fuerzas imperante en Cuba. Voces que
convocan, por ejemplo, a la desobediencia civil, como lo hacen los
integrantes del Frente por la Libertad Total de Cuba (104-5). Otras,
como es el caso del citado Montaner, que vislumbran la luz al final del
luengo túnel en el “pacto serio y maduro entre los reformistas del
régimen […] y los demócratas de la oposición interna y externa”.

Llevan las mencionadas iniciativas, como pudiera ser el caso de muchas
otras nacidas al interior y exterior de la isla, un mensaje intrínseco y
latente, dirigido por más al Pueblo de Cuba, al Mundo, pero en especial,
al régimen agónico: A la Sucesión Despótica, ¡la Transición Democrática!

Nota: El artículo anterior fue publicado en la sección Editorial del No.
1, Enero-Febrero 2006, de Misceláneas de Cuba, Revista de Asignaturas
Cubanas.

http://www.presslingua.com/web/article.asp?artID=4573

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