Los caminos del General
Luis Felipe Rojas
Holguín 06-01-2012 - 4:24 pm.
Una ojeada a los retos políticos del nuevo año.
Raúl Castro en la cumbre del CELAC, diciembre de 2011. (REUTERS)
Los derroteros del gobierno cubano son unas líneas de tránsito que se
bifurcan, si tenemos en cuenta que el año acaba de comenzar. Con más
deseos de llamar a filas a los descarriados que de implementar política
económica alguna, el 28 de enero se estará celebrando la Primera
Conferencia Nacional del PCC.
A finales de marzo, sonaja y rosario en mano, el General-Presidente
recibirá la venia de las autoridades vaticanas, y a mediados de año
estará una vez más en la picota pública, con o sin las promesas
cumplidas. Cuba mirará entonces cómo se desvanecen nuevamente los sueños
y las demandas.
En un giro que se venía venir, la dirigencia castrista la ha emprendido
contra sí misma. Contra las plantillas infladas, la corrupción
administrativa y la ineficiencia económica. Los tres flagelos capitales
de la sociedad cubana han sido expuestos en sendas reuniones públicas:
el congreso de los comunistas y la sesión ordinaria de la Asamblea Nacional.
Habría que ver si los tecnócratas cubanos están dispuestos a cambiar la
mentalidad y desterrar sus furias contra los emprendedores de siempre.
Mientras la dirección histórica se aferra a las viejas artes de ordeno y
mando, miles de cubanos intentan salir adelante vendiendo lo cosechado
por ellos mismos, ofreciéndose como trabajadores de servicio o poniendo
su talento a favor de las nuevas tecnologías.
Sin embargo, entusiasmos aparte, todavía pesa sobre la mayoría de los
cubanos la penalización de la diferencia, un rastrillo contra la libre
asociación y sindicalización, y leyes como la de la Peligrosidad Social,
que tal parece datan del Medioevo.
Aún sin poder defender sus más elementales derechos, la ciudadanía
cubana de inicios de milenio está entrampada en las golosinas del
capitalismo y la civilización que les han puesto delante. Producen
divisas de las que no pueden gozar libremente. Sustituyen importaciones
por servicios médicos de los que escasamente pueden disfrutar y, encima,
cargan con el peso de la culpa de los errores de una dirigencia senil.
Las fuerzas más moderadas entre esa dirigencia (no siempre visibles)
apuestan por un cambio de tácticas y por una estrategia razonable que
apunte al bienestar ciudadano. Un consenso mayoritario de los
trabajadores ha demostrado el cansancio producido por las consignas y la
ineficacia de los compromisos.
Las críticas de Raúl Castro y de los opositores del gobierno van a
chocar contra la tendencia acomodaticia de los burócratas. Intentando
impregnar de un sello de solidarios sempiternos a los cubanos, la máxima
dirigencia los priva de servicios de salud que se ven obligados a servir
a sus pares tercermundistas.
A estas alturas muchos se preguntan por la relación entre la estadística
brindada en Cuba de 4,9 niños fallecidos por cada mil nacidos vivos y el
hecho de no hacer públicas las cifras en el recorte del presupuesto de
la salud pública. ¿Podrá mantenerse esa estadística pese a los recortes?
A la conocida argucia de "botar la casa por la ventana" se imponen las
necesidades, debido a un depauperado sistema de atención primaria.
A la pregunta de si era militante (claro, del PCC), un conocido profesor
de la Universidad de Oriente respondió: "¡No, soy culpable!". El chiste
ha trascendido los predios universitarios e ilustra la desilusón de esa
"minoría" (a decir de Rafael Rojas) que, de fuerza política de
vanguardia, ha transmutado en achaque de la sociedad.
http://www.diariodecuba.com/opinion/8926-los-caminos-del-general
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