Thursday, October 27, 2011

Red Avispa: las misiones que no deben olvidarse

Red Avispa: las misiones que no deben olvidarse
Última actualización Wednesday, 26 October 2011
Por EDGERTON LEVY*

- El espionaje que la Dirección de Inteligencia (DI) cubana ha realizado
dentro de Estados Unidos no persigue detener las actividades de
supuestos terroristas, como falsamente se afirma a través de la intensa
campaña internacional que tiene lugar desde La Habana por la liberación
de los cinco espías.

El verdadero objetivo es dañar -en toda la dimensión que le sea posible-
la seguridad nacional de Estados Unidos y prolongar la permanencia en el
poder de la jerarquía castrista.

Tuve la certeza de este propósito desde los días en que comenzó mi
preparación para venir como agente encubierto a Estados Unidos, a
finales de 1991. Estados Unidos es considerado por el régimen como su
principal enemigo. De los americanos esperan los mayores retos y contra
ellos dirigen sus máximos esfuerzos. De ahí, la particular importancia
que dan al trabajo de penetración e influencia en las esferas de
gobierno, militar, académica, medios de prensa y organizaciones
sociales. Ana Belén Montes, la espía sembrada por Cuba en la Agencia de
Inteligencia del Departamento de Defensa, y el matrimonio de Kendall y
Gwendolyn Myers, quienes por 30 años pasaron secretos del Departamento
de Estado a La Habana, dan fe del empeño del régimen en vulnerar la
seguridad nacional estadounidense.

Desde que a principios de los años 90 inició sus actividades en el sur
de la Florida, la denominada "Red Avispa" dirigió esencialmente sus
esfuerzos en esa dirección. La penetración del Comando Sur, mediante la
"Operación Surco", fue la máxima prioridad planteada por el general de
brigada Eduardo Delgado Rodríguez, jefe de la Dirección de Inteligencia,
aún antes de que el Comando Sur fuera trasladado para Miami, en 1997.

A mediados de 1996, el matrimonio compuesto por los agentes Joseph
Santos y Amarylis Silveiro -quienes asumieron su culpabilidad y
colaboraron con las autoridades estadounidenses- comenzó la realización
de un levantamiento operativo del área donde se alzarían las
edificaciones del Comando Sur. Las órdenes y la supervisión
correspondían al oficial ilegal Hugo Soto. Ambos agentes habían sido
originalmente preparados para trabajar contra la Estación Aeronaval de
Roosevelt Roads, en Puerto Rico, antes de recibir instrucciones de
reubicarse en la ciudad de Miami, debido al cierre de aquella instalación.

Vigilando el Comando Sur

Un segundo matrimonio compuesto por los agentes George y Marisol Gari se
incorporó al estudio de la situación operativa del área donde se
ubicaría el Comando Sur. Con posterioridad se sumó el agente Juan Emilio
Aboy, quien había intentado previamente sin éxito, ingresar a la Marina
de Guerra de los Estados Unidos. Aboy fue sorpresivamente deportado a
Cuba en el 2005.

El oficial ilegal, Ramón Labañino, especializado en la penetración de
objetivos militares, fue asignado para dirigir este empeño desde finales
de 1996. Labañino ya había operado contra el Comando Sur en Panamá
durante la segunda mitad de los 80.

A mediados de 1993, en su paso hacia Tampa, Florida, Labañino cumplió
una misión contra la base de la fuerza aérea de Barksdale, Louisiana,
sede de la 2da Ala de Bombarderos del tipo B-52 y donde entonces
radicaba el Centro de Mando de Retaguardia del ya inexistente Comando
Aéreo Estratégico. Fue a la base de Barksdale adonde fue llevado el
presidente George W. Bush al producirse los ataques terroristas del 9/11
y desde allí emitió sus primeros mensajes a la nación ante la tragedia
que conmovía a la nación americana.

Entre 1993 y finales de 1996 Labañino se mantuvo operando contra la base
de la fuerza aérea de Mac Dill, en Tampa, Florida, donde se controla y
dirige todo el tráfico aéreo militar de Estados Unidos hacia y desde el
Caribe, Centro y Suramérica. Además, en Mac Dill entonces radicaban el
Comando de Operaciones Especiales y el Comando Central, mando que tuvo
la dirección de las operaciones Escudo y Tormenta del Desierto en el
Golfo Pérsico a principios de la década del 90.

La directiva de trabajo que la Dirección de Inteligencia le asignó a
Labañino decía textualmente: "El objetivo principal es lograr la
penetración del Estado Mayor del Comando Sur, el cual comienza a
funcionar en la nueva construcción radicada en Miami a partir de
septiembre de 1997".

A pesar de todos los esfuerzos que fueron realizados no pudieron lograr
sus propósitos y fueron apresados el 12 de septiembre de 1998.

Otro de los principales objetivos a penetrar por esta red de espionaje
fue la Estación Aeronaval de Key West. La Dirección de Inteligencia
decidió asignar la tarea al agente Antonio Guerrero, quien por ser
ciudadano americano no confrontaría mayores inconvenientes para
lograrlo. Guerrero cumplió antes una breve estancia en Panamá, donde
integró la red de ilegales entre 1991 y 1992, acumulando experiencias en
el trabajo contra el Comando Sur. Se radicó en Key West a principios de
1993 con la orden de penetrar la Estación Aeronaval. Operó bajo la
conducción del oficial ilegal alias Alberto Manuel Ruiz y el código de
"Operación Aeropuerto".

La directiva de trabajo establecía: "El objetivo fundamental de la
operación es radicar a Antonio Guerrero en Key West a fin de llevar a
cabo la penetración y obtención de información de la estación aeronaval
que hay en esa ciudad. Por otra parte, la obtención de relaciones que
nos puedan suministrar información militar, política, biográfica y
operativa, así como estudiar las organizaciones contrarrevolucionarias
que pudieran existir en la zona y cumplimentar tareas de estudio de la
situación operativa de la cayería, fundamentalmente de Key West".

Documentación incautada

Guerrero mantuvo una permanente y constante observación sobre el curso
habitual de la vida y las actividades militares que se desarrollaron en
la Estación Aeronaval de Key West, y trasladó regularmente información
de carácter militar a La Habana, hasta que fue apresado en septiembre de
1998.

El oficial ilegal Fernando González es otro de los espías apresados que
realizó actividades contra instalaciones militares dentro de Estados
Unidos. Durante el cumplimiento de una misión anterior, valorada por sus
superiores en la Dirección de Inteligencia como exitosa, González pasó
cuatro años residiendo bajo una falsa identidad en la ciudad de
Fayetteville, Carolina del Norte, cerca de la que se encuentran las
bases de la fuerza aérea de Pope y Fort Bragg, sedes de la 82 División
Aerotransportada y del Comando de Operaciones Especiales del Ejército de
Estados Unidos.

En una entrevista con la cadena CNN en Oporto, Portugal, el 19 de
octubre de 1998, semanas después de que la Red Avispa fuera
desmantelada, Fidel Castro trató de desvirtuar los verdaderos objetivos
de la actividad de inteligencia de este grupo. Castro admitió entonces
que había enviado espías a Estados Unidos para infiltrarse en grupos
exiliados y -según expresó- "conocer las actividades terroristas que
desde allí se organizan y se financian contra Cuba. No nos interesan en
absoluto informaciones militares de Estados Unidos".

Pero resulta difícil imaginar cómo es que sus agentes pueden luchar
contra supuestos terroristas cumpliendo tareas vinculadas a
instalaciones militares americanas, contra las cuales dirigen sus
operaciones.

Arribé a Miami con mi esposa e hijo a fines de junio de 1993 y tras los
seis meses iniciales de asentamiento, tuve contactos directos con los
oficiales ilegales Soto, Labañino, González y el jefe de la red, Gerardo
Hernández, quien llegó en 1994.

Sin embargo, toda la información que he citado en este artículo proviene
de la documentación que la Dirección de Inteligencia intercambió con sus
oficiales ilegales en suelo americano y fue desclasificada como parte de
la evidencia presentada en el juicio contra los cinco agentes cubanos.
La red de espionaje castrista -valga recordarlo- sumaba más de 20
integrantes. Sólo se recoge aquí parte de sus misiones, pues el espectro
de las tareas que cumplían era mucho más amplio.

Si como Castro y los personeros de su régimen afirman, los espías
vinieron a Estados Unidos para prevenir acciones terroristas contra la
isla, ¿por qué no solicitó entonces inmunidad para que sus oficiales
operaran bajo las regulaciones establecidas por las leyes de este país?

No haberlo hecho ratifica lo que la evidencia presentada en el juicio
puso de manifiesto: la Red Avispa tenía otras misiones ajenas a la
vigilancia de organizaciones de exiliados en Miami.

* Edgerton Ivor Levy fue una pieza clave para el desmantelamiento de la
Red Avispa, la mayor organización de espionaje cubano en la historia de
EEUU. Siendo profesor de la Universidad de La Habana fue captado y
entrenado desde 1991 por la Dirección de Inteligencia cubana para
cumplir acciones de espionaje en el sur de la Florida, pero su misión en
territorio estadounidense fue informar al FBI. Tiene en preparación un
libro testimonial sobre esos dramáticos acontecimientos de su vida.

http://cafefuerte.com/2011/10/26/testimonio-red-avispa-las-misiones-que-no-deben-olvidarse/

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