Jueves, 29 de Septiembre de 2011 11:33
Osmar Laffita
Capdevila, La Habana, 29 de septiembre de 2011, (PD) Transcurridos 21
años del documento dado conocer por la prensa oaltficialista el 29 de
agosto de 1990 que anunciaba la puesta en práctica el Periodo especial,
no se ajusta a los hechos la afirmación gubernamental de que el origen
de esta crisis y sus efectos desbastadores en la economía cubana hay que
atribuírselos a la desaparición del campo socialista y la desintegración
de la Unión Soviética.
Tres años antes de lo que el científico social Francis Fukuyama llamara
"el fin de la historia", la economía cubana ya estaba sumida en un grave
estancamiento, cuyos efectos se sentían cada vez más en la vida
cotidiana de los cubanos.
En ese trienio tocó fondo el crecimiento económico extensivo, asociado a
un aumento desproporcionado del empleo de materias primas y energía
eléctrica, originado por el financiamiento proveniente de la Unión
Soviética.
Como consecuencia de esos desajustes salieron la superficie las graves
distorsiones en que estaba atrapada la economía cubana y que se
reflejaban en las serias deficiencias en la aplicación de las palancas
económicas que sustentaban el cálculo económico y la planificación
intensiva.
En esos tres años, el modelo centralizado de dirección económica agotó
sus posibilidades, sin rendir los dividendos esperados. Se produjo un
deterioro en los ritmos de los gastos sociales, reflejado en la
ralentización de la construcción de viviendas, círculos infantiles,
policlínicos, escuelas, etc.
La ejecución del plan se deformó, creció la importación de alimentos,
los pagos de salarios por rendimientos se distorsionaron y la libertad
empresarial fue cada día menor.
Tales realidades obligaron al gobierno a reconocer la existencia de las
deformaciones en las que estaba atrapado el entramado empresarial cubano.
Para dar un vuelco a esta situación, se comenzaron a aplicar nuevos
métodos y estilos en la gestión económica, la llamada rectificación de
errores y tendencias negativas.
Se denunció los efectos dañinos de las prácticas burocráticas en la
planificación económica, lo negativo de la mentalidad importadora y se
encaminaron los esfuerzos a perfeccionar las inversiones e incrementar
las obras sociales.
Como parte de esta nueva política, se eliminaron los mercados
agropecuarios, los cuales fueron tildados de "generadores de
enriquecimiento ilícito y corrupción".
Cobro auge un nuevo estilo voluntarista de gestión gubernamental,
apoyado en los factores morales y la conciencia. Fue el momento en que
surgieron los contingentes obreros, dirigidos a la incentivación del
trabajo sobre la base de la conciencia y la estimulación moral. Basado
en estas nuevas directrices, se reactivó el trabajo voluntario, así como
las microbrigadas para la construcción de casas y se implementó el "Plan
Alimentario.
A pesar de todas estas medidas, la eficiencia en el susodicho trienio
dejó mucho que desear. A partir de 1985, el Producto Interno Bruto (PIB)
fue inferior, los ingresos de la población descendieron y el plus
producto cayó, así como la productividad. Los rendimientos de los fondos
básicos, el consumo material, los costos totales por peso sufrieron
grandes deterioros.
Como era de esperar, la caída del socialismo real y la desintegración de
la URSS hicieron saltar en mil pedazos las cadenas a las que estaba
atada la economía cubana, pero contrario a lo que se ha dicho, eso
permitió conocer sus deficiencias.
A mediados de 1990, el gobierno comenzó administrar la crisis que
bautizó como Periodo Especial, luego que se produjo la brusca caída del
PIB al 35%, su nivel más bajo desde 1959. Esto provocó la aplicación de
drástica medidas, entre las que sobresalen un régimen generalizado de
racionamiento, la congelación de los precios, así como el subsidio a un
alto número de empresas declaradas en quiebra.
En 1994 se comenzó a salir del hueco, con un repunte en el proceso de
recuperación económica que duró hasta 2002, pero este no estuvo sujeto a
ningún programa, por tanto fue coyuntural.
En el quinquenio 1994-99, producto de la amplia apertura a la inversión
extranjera, se registró un crecimiento de un 4 % anual que en 2002 cayó
al 3,6%.
En el mencionado quinquenio, se produjo la despenalización del dólar y
se introdujo la doble moneda, con la puesta en circulación del peso
convertible (cuc) y el establecimiento en 1995 en todo el país de las
Casas de Cambios (CADECA).
En las tierras propiedad de las granjas estatales se crearon las
Unidades Básica de Producción Cooperativas (UBPC). Se reabrieron los
mercados agropecuarios estatales y como algo novedoso los mercados de
ofertas y demandas y puntos de ventas, así como los de productos
industriales. Se autorizó el ejercicio del trabajo por cuenta propia en
más de 80 actividades.
La banca fue sometida a una profunda reforma. Se introdujo el sistema
tributario, se redujo a los límites permisibles el control vertical de
las empresas, que ganaron mayor autonomía, tanto en su gestión interna
como externa, debido a que se puso fin al monopolio estatal del comercio
exterior.
Se aplicó una política de subida de precios de los cigarros, las bebidas
alcohólicas y los productos en las tiendas de recuperación de divisa (TRD).
A mediados de los años 90 se empezó aplicar el Sistema de
Perfeccionamiento Empresarial, que había dado positivos resultados en
las empresas militares. A finales de 2008, de las 2 732 empresas
registradas en el país, 797 lo aplicaban.
El cuatrienio 2003- 2007 ha quedado en la historia económica de Cuba
como la etapa en que el exgobernante Dr. Fidel Castro, amparado en la
"Batalla de ideas", inició el desmonte de las medidas aperturistas
dirigidas al mercado, puso término a la autonomía empresarial y volvió a
la centralización extrema en la tomas de todas las decisiones.
Apelando a una suma de pretextos, se revirtió en gran medida el trabajo
por cuenta propia. De 156 000 licencias expedidas en 1999, a finales de
2007 solo quedaban 138 000 cuentapropistas.
Por las ventajas concedidas por el gobierno del presidente venezolano
Hugo Chávez hubo un significativo incremento en la exportación de
servicios especializados, principalmente médicos, hacia Venezuela.
Gran parte de las divisas resultantes de la exportación de servicios se
destinaron a la importación de alimentos, muchos de los cuales se pueden
producir en Cuba.
Más de 21 años después de su inicio, la pandemia del periodo especial se
ha extendido a todos los sectores de la economía. La baja eficiencia se
ha generalizado en la producción y los servicios.
El gobierno y el Partido nunca emitieron un documento que fijara los
plazos de los cambios iniciados en 1994. De los elementos de mercado
introducidos en el quinquenio 1994-1999, ninguno tuvo naturaleza
integral y mucho menos institucional. Ninguna de las medidas
introducidas tuvo un carácter irreversible. He ahí el por qué de la
actual crisis estructural en que está atrapada la economía cubana.
http://primaveradigital.org/primavera/economia/51-economia/2372-21-anos-de-periodo-especial
No comments:
Post a Comment