21 de febrero de 2011 • 16:25
La oposición cubana recordará esta semana a Orlando Zapata, cuya muerte
hace un año tras una huelga de hambre en la cárcel sacó inesperadamente
del calabozo a decenas de disidentes.
Pero aunque las liberaciones fueron aplaudidas como una mejora en el
clima de los derechos humanos en Cuba, quienes salieron de prisión dicen
que todavía hay poco que celebrar.
"Lo primero que me dijo el oficial de la Seguridad (del Estado) que me
excarceló fue: si violas la ley ya tu sabes lo que te pasa", dijo Héctor
Maseda, un ingeniero de 68 años que salió este mes en libertad condicional.
"Vemos a las autoridades más prácticas, más realistas. Pero esto no
significa, ni mucho menos, que vayan a aplicar cambios profundos (...)
Aquí no se respetan los derechos humanos", añadió.
Zapata, un albañil convertido a disidente mientras cumplía condena por
delitos comunes, murió el 23 de febrero del 2010 después de casi tres
meses en huelga de hambre para reclamar mejores condiciones de detención.
Al día siguiente otro disidente, Guillermo Fariñas, empezó un ayuno de
más de cuatro meses para demandar la liberación de decenas de presos
políticos enfermos.
En un aparente intento por disipar la creciente presión internacional,
el presidente cubano Raúl Castro prometió en julio del 2010 a la Iglesia
Católica que liberaría a 52 presos políticos encarcelados en el 2003 y
reclamados por Amnistía Internacional.
Desde entonces han sido liberados 46, la mayoría a los pies de la
escalerilla de un avión que los llevó al exilio en España. Seis que se
niegan a marcharse continúan en prisión, aunque la Iglesia asegura que
saldrán pronto.
Oscar Espinosa Chepe, un economista disidente en libertad condicional
desde fines del 2004, percibe que ha disminuido la intensidad del
hostigamiento.
"Aunque pudiera todo esto empeorar nuevamente, porque todos los
mecanismos represivos están montados", dijo.
Las liberaciones tras la muerte de Zapata fueron aplaudidas incluso por
Estados Unidos, que ve a los presos políticos como un obstáculo para
normalizar sus relaciones con Cuba.
También llevaron a la Unión Europea a plantearse un mayor acercamiento a
Cuba, algo que podría cristalizar el día del aniversario de la muerte de
Zapata cuando el canciller cubano Bruno Rodríguez tiene previsto
reunirse en Bruselas con la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton.
Pero los opositores dicen que Cuba sigue considerándolos mercenarios a
sueldo de su enemigo Estados Unidos, una visión que justifica el acoso y
largas condenas por delitos contra la seguridad del Estado.
Amnistía Internacional dice que no habrán mejoras reales mientras
continúe vigente la legislación que llevó a Maseda y decenas más a la
cárcel.
"No ha habido cambios institucionales, no ha habido ningún cambio en las
leyes. Ha habido desde hace algunos años menores arrestos con sentencia,
pero nuestra información es que ha habido muchos arrestos de corta
duración", dijo Javier Zúñiga, un asesor de Amnistía Internacional en
Londres.
Algunos opositores perciben incluso un mayor deterioro del clima de los
derechos humanos en Cuba.
"La situación ha empeorado en sentido en general en todos los campos",
dijo Elizardo Sánchez, de la Comisión Cubana de Derechos Humanos.
Reina Luisa Tamayo, la madre de Zapata, fue detenida por unas horas el
viernes en la remota localidad de Banes, en el este de Cuba, tras una
discusión con la policía.
(Reporte de Esteban Israel, editado por Javier Leira)
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