negocios
Viernes 24 de Septiembre de 2010 11:43 Agencias
Rolando tiene grandes planes para el pequeño gimnasio informal que
administra en un garaje en La Habana: primero quiere obtener una
licencia, después comprar nuevos aparatos y, por qué no, construir un sauna.
Pero para convertirse en uno de los 250.000 futuros trabajadores por
cuenta propia que el gobierno dijo que autorizará, necesitará un capital
inicial, y en una nación socialista sin servicios financieros eso
significa recurrir a sus parientes en Estados Unidos, reporta Reuters.
"Mi primo vino hace poco de Miami y tiró fotos del gimnasio. Me dijo que
contara con él para lo que hiciera falta. Voy a llamarlo para decirle
que, si todo sale bien, llegó la hora de ampliar el negocio", dice Rolando.
Expertos creen que la decisión de Raúl Castro de ampliar el trabajo por
cuenta propia en la Isla acelerará el ritmo de remesas que llegan del
extranjero, un flujo de capital de por lo menos 1.200 millones de
dólares en 2009, más de la mitad proveniente de Estados Unidos.
Rolando dice que 1.000 dólares bastarían para lavarle la cara al
gimnasio montado en la penumbra del garaje de su edificio, donde por
entre 5 y 15 dólares al mes hace sudar a los vecinos en ingeniosas
máquinas caseras, como una cinta fabricada con tubos de metal.
Las medidas del gobierno podrían llevar "a un 10 por ciento de las
personas que reciben remesas a invertir en pequeñas empresas", dijo
Manuel Orozco, un experto en remesas del Inter-American Dialogue, en
Washington.
Orozco calcula que entre 75.000 y 100.000 cubanos que reciben dinero de
Estados Unidos podrían invertir un promedio de 2.500 dólares en pequeños
negocios, desde cafés hasta talleres mecánicos y gimnasios como el de
Rolando.
"La clave de estas reformas está en los incentivos, procedimientos y
restricciones que se establezcan para desarrollar una pequeña empresa",
indicó.
Un documento del gobernante Partido Comunista filtrado a la prensa
sugiere que los trabajadores por cuenta podrán acceder a créditos y
alquilar locales. En algunas actividades se permitirá la subcontratación
de mano de obra.
A cambio deberán pagar impuestos equivalentes al 35 por ciento de sus
ingresos brutos, que algunos expertos consideran elevados para el
precario sector privado.
Una 'reserva estratégica'
Las inyecciones de capital de los emigrantes fueron cruciales para la
modernización de economías socialistas como Vietnam en la década de los
ochenta.
"Aquí eso se sabe que también pasará. ¿De cuánto dinero estamos
hablando? Eso no lo sabe ni un mago", dijo a Reuters un economista
cubano, que pidió no ser identificado.
Según un empresario extranjero con años de experiencia en la Isla, las
autoridades ven a los emigrantes como una "reserva estratégica" de
capital. Y quizás llegó el momento de echar mano de ella.
Orozco, del Inter-American Dialogue, calcula que 750.000 hogares cubanos
reciben dinero del exterior. Y el plan de Raúl Castro de despedir a
500.000 empleados públicos podría acentuar su dependencia de las
remesas, que en promedio alcanzan unos 200 dólares mensuales.
Las autoridades cubanas no permiten que los exiliados inviertan en la
Isla y nada hace pensar que eso cambiará con la autorización de los
pequeños negocios.
Pero las remesas son un canal autorizado y el dinero enviado por los
cubanoestadounidenses es una importante fuente de ingresos de divisas
para la Isla.
Paolo Spadoni, un experto en asuntos económicos cubanos en la Augusta
State University en Georgia, advierte que el flujo de capital de Estados
Unidos hacia Cuba dependerá del margen de utilidades del nuevo sistema.
"No es que un potencial aumento de las remesas de Estados Unidos vaya a
determinar el éxito del nuevo modelo cubano, sino al revés", dijo.
Rolando, como otros cubanos que vieron al gobierno dar marcha atrás
después de la tímida apertura económica los noventa, es prudente.
"Ya yo tengo hasta el cartel para mi gimnasio listo, pero antes de
colgarlo voy a esperar a ver si todo esto va en serio", dice.
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