Monday, July 26, 2010

Un espíritu anda suelto en Cuba

Publicado el lunes, 07.26.10
Un espíritu anda suelto en Cuba
By GINA MONTANER

Las últimas imágenes de Fidel Castro en los lugares más insospechados
podrían llamarnos a engaño. Lo creíamos mucho más debilitado, pero
debido a las atenciones médicas que recibe, el anciano dictador ha
cobrado un segundo aire que le permite visitar acuarios y predecir el
fin del mundo como una pitonisa amateur. Una pantomima, tal vez de cara
a las celebraciones del 26 de julio y un pendiente Congreso del Partido
Comunista de Cuba.

Es lógico, pues, llegar a la conclusión de que nunca ha estado el
comandante más vivo y coleando. Sin embargo, lo cierto es que está hecho
una momia y lo que vemos no es más que materia con fecha de caducidad.
Uno de sus hijos, Alex Castro, es el encargado de divulgar los
hologramas oficiales.

Bien, Fidel posa para las cámaras y suelta discursos incoherentes que se
le enredan en una mente obsesionada con el deseo de un holocausto
nuclear; pero esta extraña facultad de parecer de este mundo cuando en
realidad ya perteneces al baúl de los malos recuerdos, no confiere peso
específico al impostor que aparece y desaparece haciéndose pasar por la
sombra de lo que fue. Lo más grave es que al hermano mayor de Raúl le ha
salido un rival invencible que ya no puede ser aniquilado físicamente y
su reino es incorpóreo. Se trata nada menos que del fantasma de Orlando
Zapata Tamayo.

Hay en estos momentos un baile de presos políticos que son excarcelados
por la puerta trasera y con premura son desterrados. Digamos que estamos
presenciando el continuo movimiento de una puerta giratoria por la que
salen unos y al poco rato entran otros, que son los que retan al régimen
con pancartas y manifestaciones pacíficas enarbolando gladiolos. Es la
contradicción perenne del totalitarismo que finge tener rostro humano:
mientras Ricardo Alarcón declara en Ginebra que todos los presos serán
liberados, en la isla golpean a Ariel Sigler Amaya a pesar de estar
confinado a una silla de ruedas. O acosan a Reina Tamayo, la madre de
Orlando Zapata, cuando cada semana protesta a favor de la libertad.

Fidel, a quien nunca le importaron sus compatriotas, sino ser una
vedette planetaria, anda contando ojivas en vez de ovejas y salivando
ante otra posible Crisis de los Misiles con final apocalíptico. Su
hermano, mientras tanto, hace números desesperadamente. Raúl, que
siempre ha sido más pragmático, comprende que la única manera de salvar
la maltrecha economía del país es regalando presos y mutando
temporalmente en carnero vegetariano, con la esperanza de que en Estados
Unidos se permitan los viajes a Cuba de turistas adocenados en un
all-inclusive y sin vistas a las mazmorras. Pero la puerta gira y gira
con sus palos y sus zanahorias. Y en cada remolino se alza la esencia de
Orlando Zapata Tamayo, como una conjura que nadie puede detener porque
lo que se desliza en las alturas y entre nubes nunca toca el fango más
abajo.

stá claro que el maestro Gabriel García Márquez, buen amigo de los
Castro, ya no está en condiciones para explicarles una o dos cosas sobre
el realismo mágico. Por ejemplo, que hay muertos que vuelven y visitan a
quienes creyeron haberlos enterrado, para recordarles eternamente el
atroz crimen que cometieron. Cuando la doliente Reina Tamayo alza su
potente voz o Ariel Sigler no calla a pesar de su invalidez como
consecuencia del maltrato que sufrió en presidio, es que la sombra de
Orlando Zapata recorre las calles y se escurre entre las rendijas del
miedo. Su espíritu acompañó a Guillermo Fariñas en su prolongada huelga
de hambre. Y hoy continúa custodiando a Laura Pollán y las otras Damas
de Blanco cuando se ven cercadas por la policía política.

Hay muertos que asaltan a los vivos hasta vencerlos del todo. Es el
triunfo de lo real maravilloso frente al más repugnante y sucio de los
realismos. El que anda suelto y más libre que nunca es Orlando Zapata
Tamayo. El otro sólo es un viejo loco que se escapó del manicomio.

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http://www.elnuevoherald.com/2010/07/26/772192/gina-montaner-un-espiritu-anda.html

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