¿Cuánto pesa una libra en Cuba?
Una balanza habanera.
Una balanza habanera.
HUGO L. Sánchez
La broma que se gastan los niños sobre qué pesa más, si una libra de
plomo o una de algodón, en Cuba tiene visos mucho más complicados. Aquí,
en estos tiempos, una libra pesa menos que una libra. La cuestión se
centra en las pesas y quienes las manipulan. La conjunción de ambos
resulta fatal para el consumidor que compra en pesos, la moneda
nacional, y no en CUC, la divisa local convertible (equivalente a 55
céntimos de euro), con sus propias leyes diseñadas para sus ingeniosas
trampas.
El robo viene siendo una cuestión de principios, si se acepta que hay
que engañar al cliente quitándole unas onzas (si lo que se piensa
adquirir es poco), o estafarlo mucho más, en una medida directamente
proporcional con el volumen de la compra. A más peso, más timo.
El vendedor, que mejora así sus ingresos, por lo general nada
despreciables, se vale de que en la Cuba en pesos las balanzas son
antediluvianas. Con solo recorrer un poco la ciudad uno puede percatarse
de cuán variados eran estos instrumentos hace medio siglo, la misma edad
que tiene la revolución cubana.
Para contrarrestar esta situación, las autoridades han lanzado una
campaña publicitaria a fin de informar a la ciudadanía de la existencia
de puntos en cada establecimiento donde puede comprobar el peso. Los
anuncios alertan además de lo que deben hacer si detectan que están
siendo robados y cuáles son los derechos de los consumidores.
La gente recurre poco a este método porque, o bien carece de tiempo, o
prefiere pasarlo todo por alto antes que exponerse a una discusión cada
vez que compra algo.
En las tiendas donde se compra con divisas, dotadas de flamantes
balanzas digitales, el asalto de los vendedores a los compradores es más
científico, de guante blanco. Suele hacerse en las propias cajas
registradoras y se tima con la vuelta, siempre a favor del cajero, que
se desenvuelve con la soltura del mago. Los empleados también se las
ingenian para cambiar las etiquetas de los precios, aumentándolos, en
combinación con otros cómplices en el mismo establecimiento. A veces es
toda una cooperativa de ladrones.
Otra variante es que los empleados llevan sus propias mercancías y las
ponen clandestinamente a la venta. El rumor popular habla de fábricas
caseras que reenvasan ron, cerveza, leche condensada.
El sistema métrico decimal fue instaurado en Cuba con la Constitución de
1911, como testimonio de lo adelantada que estaba la burguesía criolla
de entonces, pero por más esfuerzos que se han hecho, las libras
anglosajonas han ganado la pelea a los kilogramos franceses. Es raro
escuchar a alguien dar su propio peso en kilos, y si lo hace tiene que
dar la conversión para que su interlocutor le entienda. En cuanto a la
longitud, ocurre todo lo contrario. Si el peso se da en libras, la
distancia se indica siempre en kilómetros, excepto una: la menor
distancia entre Cuba y EEUU, 90 millas. Puede que la permanencia de este
fenómeno se deba al más famoso y permanente latiguillo de la propaganda
oficial: una revolución socialista a solo 90 millas del más poderoso y
feroz imperio que ha conocido la humanidad.
No comments:
Post a Comment