2008-09-30.
Oscar Mario González, Periodista Independiente
(www.miscelaneasdecuba.net).- La guardia de los Comités de Defensa de la
Revolución, CDR, ha sido la actividad que mejor identifica a los
miembros de esta organización. El primer y más elementar deber de un
cederista fue, durante décadas, realizar la guardia de vigilancia en su
cuadra residencial.
Pero desde hace algunos años, aún bajo la batuta del Comandante, este
elemental deber, base y sustento de la Organización, ha venido decayendo
a la vista de todos sin provocar mayor algarabía y sin suscitar
respuestas visibles tendientes a impedirlo. Algo así como la muerte de
un enfermo grave cuyo esperado desenlace no causa sorpresa y en el fondo
casi todos desean.
El cese de las guardias cederistas es, sin lugar a dudas, una de las
novedades que más alegría ha causado en la población. Un regocijo que no
se expresa públicamente pero que se disfruta y comenta entre amigos de
confianza y entre familiares. Considero bien difícil su reaparición por
el desánimo generalizado de los cubanos hacia las mismas. Los naturales
del Archipiélago las consideran, además de fastidiosas e inoportunas,
totalmente inútiles.
El asunto, pese a todo, provoca inquietud en la prensa oficialista según
se desprende de un reportaje aparecido en el órgano oficial del Partido
Comunista, el rotativo Granma, que como es de todos conocido no se
dedica al quehacer noticioso sino a difundir la propaganda dictada por
los ideólogos del régimen.
El implicado directo en el asunto, de acuerdo al reportaje, Juan José
Rabilero, coordinador nacional de los CDR, disimula su inquietud
diciendo que "las razones de cierta apatía en alguna gente es porque en
estos tiempos los barrios no viven en una situación de intranquilidad y
amenaza como en los días iniciales de la Revolución".
Mi impresión periodística avalada por el diario contacto con el quehacer
nacional en mi relación con el hombre y la mujer de a pie, habla de lo
desacertado del juicio emitido por el coordinador nacional: el cubano no
quiere saber de guardia alguna.
Y no porque se sienta tranquilo pues nunca antes en la historia de este
país la seguridad ciudadana se vio tan amenazada ni el isleño vivió con
tanta zozobra. Resultado de la intranquilidad es que nadie quiera salir
de noche y que tal decisión sea privativa de algunos jóvenes los cuales
no lo hacen sino en grupo y bajo el imperativo de la necesidad de
distracción propia de la edad.
Definitivamente a los comités les pasó su "cuarto de hora". La propia
seguridad del estado que siempre representó su marchantería natural
parece desestimar sus servicios y preferir la colaboración de chivatos
más "profesionales". De otro ángulo los trabajadores sociales, miembros
de Ministerio del Interior y de la Asociación Nacional de Combatientes
parecen ser las fuentes de información más confiables a la hora de
necesitarse un informe más coherente y creíble
Los CDR, y este es tal vez su único merito histórico, por el íntimo
contacto con la población han asumido, durante los últimos años, el
liderazgo del "invento criollo" a nivel de cuadra lo cual les ha
obligado y, no pocas veces identificado, con la trasgresión de las
rígidas y asfixiantes normas de la legalidad socialista.
A la guardia del comité, sólo nos resta acompañarla en su velorio. Se
fue volando, pero a diferencia de Matías Pérez en un vuelo lento e
imperceptible ante la mirada indiferente de todos. No creo que la
entierren nunca de modo oficial.
En el interior del país se finge hacerla pero en Ciudad Habana y otras
importantes ciudades está como la mecha de un candil sin luz brillante
(keroseno). Tal vez las autoridades formen su revolico aparentando
revivirlas. De nada servirá. Son un cadáver en vida al que sólo le falta
el certificado de defunción.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=17381
No comments:
Post a Comment