Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Desde hace semanas se viven
en Cuba momentos de alta tensión, que hacen recordar la situación
precedente a la Primavera Negra de 2003, cuando fueron arrestados
injustamente 75 disidentes cubanos.
En aquella ocasión también las fuerzas represivas crearon con
anterioridad un ambiente de crispación, preparatorio de condiciones
ideales para los arrestos, y aprovecharon la coyuntura del inicio de
la Guerra de Iraq, con el cálculo de que la opinión pública mundial
estaría inmersa en ese tema. Para ello, fabricaron las reuniones en la
residencia del Sr. James Cason, entonces jefe de la Oficina de Intereses
de Estados Unidos en La Habana, con la activa participación de varios
agentes de la Seguridad del Estado infiltrados, luego destapados por el
gobierno.
Las personas condenadas, en su inmensa mayoría, no habían participado en
esas reuniones, lo que hace evidente que el objetivo eran
fundamentalmente activistas del Proyecto Varela y miembros de la
Sociedad de Periodistas Manuel Márquez Sterling, que meses antes habían
publicado y divulgado la revista DE CUBA.
Asimismo, la maniobra represiva procuraba crear un ambiente de terror
entre la población y amedrentar a los sectores reformistas dentro del
partido y gobierno que existían ya entonces, utilizando para ello una
inexplicable ingenuidad diplomática y sus agentes encubiertos. Ahora, de
cierta forma, se repite la maniobra, dirigida especialmente contra las
Damas de Blanco, y para sembrar el terror en el pueblo cubano, en
momentos en que el nivel de disgusto entre la población crece ante la no
llegada de las reformas anunciadas y el empeoramiento de las condiciones
de vida debido a las alzas de los precios de los productos de primera
necesidad.
Para ello, utilizan provocaciones contra las Damas de Blanco, un
movimiento formado por las esposas, madres, hijas, hermanas y tías de
los 75 prisioneros de conciencia de marzo de 2003, conocidas como
buscadoras de la libertad de sus familiares, únicamente por medios
pacíficos; mujeres a quienes las autoridades han lanzado turbas
agresivas, a las que han respondido con cánticos religiosos y flores,
como firmes defensoras de la paz y la reconciliación entre los cubanos.
Una concepción en modo alguno afín a la violencia y el terrorismo, y
por consecuencia difícil de atacar por el régimen, por lo que recurre a
manipulaciones, trampas y calumnias.
Siempre ha sido el propósito del totalitarismo cubano vincular a sus
críticos con el extranjero, por moderados que sean, en especial Estados
Unidos. Cualquiera que proteste contra la terrible situación nacional es
acusado de ser mercenario y agente del imperialismo yankee. La
disidencia y la desesperación popular en incremento en modo alguno son
importadas, sino el resultado de una interminable y devastadora crisis.
La represión no es una solución. La única alternativa viable para poner
fin a esta dramática situación y crear un ambiente de paz y convivencia
nacional, es la introducción de cambios radicales en un sistema que ha
llevado el país al desastre.
En esta repentina crispación pudiera estar presente también la mano de
los sectores más conservadores del régimen, con el objetivo de paralizar
las reformas prometidas por el nuevo presidente, General Raúl Castro, a
través de la conformación de un clima político tenso, en el cual sea
imposible hacer avanzar los cambios.
Asimismo, resulta evidente la preocupación de los "duros" sobre un
entorno internacional que podría tornarse poco propicio para mantener el
poder absoluto por tanto tiempo disfrutado. En particular temen una
significativa modificación de la política hacia Cuba por parte de
Estados Unidos, como consecuencia de la posible victoria de los
demócratas en las elecciones de noviembre. El ataque realizado al
candidato Barack Obama, por su constructiva alocución realizada en
Florida el pasado 23 de mayo, no deja margen de duda sobre los peligros
para sus egoístas intereses, que perciben los talibanes del patio en la
eventual pérdida de la coartada de la amenaza externa, utilizada por
tanto tiempo para cultivar el seudo nacionalismo y justificar la represión.
La humana afirmación del Sr. Obama de que en caso de resultar
presidente terminaría las limitaciones a los cubano-americanos de
visitar Cuba y el envío de dinero a sus familiares fue calificada como
"una fórmula de hambre para la nación, las remesas, como limosnas y las
visitas a Cuba, como propaganda para el consumismo". De tal modo, el
encuentro entre los cubanos se valora como un crimen y la ayuda
humanitaria como un delito. Es que el régimen percibe la unidad nacional
como peligrosa, máxime cuando pueda llegar con ideas consideradas
"nocivas", y una ayuda que pudiera quebrar en alguna medida el estricto
control económico y el consumo de artículos, sólo reservado al disfrute
de la dirigencia, que sí "tiene suficiente conciencia" para
sacrificarse ante los deleites del consumismo.
Paralelamente, disgusta la posibilidad de mejoría en las relaciones con
la Unión Europea mediante un clima de entendimiento con ese importante
bloque. De forma increíblemente absurda han sido calificados de "lobos
hambrientos" sus países semanas atrás. En el programa Mesa Redonda de
la televisión cubana, símbolo del más radical conservadurismo,
periódicamente se ha atacado con rebuscadas falsificaciones de
subordinaciones a Estados Unidos. La ola de ataques carece de sentido,
cuando precisamente la UE se aproxima a la posible redefinición de las
relaciones con el gobierno cubano, lo cual indica los deseos del sector
intransigente de lesionar el eventual mejoramiento. Todo sazonado con
hechos dirigidos a atizar la crispación, como fuera la negativa a que
Yoani Sánchez viajara a España para recibir el Premio Ortega y Gasset, o
la expulsión de Néstor Pérez de la universidad de Pinar del Río sólo por
comentar un filme español en Convivencia, el sitio web dirigido por
Dagoberto Valdés.
Como se puede apreciar, se trata de una ofensiva contra la sensatez y la
posibilidad de que Cuba pueda progresar dentro de un marco de
reconciliación nacional. Un movimiento peligroso, cuando la población
comienza a dar claros signos de ansias de cambios y total desesperanza.
No comments:
Post a Comment