Tibios cambios y expectativa en la Cuba de Raúl
Por César González Calero
Para LA NACION
Lunes 2 de junio de 2008 | Publicado en la Edición impresa
A lo largo de las rutas cubanas, una consigna se repite en las vallas
del paisaje: "Revolución es cambiar todo lo que debe ser cambiado.
Revolución es sentido del momento histórico". Perteneciente al
inagotable repertorio de Fidel Castro, la idea fue retomada por su
hermano Raúl en un discurso clave, el 26 de julio pasado. Entonces, el
nuevo hombre fuerte de Cuba ya sabía que no le quedaba más remedio que
adaptarse al momento histórico surgido tras la enfermedad del
comandante. Había llegado la hora del cambio.
Con su visión utilitarista de la política, Raúl Castro cumple 100 días
de gobierno (asumió el 24 de febrero) en un clima de expectativa de
cambio. Las reformas introducidas por Raúl en estos meses han suscitado
reacciones dispares. Según a quien se consulte, la nueva etapa genera
ilusión o escepticismo.
Hay diplomáticos y observadores internacionales radicados en La Habana
que consideran "positivo" el proceso de cambio iniciado, "por lento que
parezca".
Otros, más descreídos, sostienen que los avances "son tan exiguos que
hablar de apertura resulta exagerado".
Entre amplias capas de la población cubana, la palabra que más suena es
"expectativa".
"A la gente se la ve esperanzada por primera vez en mucho tiempo",
explica un profesional de una empresa estatal cubana.
Pero para algunos, las reformas son sencillamente imperceptibles. "Para
mí, no ha cambiado absolutamente nada: el futuro pinta gris con
pespuntes negros", dijo esta semana a LA NACION un joven habanero.
Efecto psicológico
Hasta la fecha, las medidas aprobadas han tenido fundamentalmente un
efecto psicológico.
Dado que en Cuba rige una dualidad monetaria, pocos ciudadanos pueden
permitirse pagar en la moneda fuerte del país (el CUC, 24 veces el valor
del peso cubano) una noche en hotel internacional, un celular, una
computadora o un reproductor de DVD, por citar algunos de los servicios
y productos que han dejado de estar prohibidos. El salario medio apenas
sobrepasa los 400 pesos cubanos (unos 17 dólares).
Aunque según el Centro de Estudios de la Economía Cubana más del 60 por
ciento de la población tiene acceso a divisas (unos 1000 millones de
dólares anuales vía remesas de familiares en el extranjero, o a través
de estímulos monetarios otorgados por el Estado a los trabajadores), la
mayoría percibe pequeñas cantidades.
"Hay una clase incipiente, minoritaria, que se ha favorecido con la
doble moneda: son los nuevos ricos", explica un economista cubano. Entre
ellos, algunos cuentapropistas (dueños de restaurantes privados,
anticuarios, etc.), artistas y profesionales contratados por empresas
extranjeras.
Un dato resume el impacto minoritario y desigual de las medidas: en el
primer mes se contrataron (o regularizaron, ya que muchas ya existían
ilegalmente) 13.000 líneas de teléfonos celulares, la mitad de ellas en
La Habana, según Etecsa, la compañía telefónica estatal. En la isla
viven algo más de 11 millones de personas, y sólo un 10 por ciento
dispone de teléfono fijo.
En todo caso, Raúl Castro, que mañana cumplirá 77 años, ha sido
consciente de la gran popularidad que le acarrearía la eliminación de
esas prohibiciones que él mismo calificó de absurdas y superadas por el
tiempo. Pero la gran apuesta del general pasa por darle un vuelco a la
estrategia económica del país. Es decir, pasar de la inveterada
dependencia comercial (URSS, Venezuela) al impulso de la producción
nacional.
Cuba importa el 84 por ciento de los alimentos que consume, y más de la
mitad de las tierras cultivables están ociosas. De ahí que la reforma
agrícola emprendida sea vital para el futuro de la isla.
La descentralización en la toma de decisiones y la distribución de
tierras a los campesinos privados más eficientes redundarán, según los
cálculos del gobierno, en una mayor producción. Pero hasta que eso no
ocurra, la dualidad monetaria, la espada de Damocles de la economía
cubana, continuará, según reconoció públicamente el Partido Comunista de
Cuba (PCC) hace unos días.
Acostumbrados a la "rumorología" ante la ausencia de información
oficial, los cubanos barruntan nuevas reformas de corto y medio plazo.
A fines de 2007 ya se especulaba en algunos círculos habaneros sobre las
prohibiciones que ahora se han ido eliminando. Desde hace algunas
semanas, se habla en la isla de una flexibilización de la política
migratoria y de alguna novedad respecto del concepto de propiedad, que
podría afectar la compraventa de autos y viviendas, y el desarrollo de
la iniciativa privada, como la creación de microempresas o nuevas
licencias a trabajadores por cuenta propia.
Las restricciones
Donde no hay avances significativos es en el ámbito de las libertades
individuales.
A Raúl Castro, que en su día transformó las Fuerzas Armadas
Revolucionarias en una suerte de holding financiero que aplica técnicas
de gestión capitalistas, le gusta repetir, cada vez que tiene ocasión,
que "de las discrepancias saldrán las mejores decisiones".
Pero la tolerancia a la crítica, a las opiniones discrepantes continúa
bajo mínimos en la isla.
Todos los medios de comunicación siguen la pauta marcada por el
gobernante PCC; la prensa extranjera está sometida a un control férreo;
la libertad de movimiento está restringida y el derecho de asociación al
margen del partido único, cercenado.
En su último informe, Amnistía Internacional le pone un desaprobado al
mandato interino de Raúl: "Las libertades de expresión, asociación y
circulación continuaron sometidas en Cuba a grandes restricciones en 2007".
Derechos humanos
Para intentar equilibrar la balanza, el general ha firmado en los
últimos meses dos protocolos sobre derechos humanos y ha conmutado la
pena de muerte a una treintena de presos.
Pero no le tiembla el pulso si tiene que reprimir al único grupo
opositor que se atreve a manifestarse en la calle: las Damas de Blanco
(familiares de presos políticos), que hace unos días alertaron sobre un
posible endurecimiento de la represión política, después de que el
régimen denunciara la financiación de la disidencia por parte del exilio
duro de Miami y la Casa Blanca.
En un claro guiño a la Argentina, Raúl permitió recientemente que la
madre de la neurocirujana Hilda Molina viajara a Buenos Aires para
conocer a sus nietos.
Pero unos días antes, le negaba el mismo derecho a la blogger Yoani
Sánchez, a la que esperaban en Madrid para entregarle un premio de
periodismo digital.
Los cambios
Electrodomésticos
* Cuba liberó la comercialización de computadoras, hornos de
microondas y reproductores de DVD.
Hoteles de lujo
* Los cubanos tienen ahora libre acceso a los hoteles
internacionales, donde antes tenían prohibido alojarse. Además, pueden
contratar los servicios turísticos.
Celulares
* Desde el 14 de abril, Etecsa vende líneas y teléfonos a los que
puedan pagar por el servicio, antes limitado a unos pocos funcionarios y
extranjeros.
http://www.lanacion.com.ar/edicionimpresa/exterior/nota.asp?nota_id=1017662
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