Thursday, February 21, 2008

Chistes de orientales

19 de febrero de 2008

Chistes de orientales

Luis Cino

LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - Una de las pocas cosas que están
cambiando en Cuba bajo la "era raulista" es el sentido del humor.

No me refiero a los chistes que sobre viajes y hoteles hizo Ricardo
Alarcón en la Universidad de Ciencias Informáticas. Tampoco a las
promesas de abastecer de agua a la sahariana Santiago de Cuba del
vapuleado por los electores secretario provincial del Partido Comunista
santiaguero, Misael Enamorado. Hablo de otro tipo de humor.

En los últimos tiempos, la mitad de los chistes en los programas cómicos
de la televisión giran en torno a los precios en los mercados
agropecuarios y las tiendas en divisas. La otra mitad son chistes sobre
orientales.

Es para preocuparse. Con esta tercera inocencia que da para no creer en
nada y simular que lo creemos casi todo, estamos a punto de aceptar que
los miles de orientales que pululan en La Habana son los culpables de
todo lo malo que sucede en "la capital de todos los cubanos".

De creer a los chistosos, "los palestinos" son responsables de todo. De
las guaguas llenas, los robos, los hechos violentos, las barbacoas, los
derrumbes en la Habana Vieja, la escasez de viviendas. Son culpables
hasta de la destrucción del parque del barrio donde aprendimos a montar
bicicleta y besamos a nuestra primera novia.

Las frustraciones acumuladas de los habaneros se convirtieron en una
perversa xenofobia que alcanzó su clímax durante los juegos finales de
la pasada serie beisbolera entre los equipos Santiago e Industriales.

Santiago fue campeón. Para bochorno nacional, se escuchó en el estadio
Latinoamericano a miles de gargantas habaneras gritar ¡Váyanse,
palestinos! y otros insultos.

Centenares de pobladores de las provincias orientales que van a La
Habana en busca de mejores condiciones de vida, enfrentan el riesgo de
ser deportados a sus paupérrimos lugares de origen.
Desde 1997, el Decreto Ley 127 faculta a la policía a deportar de La
Habana a todo aquel que no tenga en regla un documento provisional que
lo autorice a estar en la capital por sólo unas semanas.

Las autoridades alegan que tratan de evitar que la superpoblación de la
capital (alrededor de dos millones de habitantes) haga colapsar la
maltrecha infraestructura citadina. "La Habana no aguanta más", advirtió
hace casi 30 años el "filósofo" Juan Formell.

La Habana, llena de bárbaros y barbaridades, regida por orientales,
erige un muro de decretos y tonfas para contener la invasión de los
bárbaros de Oriente.

La mayoría de los que emigran a la capital provienen de Guantánamo,
Santiago, Granma y Holguín. Son las provincias más pobres del país y sus
habitantes son mayoritariamente negros y mestizos. Los habaneros los
llaman peyorativamente "palestinos" y "sin tierras" y se burlan de su
acento cantarín al hablar.

Ingresar en la policía o en contingente de constructores fue la
oportunidad de miles de orientales de establecerse en la capital. Tras
ellos, acudieron familiares y amigos en busca de una vida mejor. El
flujo aumentó con el agravamiento de la situación económica en los años
90. Ahora, la marea parece incontenible.

Decenas de barrios marginales poblados principalmente por orientales se
levantan en los municipios capitalinos de Arroyo Naranjo, San Miguel del
Padrón, Cotorro y Guanabacoa. Cambute, Guncuní, Los Mangos, Las 10
Caballerías, son sólo algunos de ellos.

Estimados conservadores calculan en más de 120 000 el número de sus
pobladores. Viven en rústicas casuchas, en pésimas condiciones
higiénicas y bajo la amenaza permanente del desalojo y la deportación.

Las villas miserias habaneras pobladas por inmigrantes orientales son
otros de los rostros feos del socialismo cubano. No son motivos para
chistes. Tampoco la amenaza de desalojo que pende sobre cientos de
familias en el barrio de El Pití, en Holguín. Muchos de ellos no
tendrán otra opción que desafiar el Decreto Ley 127 y venir para La Habana.
Un entrañable amigo santiaguero recientemente fallecido, el promotor
cultural Reinaldo Jaén, reclamaba la autoría, en un programa de Radio
Taíno que escribía en los años 90 para la bella Susana Pérez, de la
frase "la capital de todos los cubanos".

Desmesurados como son los artistas, no sé si realmente la frase era de
Rey. De lo que sí estoy seguro es que le dolía tanto como a mí ver a La
Habana convertida en una despiadada y excluyente Jerusalén en pesos
convertibles y vestida de verde olivo. Una hambreada Franja de Gaza
donde policías palestinos cazan entre las ruinas a otros palestinos.

Tal vez perdí el sentido del humor y exagero, pero no me gustan los
chistes de orientales. Me preocupa qué pueda venir tras las bromas.
¿Progroms, ghettos y estrellas de cinco puntas?

Los ocurrentes humoristas de la TV que inventan chistes sobre los que
vienen de Buey Arriba, Alto Songo o Cacocún, ¿ya tienen, por casualidad,
algún chistecito sobre los orientales de Birán?

http://www.cubanet.org/CNews/y08/feb08/19a5.html

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