2007-02-24.
Erik Jennische*
Erik Jennische (a la derecha) en el hogar de Héctor Palacios. Foto:
Madeleine Sjöstedt.
23 de febrero 2007. Recién hablé con Héctor Palacios, por primera vez en
cuatro años, y siento que su mensaje es realmente importante. El 6 de
diciembre del año pasado recibí el sms más reconfortante de mi vida.
Decía: "¡Héctor está libre! ¿Hablaste con Gisela? Hanna H."
Llamé inmediatamente a Gisela por todos los números que tengo en mi
mobil, pero no pude comunicarme. El problema de comunicacion no es nada
nuevo; de hecho no he logrado llamar en varios años. Normalmente nos
comunicamos por sms. Pero de vez en cuando intento llamar igual.
Ese día sentía naturalmente una necesidad más fuerte que nunca. Héctor
había sido condenado a 25 años de prision durante la Primavera Negra del
2003, y el último año había padecido de más enfermedades que las que yo
pudiera nombrar. Todos sus amigos en Suecia estabamos muy preocupados y
frustrados al no poder hacer mucho.
Ahora, despues del sms, parecía que no era necesario preocuparse tanto,
por lo menos podría quedarse en casa con su familia, comer, dormir,
hablar y amar dignamente. Llamé de nuevo y seguí llamando los próximos
días. No me pude comunicar, pero las noticias que me llegaron
confirmaron que realmente había sido liberado de la prision, aunque
fuera por Licencia Extrapenal.
El sms había llegado de Hanna Hellquist, amiga íntima de muchos
demócratas cubanos, quien a su vez había recibido la información de
Fredrik Florén, ex secretario de la embajada de Suecia en Cuba. Hanna
había estado en Cuba justo los días de los arrestos el 17 al 20 de marzo
del 2003. (Una experiencia documentada en el escrito Kubavår -Primavera
de Cuba-, editado por Silc en el 2003). Incluso estaba invitad a la casa
de Héctor y Gisela para cenar el mismo día que Hector fuera arrestado.
Justo antes que salieran del hotel junto con Fredrik Malm, entonces
presidente del la Juventud Liberal de Suecia, y ahora miembro del
parlamento, y Emil Kirjas, entonces presidente de la Federación
Internacional de Jóvenes Liberales, IFLRY, en dirección la casa de
Héctor y Gisela, le llamó un amigo de Héctor para avisarle de que no
podían ir. La calle entera estaba cerrada y la policía estaba haciendo
un registro en su casa. La casa de Hector y Gisela era el centro de la
red de Bibliotecas Independientes del país, y albergaba la Biblioteca
Independiente Dulce Maria Loynas. Esta casa había sido un verdadero
"think tank" del movimiento democrático cubano desde años.
El registro continuó hasta temprano por la mañana; centenares de libros
y documentos fueron confiscados y terminó con el arresto de Hector.
Desde entonces ha sido imposible comunicarse con él. He mandado saludos
por sms através de Gisela, pero nada más. Gisela contestaba con listas
de enfermedades cada vez más deprimente. Nunca encontraba nada de luz o
esperanza, mas que el repetido mensaje de que su espíritu estaba
intacto. Muchas veces me preguntaba a mi mismo si Héctor y los otros
amigos presos, conocían del trabajo que cubanos y europeos hacían en
Suecia y Europa por ellos, si sabía de las manifestaciones en el
Parlamento Europeo, los seminarios en Praga, las conferencias en Cadiz y
muchas otras actividades.
Maria Weimer, otra amiga en común, hizo un gran esfuerzo para realmente
mostrar que no habíamos olvidado a Héctor: viajó hasta su prisión en
Pinar del Río junto con Gisela. No tenía la esperanza de que podría
visitarlo directamente, pero Gisela había contado que en las afueras de
la cárcel había una esquina desde donde se podía ver la ventana de la
celda de Héctor y que seguramente estaría ahí mirando hacia la libertad;
no podía hacer otra cosa. Y de hecho estaba all; lograron comunicarse
por señales por un rato. Cuando Maria regresó a Suecia, recibimos el
mensaje de Héctor -aunque no fuera de palabras- con mucha alegría.
Aparentemtente había sido un incidente tambien importante para Héctor.
Recién me lo contaba como uno de los momentos realmente más lindos de su
tiempo en prision. El resto del tiempo había estado completamente
aislado de sus amigos en Suecia. Por lo menos era lo que pensaba yo.
Hasta recién.
La otra cosa que me contaba Héctor, y que es realmente una noticia bella
e importante, era que le llegaron Misceláneas de Cuba. No sé cuantos,
tampoco lo sabía Hector: "Pero se leía, se leía". Los presos políticos
igual que los comunes. "Un ejemplar me llegó tan gastado que casi no se
podía leer. Me decían que había sido leido por trescientos personas."
¿Pero cómo lograron entrarlo?, le pregunté. "Ay, tú sabes. Los
familiares buscan maneras. Lo esconden en el azucar, o en la comida. Si
no por los guardias. No son todos tan malos."
Obviamente no es posible medir el valor de esperanza o el tamaño de la
alegría que causa Misceláneas de Cuba dentro de las prisiones. Pero lo
seguro es que el aislamiento no es tan impenetrable como uno muchas
veces se imagina, ni el monopolio de información, ni los muros de las
prisiones.
* Erik Jennische es uno de los pioneros suecos en el movimiento de
solidaridad del país escandinavo con Cuba. Hasta el primero de diciembre
fungió como Secretario General del Centro Internacional Liberal Sueco,
entidad de la cooperación internacional ideológicamente afin al Partido
Liberal Sueco, donde sentó las bases del Programa Cuba. Al presente,
tras el triunfo electoral de la Alianza Por Suecia, es la mano derecha
de Madeleine Sjöstedt en la Consejería de Asuntos de Cultura y Deporte
de la Comuna del Gran Estocolmo
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