Cuando al régimen le conviene
Oscar Sánchez Madan
MATANZAS, Cuba - Febrero (www.cubanet.org) - El régimen cubano, como
todos los sistemas totalitarios, se fundamenta en la mentira.
No obstante, para justificar sus embustes, como ese de pretender
"edificar la sociedad más justa y humana del mundo", imponiendo una
férrea dictadura, utiliza una vieja táctica estalinista, consistente en
llamar públicamente a sus dirigentes y funcionarios, incluidos algunos
de los más reconocidos periodistas, a erigirse ante los ojos de la
población y del mundo como defensores de la "verdad.
Como resulta más fácil atrapar a un mentiroso que a un cojo, ya a los
cubanos y a nuestros aliados en el mundo democrático no se nos tima
fácilmente.
Hemos aprendido a conocer y a enfrentar con la palabra y la pluma, el
poder distorsionador de la propaganda oficial. Uno de los métodos
empleados para alcanzar sus fines consiste en la omisión de los hechos.
Por ejemplo, cuando en Irak los terroristas asesinan a decenas de
civiles inocentes, la prensa, por lo general, no menciona a los autores
de estos crímenes, y responsabiliza por estas acciones a las tropas de
Estados Unidos.
Es decir, mientras los gobernantes llaman a sus partidarios a decir y
defender a ultranza la verdad, por otra parte mienten, tergiversándola y
ocultándole a la opinión pública acontecimientos importantes que deben
divulgarse.
Con ese fin mantienen desde hace casi medio siglo el monopolio de la
información y prohíben el libre acceso de los ciudadanos a Internet.
Un hecho que confirma las ideas expuestas es el siguiente: Durante la
mañana del pasado 5 de enero, en la ciudad de Matanzas, un ciudadano de
60 años, el cual no pudo ser identificado, fue salvajemente golpeado,
derribado al suelo y pateado por un policía uniformado.
Al policía lo acompañaban dos agentes del Ministerio del Interior,
vestidos de civil, los cuales no sólo no detuvieron al agresor, sino que
impidieron, mediante amenazas, que una decena de indignados ciudadanos
intercediera en favor de la víctima. Así lo denunciaron a este
periodista varias fuentes dignas de crédito.
Según dichas fuentes, la acción se produjo en la calle América, a unos
escasos metros del Banco Popular de Ahorro. A menos de un kilómetro de
allí se encuentran la emisora de radio y la televisora local, y a sólo
400 metros la sede del gobierno provincial.
Los testigos gritaban, a todo pulmón, al policía y a sus dos escoltas:
¡Abusadores! ¡Déjenlo, déjenlo ya! ¿No ven que es una persona mayor?
¡Asesinos!, al tiempo que numerosas personas se sumaban a la protesta
ciudadana.
El policía, identificado como José A. Rodríguez, alias "Pepe
chanchullo", no permitió que una muchacha y varias trabajadoras del
banco le entregaran al anciano un dispositivo con una solución
antiasmática para aliviar su severa crisis, estimulada por los golpes y
empujones del militar.
El incidente se debió a viejas rencillas personales entre el agresor y
el agredido, y a la actitud provocadora y arrogante del policía, quien
se lo llevó luego detenido a la unidad municipal en un carro patrullero,
y lo recluyó en un calabozo en el que lo mantuvieron sangrando por la
nariz y la boca hasta pasada la media noche, momento en que lo pusieron
en libertad sin ofrecerle la más mínima disculpa.
Sobre este hecho, impune hasta ahora, ningún medio de prensa publicó una
sola palabra.
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