Wednesday, November 01, 2006

Sobre la legitimidad del robo en Cuba

Sobre la legitimidad del robo en Cuba
Luis Ortega
11/01/2006

Fidel Castro apareció el pasado viernes en la televisión para convencer
a los cubanos que todavía esta vivo. Llevaba varias semanas sin aparecer
y la gente ya empezaba a sospechar que se había muerto.

Para que no quedaran dudas de la veracidad de su presencia, exhibió un
ejemplar del diario Granma con la fecha del día.

Es probable, sin embargo, que algunos cubanos pensaran que se trataba de
un doble de Fidel. No se sabe, pero de todos modos es posible que la
mayoría de los cubanos hayan quedados satisfechos. Y si no satisfechos
del todo, al menos agradecidos por la amabilidad del patrón. Lo que no
se sabe es si algunos quedaron disgustados por la información.

El sistema implantado en Cuba desde hace 47 anos se basa,
fundamentalmente, en el secreto. La mayoría del pueblo no sabe dónde
vive Fidel. Es hasta peligroso saberlo o preguntar por su dirección. Su
familia, su esposa, sus hijos, y sus nietos son un secreto de estado.
Rara vez aparecen en público. Tal vez nunca.

Fidel siempre ha cultivado la visita inesperada. Casi nunca se anuncia
con anticipación. Siempre hay el temor de un atentado contra su vida.

Ahora, con la enfermedad, jamás se ha dicho dónde está Fidel. Puede
estar en su casa o en un hospital, pero no se sabe. La enfermedad de
Fidel es un secreto. No se ha revelado. Los médicos no se atreven de
hablar de eso en público. Es posible que le queden pocos meses de vida,
pero de eso no se puede hablar. O podría ser, también, que la enfermedad
no tenga realmente tanta importancia y que Fidel podrá vivir hasta los
noventa años o más.

Tampoco se ve que el pueblo cubano esté muy interesado en saber cómo son
las cosas.

En rigor, el pueblo cubano, en gran parte, está formado por gentes que
nacieron junto con la revolución o poco antes. Han sido entrenados a no
preguntar mucho. Tal vez lo que más interesa a los cubanos es saber cómo
está el oleaje en el estrecho de la Florida.

El sistema político que existe en Cuba es horroroso. Lo es desde el
principio mismo de la revolución.

Pero eso lo entienden los cubanos que vivían en la isla antes de la
revolución y que cada día son menos. Son gentes que viven,
probablemente, en cuevas. Se han acostumbrado a pasar inadvertidos. La
gente de cincuenta años, o menos, no han conocido otra cosa que el
sistema actual.

El grupo de cubanos que han estado vinculados a la revolución, en sus
orígenes, cada vez se reduce más por las acechanzas de la muerte. Lo que
aumenta más y más es la gente de a pie o en bicicleta y estos, por
supuesto, cada vez que tienen la oportunidad huyen del país en bote o en
balsa.

Todo el que haya visitado Cuba, sobre todo si ha recorrido la isla, sabe
que los cubanos no trabajan por el sueldo sino por tener la oportunidad
de robar algo. El sueño del cubano es estar donde hay algo que llevarse.
Hay que estar en algo.

Ahora mismo están haciendo investigaciones para averiguar por qué los
cubanos roban. En realidad, el gobierno dice que roban, pero lo que
hacen es tomar lo que necesitan para sobrevivir.

Salvo la gente del gobierno, sobre todo la cúpula, el país entero ha
llegado a la conclusión muy sabia de que la única manera de sobrevivir
en Cuba es tomando, de algún modo, lo que necesitan. Está sobreentendido
que tiene que hacer así. No hay alternativa.

El grupo que maneja el poder absoluto, incluyendo a Fidel, no ha querido
enterarse de que todo el pueblo roba porque no tiene más remedio que
hacerlo para sobrevivir. No es un delito. Es una necesidad imperiosa. En
vez de pensar cómo derribar al gobierno, los cubanos estudian la manera
de robar para sobrevivir. O para huir en bote.

Dicen ahora que el 2 de enero van a implantar medidas muy severas. El
Partido Comunista ha investigado las causas del robo y no ha podido
hallar la razón. En rigor, desde hace años están hablando de implantar
medidas severas para castigar el robo. Y siguen hablando. Si realmente
les prohíben a los cubanos robar, lo que va a pasar es que estallará
otra revolución.

http://www.eldiariony.com/noticias/columnistasdetail.aspx?sectionid=48&txtid=1518462

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