Un nuevo enfrentamiento diplomático desestabiliza el diálogo entre
España y Cuba
El Gobierno cubano suspende dos reuniones con el Ejecutivo de Zapatero
en una semana
EL PAÍS - España - 24-09-2006
Las relaciones entre los Gobiernos de España y Cuba atraviesan otro
momento delicado debido a otro enfrentamiento diplomático de
consecuencias todavía difíciles de valorar. En menos de una semana, el
Gobierno cubano ha cancelado dos entrevistas con los máximos
responsables del Ministerio de Asuntos Exteriores español en respuesta a
la reciente reunión del secretario de Estado, Bernardino León, con
miembros de la disidencia interna durante la XIV Cumbre del Movimiento
de Países No Alineados, que se celebró en La Habana entre los pasados
días 11 y 16 y a la que España asistió como invitada.
El 14 de septiembre, a las pocas horas de verse con opositores de
diversas tendencias en la embajada española, el Gobierno de Fidel Castro
suspendió un encuentro programado entre Bernardino León y el
vicecanciller cubano que se encarga de los asuntos multilaterales,
Eumelio Caballero. Esta semana canceló otra reunión, prevista desde hace
tiempo, entre el canciller Felipe Pérez Roque y su homólogo español,
Miguel Ángel Moratinos, durante la inauguración del periodo de sesiones
de la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, en la que ambos debían
abordar diversos asuntos bilaterales. Fuentes diplomáticas españolas
confirmaron que ambas entrevistas no llegaron a celebrarse por decisión
de las autoridades cubanas.
Los sistemáticos contactos con la disidencia de los altos cargos
españoles que visitan la isla nunca han gustado a La Habana, pero hasta
cierto punto eran tolerados como parte de unas reglas del juego no
escritas. Habitualmente, no tenían mayores consecuencias, o por lo menos
no tantas como ahora. En esta ocasión, sin embargo, el enfado cubano ha
sido mayúsculo, sobre todo debido a "las formas".
"Venir a sostener estos encuentros en medio de la Cumbre, o es una
provocación o una gran torpeza, si es cierto que España quiere tener
canales de diálogo abiertos con Cuba", comentó a este diario un
diplomático cubano. "Si la reunión hubiera tenido lugar después de la
Cumbre, quizás no hubiera pasado nada", comentó el funcionario cubano,
tras afirmar que ninguno de los países invitados a la reunión de países
no alineados -"y eran más de 30, incluidos la mayoría de los de la UE"-,
sostuvieron este tipo de contactos, "y menos a tan alto nivel".
Ciertamente, llueve sobre mojado. Un chaparrón así se veía venir desde
que se conoció el nombramiento como flamante secretaria de Estado para
Iberoamérica de Trinidad Jiménez, a quien las autoridades cubanas tienen
especial inquina.
Búsqueda de equilibrios
Las tensiones hispano-cubanas alcanzaron el momento más crítico con el
Gobierno de José María Aznar (PP) que, de la mano de Washington y del
exilio duro de Miami, hizo de ariete para aislar al régimen de Cuba en
la Unión Europea. Con la llegada al poder de José Luis Rodríguez
Zapatero (PSOE), sin embargo, siguieron los desencuentros diplomáticos
pese al cambio de la política española hacia la isla, en ocasiones
sometida a vaivenes en su afán por los equilibrios.
La apuesta estratégica del Gobierno español, que no es otra que abrir un
diálogo con Cuba como modo de situarse lo mejor posible de cara a una
eventual transición y tratar de influir en los acontecimientos, ha sido
un camino empedrado. Primero, tuvo que desgastarse en Europa para que
Bruselas diera marcha atrás a su política de sanciones contra el
Gobierno de Castro por el encarcelamiento de 75 disidentes, para
desbloquear las relaciones con Cuba. Después, convencer al exilio, a la
disidencia y a Washington, de que su cambio de estrategia no suponía
"hacerle al juego al castrismo".
Ahora, pese al esfuerzo diplomático empeñado, ni siquiera el diálogo con
La Habana está asegurado.
http://www.elpais.es/articulo/espana/nuevo/enfrentamiento/diplomatico/desestabiliza/dialogo/Espana/Cuba/elpporesp/20060924elpepinac_5/Tes/
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