Comunicación
Ridículo internacional
Cubavisión y el éxito de mostrar el estado material y mental de una isla.
Michel Suárez, Madrid
viernes 1 de septiembre de 2006 6:00:00
Acaba de llegar a China la señal de Cubavisión Internacional, sin dudas
un suceso donde los haya. La Habana ha demorado casi medio siglo en
situar una señal televisiva permanente al otro lado del mundo y, sin
embargo, se felicita. Hace poco más de un año se hizo el milagro y la
'imagen oficial' de la Isla aterrizó en Europa. También hubo informes
grandilocuentes y celebraciones que en España (ese atrasado país de
antaño que tuvo televisión seis años después que Cuba) sonaron a guasa.
El retraso tecnológico que ha supuesto el castrismo sigue permitiendo
ocurrencias como éstas. Los antiguos alumnos son hoy profesores
galácticos, y el nivel de ridiculez que entraña la calidad televisiva de
la Isla —ahora amplificada, para más inri— es la peor propaganda que ha
podido hacerse el régimen al globalizar sus miserias materiales,
tecnológicas, artísticas y de expresión.
¿Cómo un país que tuvo televisión en fecha tan temprana como 1950 ha
llegado a tal escalón del desprestigio?
De princesa a Cenicienta
Sólo en 2005, 46 años después de la llegada de Castro al poder, Cuba
logró poner en antena cuatro cadenas nacionales de televisión y superar
así la cifra de los tres canales existentes en 1958: CMQ Televisión,
Unión Radio Televisión y Telemundo.
Con la intervención de las estaciones terminó el proceso de innovación y
liderazgo existente hasta entonces. Un ejemplo lapidario lo hallamos en
el impasse sufrido por la televisión en colores. Cuba fue el primer país
latinoamericano en disfrutarla, y el segundo del mundo, según datos de
la Organización de Estados Iberoamericanos (OIE).
Sin embargo, después de su exitoso lanzamiento entre los años 1958 y
1959, el color no pudo desarrollarse integralmente hasta 1975. Todavía
en 1980 algunos programas emitidos desde los estudios del Vedado eran en
blanco y negro. Y en los canales provinciales de entonces (en Santiago
de Cuba y Holguín), el blanco y negro compartió emisiones con los
colores hasta terminar la década de los ochenta.
Ahora la moda radica en los denominados canales educativos, que en
número de dos acribillan a los cubanos de inútiles clases de ajedrez o
botánica, aunque también de algunos filmes extranjeros de excelente
factura; todo sea dicho. Pero la calidad de formatos, programas,
transmisiones, escenografías y demás aspectos técnico-artísticos
nacionales no puede siquiera compararse con la de otros países del
Tercer Mundo, estrenados en estos trajines mucho después.
Debido a la férrea censura y al control gubernamental sobre el medio,
Cuba ha salido bastante ilesa del impacto de la llamada "telebasura";
aunque esa misma receta le ha valido para aislarse de las tendencias
televisivas contemporáneas y de algo mucho más clamoroso: desde la
llegada de Castro al poder, el nivel de la calidad audiovisual bajó
tanto que nunca más la Isla ha servido de referente latinoamericano e
internacional en ningún aspecto de la televisión, como sí lo había
constituido entre 1950 y 1959.
Viva imagen de una isla
Hoy, lo que La Habana celebra y presenta como un éxito es la mayor
espada de Damocles que pende sobre la cabeza del régimen ante los ojos
del mundo, sean estos ibéricos, galos o chinos. Los informativos de
Cubavisión Internacional hablan por sí solos de la excepción cubana: a
los españoles les recuerda la dictadura de Franco —tanto por la calidad
de la producción como por la manipulación informativa—; a los alemanes,
la propaganda nacionalsocialista; y a los ingleses el mundo totalitario
narrado por Orwell, a falta de una experiencia cercana propia.
De paso, la televisión internacional de Cuba sirve en España para otros
menesteres no menos importantes. La columnista Maruja Torres bromea
reiteradamente en el diario El País con las perlas de la tele habanera,
los telediarios españoles toman imágenes de las mesas redondas en fechas
excepcionales, pero califican a las mismas de "aburridos programas de
adoctrinamiento". Y lo más hilarante: los programas humorísticos, como
no podía ser de otro modo, se sirven gustosos de estupideces brutales
como el "Noticiero Cantado" de la revista Buenos Días.
Más allá de esta huella triste, y en un espectro saturado de cientos de
canales de diversa laya, el impacto de la televisión cubana está muy
cerca de ser nulo en sociedades multimedia como éstas. No sólo por sus
posiciones dogmáticas, sino por su aplastante mediocridad.
Así y todo, las fanfarrias de La Habana tocan a rebato. La directora del
canal, Grisell Pérez, informó en China que Cubavisión cuenta con unos 20
millones de abonados en todo el mundo, "lo cual significa que existen
unos 100 millones de televidentes potenciales en el continente
americano, Europa y ahora en Asia". ¡Qué vivan Palmas y Cañas y las
telenovelas de palo! A juzgar por el triunfalismo oficial, cualquiera se
cree en Guanabacoa o en Los Hoyos que este mundo nuestro, cansado de
tanto vil comercio y frivolidad, tiene en Cubavisión la fuente de la
nueva vida; mientras, ese mismo cubano, ruega poder intercambiar roles
con la agotada Europa… y morirse de banalidad.
Lo de potencial va subrayado y en negritas. Cubavisión es un canal más
en una interminable lista de ofertas disponibles en los satélites y
compite en igualdad de condiciones con señales temáticas y generalistas
de diversas calidades. O mejor dicho, en peores condiciones que
cualquier otro canal de México, Ecuador o Miami, porque sus colores son
hepáticos, sufre desacoples entre imagen y sonido y se sustenta en una
estética setentista. La televisión del 'museo' no puede sustraerse de su
entorno.
Las empresas que distribuyen la señal cubana en España no tienen
constancia de sus datos de recepción y, TNS Sofres, la entidad de
medición de audiencias televisivas de referencia en el mercado español,
tampoco la incluye en sus investigaciones. ¿Por qué? Una fuente del
Estudio General de Medios de España (EGM), que controla los datos de
canales terrestres y satelitales, declara: "Será porque no es de interés
para este mercado".
¿Lo tendrá para el mercado en idioma mandarín?
URL:
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro_en_la_red/cuba/articulos/ridiculo-internacional/(gnews)/1157083200
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