Wednesday, April 05, 2006

Ultras de izquierda impiden hablar a Raul Rivero en la Universidad

miércoles, 05 de abril de 2006, 11:04

Ultras de izquierda impiden hablar a Raúl Rivero en la Universidad
Unas 20 personas reventaron un acto en el que el periodista y víctima de
la dictadura de Castro pretendía dar sus opiniones sobre Cuba

manuel gómez
no hubo manera. Pese a los ruegos de la mesa, los activistas no
depusieron su actitud.
LUIS SÁNCHEZ-MOLINÍ

Sevilla. La Universidad de Sevilla vivió ayer unas horas tensas debido
al boicot que un grupo de unas 20 personas realizó a la conferencia que
el periodista, poeta y disidente cubano Raúl Rivero pretendía dar en el
Paraninfo.

El acto, organizado por el Council on International Educational Exchange
(CIEE) de Sevilla, pretendía darle la palabra a uno de los símbolos de
la oposición democrática en el país caribeño, Raúl Rivero, quien fue
condenado en 2003 (tras un juicio sumarísimo) a más de 20 años de
prisión por un delito de opinión (pese a sufrir una grave enfermedad) y
que sólo fue puesto en libertad tras una intensa campaña internacional
contra la dictadura castrista. Sin embargo, la actitud violenta (en lo
verbal y en los ademanes) del grupo radical impidió que Rivero diese su
conferencia, que tenía un título significativo: Periodismo, poesía y
compromiso político.

Ya en los minutos previos a la charla se notaba el ambiente enrarecido
en el Rectorado de la Hispalense. Una veintena de personas merodeaba por
los alrededores con folletos y pancartas enrolladas, gestos
conspiradores y clara estética de extrema izquierda (camisetas de Ché
Guevara, chapas con la bandera andaluza y la estrella roja, pelados y
ropa estilo kale borroka). Instantes antes de que se iniciase el acto,
un par de activistas repartieron unos panfletos firmados por un
colectivo llamado Asociación de Amistad con Cuba Bartolomé de las Casas
en los que se descalificaba a Raúl Rivero y se le acusaba, entre otras
cosas, de haber acudido a una recepción que el entonces presidente del
Gobierno español, José María Aznar, dio a la disidencia cubana en la
Embajada de La Habana.

Enterado Raúl Rivero de lo que estaba ocurriendo decidió, sin embargo,
seguir adelante con el acto programado. Empezaron a hablar entonces los
presentadores, entre los que figuraban el delegado municipal de Cultura,
Juan Carlos Marset, pero ya en ese momento unas falsas toses intentaban
impedir el normal discurrir de las cosas.

No obstante, los ultraizquierdistas mostraron sus verdaderas intenciones
cuando le llegó el turno a Raúl Rivero, que había congregado en el
Paraninfo a unas 100 personas (descontados los boicoteadores). En ningún
momento, los activistas dejaron decir al poeta más de dos palabras. Cada
vez que intentaba retomar el discurso, de entre el público se levantaba
un individuo y leía (con una clara falta de pericia) alguna consigna
insultando a Raúl Rivero o ensalzando las glorias del régimen comunista.
El mismo Rivero intentó entablar un diálogo con los boicoteadores,
quienes respondieron a la oferta con gritos de "terrorista" y
"maltratador", además de desplegar una pancarta y una bandera cubana.
Agotados estos argumentos, corearon la consigna "Cuba va", parafraseando
al cantante caribeño Silvio Rodríguez.

Pese a las repetidas y moderadas peticiones de la mesa presidencial y de
que el propio Marset ofreció al grupo un coloquio para que expusiesen
sus argumentos, los alteradores no cejaron en sus insultos, cada vez más
atrevidos y exaltados. Ante la tensa situación y temiendo un brote de
violencia física, los organizadores decidieron dar por finalizado el
acto. Este periódico pudo comprobar cómo a la salida del Paraninfo, uno
de los radicales le dirigía gestos obscenos (que simulaban una práctica
de sexo oral) a las personas que habían acudido por propia voluntad al
acto, además de menear el brazo simulando un guantazo.

Raúl Rivero, claramente consternado, afirmó sentir "tristeza por que un
grupo de jóvenes no disfruten de la libertad que se puede vivir en
España e ignoren los 23 periodistas que se encuentran ahora mismo en las
cárceles políticas pasando hambre, miedo y enfermedades por el simple
motivo de haberse opuesto a una dictadura".

A la misma hora, en una abarrotada Casa de la Provincia, el también
escritor Eduardo Galeano –icono de la progresía y represaliado por las
dictaduras militares– podía dar una conferencia tranquilamente.

http://www.diariodesevilla.com/diariodesevilla/articulo.asp?idart=2652742&idcat=1182

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