Caos y violencia en Cuba
Hay que analizar y criticar el uso del caos y la fuerza, como solución
de los problemas, convertido en un patrón de conducta adoptado por una
parte de la población de la Isla
Redacción CE, Madrid | 28/09/2016 9:57 am
No es siquiera noticia. Cuba continúa atravesando una situación difícil
y el impulso bajo el cual el mandato de Raúl Castro inició una serie de
reformas limitadas ha desaparecido. Aferrarse a la ilusión de que el
régimen pueda sucumbir en un futuro cercano es apostar por la fantasía.
No es así. El proyecto revolucionario está agotado, pero los mecanismos
de supervivencia y permanecen siguen intactos. Sin embargo, este afán de
sobrevivir está generando un caos y una violencia que atenta no solo
contra la población de la Isla sino hace dudar sobre un mejor destino
para la nación
Cuba sigue siendo una excepción. Se mantiene como ejemplo de lo que no
se termina. Su esencia es la indefinición, que ha mantenido a lo largo
de la historia: ese llegar último o primero para no estar nunca a
tiempo. No es siquiera la negación de la negación. Es una afirmación a
medias. No se cae, no se levanta.
Cualquier estudioso del marxismo que trate de analizar el proceso
revolucionario cubano descubre que se enfrenta a una cronología de
vaivenes, donde los conceptos de ortodoxia, revisionismo, fidelidad a
los principios del internacionalismo proletario, centralismo
democrático, desarrollo económico y otros se mezclan en un ajiaco
condimentado según la astucia, primero de Fidel Castro y ahora de su
hermano.
No se puede negar que en la Isla existiera por años una estructura
social y económica —copiada con mayor o menor atención de acuerdo al
momento— similar al modelo socialista soviético. Tampoco se puede
desconocer la adopción de una ideología marxista-leninista y el
establecimiento del Partido Comunista de Cuba (PCC) como órgano rector
del país. Todo esto posibilita el análisis y la discusión de lo que
podría llamarse el "socialismo cubano".
Sin embargo, este análisis es solo una fracción necesaria a la hora de
comprender una realidad simple y compleja a la vez.
Como en la música popular cubana: la melodía es pegajosa y fácil de
repetir, pero el problema es con el ritmo, que por momentos se construye
a partir de sucesiones de notas a contratiempo: síncopa en la música y
el habla, pero también en la política: la Guantanamera como nuestra
definición mejor.
En Cuba siguen aumentando las demostraciones que evidencian que una
parte de la población cubana está dispuesta a realizar actos violentos
—o no sabe controlar sus pasiones e instintos— y reacciona ante los
estímulos más simples. Parte de sector de la población es el que por
décadas se ha prestado a participar en actos de repudio, donde son
guiados y controlados por un grupo de agentes represivos. Es decir, no
alcanzan siquiera el grado de profesionales de la violencia: son
simplemente matones de ocasión.
En un futuro más o menos inmediato, tras la desaparición de los Castro,
de este estrato de la población cubana saldrán los pandilleros,
extorsionistas, abusadores y hasta asesinos que muy probablemente
servirán para suplir la demanda de delincuentes y personas violentas a
ser empleadas por los diversos grupos dedicados a las actividades
ilegales que se teme florezcan en la Isla.
No es un florecimiento de hechos delictivos el único peligro que acecha
respecto a estos seres sin escrúpulos que en la actualidad encuentran
satisfacción y provecho en participar en los actos de represión.
El problema principal es la existencia de un grupo poblacional
acostumbrado a vivir bajo un régimen totalitario, que de pronto va a
encontrarse incapaz de vivir en libertad, con las responsabilidades que
este hecho atañe. Serán los inadaptados del mañana.
Enfrentar la necesidad urgente de crear los medios que posibiliten los
cambios, para que el cubano devenga en un individuo capaz de enfrentar
los retos y beneficios de un estado democrático y una sociedad civil, es
tan apremiante como discutir las bases económicas y políticas de la
nación del futuro. Conocer cómo piensan y actúan las personas que por
demasiado tiempo han sobrevivido en un país en ruinas abarca un universo
más amplio que las discusiones políticas.
Lo que se ha estado fraguando durante los últimos años en Cuba es un
escenario extremadamente volátil, que hasta ahora el gobierno de la Isla
ha logrado controlar con represión y promesas.
Analizar y criticar el uso del caos y la fuerza, como solución de los
problemas, convertido en un patrón de conducta adoptado por una parte de
la población de la Isla —que por otra parte limita o impide el avance
social— abarca los aspectos más disímiles, desde la conducta callejera
hasta el lenguaje cotidiano. Una labor pendiente y cotidiana a la que
hay que dedicar mayores esfuerzos.
Source: Caos y violencia en Cuba - Noticias - Cuba - Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/cuba/noticias/caos-y-violencia-en-cuba-326841
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