Thursday, September 03, 2015

Y qué va a sacar la Iglesia?

¿Y qué va a sacar la Iglesia?
CAMILO LORET DE MOLA | Miami | 3 Sep 2015 - 9:35 am.

El Papa que llegará en unos días a Cuba sirvió de intermediario entre
Raúl Castro y Obama, y habrá de recibir algo a cambio.

El Papa que llegará este septiembre a Cuba no es el mismo que sirvió de
intermediario entre Raúl y Obama; es más bien un señor que viene a
cobrar, a que le paguen por hacer bien su tarea.

Independientemente de la valoración que cada cual tenga del "papel
papal" en el negocio de la apertura de las embajadas, no se puede negar
que el argentino estuvo perfecto: llevó cartas, removió sedimentos de
espías y contratista, aguantó críticas, calló mientras le pegaban a
Ortega, y al final consiguió que Raúl y Obama bailaran un pas de deux, y
que los protagonistas interrumpieran por un instante sus estrechones de
manos y sonrisas para reconocer el toque de Francisco como coreógrafo,
su rol fundamental en el bolero de la reconciliación.

Ahora Francisco quiere lo suyo y no se debe ir de La Habana sin que Raúl
le premie. Pero el agradecimiento del General suele ser "generalmente"
muy liviano. Y quien lo dude, que le pregunte a Obama.

De seguro La Habana tiene planeado devolverle al Vaticano algunas de las
construcciones confiscadas en los años 60, llámense Escolapios de
Guanabacoa o Teresianos de Camagüey. Sin embargo, reducir la propuesta
oficial a una reposición de este tipo parecería una burla o una estafa.

La mayoría de los antiguos predios católicos de todo el país piden a
gritos una demolición compasiva, un disparo certero que derrumbe las
columnas de los vetustos templos-escuelas. Los edificios que no se caen
a pedazos, como la Universidad de Villanueva o el Colegio de Belén,
fueron convertidos en almacenes de divisas o escuelas tecnológicas del
Gobierno y esos son más difíciles de devolver. Por no hablar de la Villa
de los Maristas transformada en uno de los lugares más temidos por todos
los cubanos, un departamento que ni siquiera el Vaticano querría de vuelta.

Está bien que le reintegren sus ruinas a la Iglesia, sería un tardío
acto de justicia social, pero sería lamentable que la fiesta se limite
al recuento de esas paredes enmohecidas.

Francisco es el tercer sumo pontífice en línea que llega a Cuba. Nada
extraordinario en ello, no cabe simular que en la visita está el premio.
Tampoco es su primera vez en la Isla, pues ya caminó por La Habana
Vieja, le escuchó el cuento a Eusebio Leal y hasta escribió un libro
sobre su experiencia como miembro de la comitiva de Juan Pablo II en 1998.

El calendario cubano no soporta un día feriado más y el almanaque
católico tampoco, así que por esa vía no deben venir los tiros. Ya se
trabaja muy poco en Cuba como para estar regalando otra jornada a la sombra.

El índice "inquisidor" de Francisco debe apuntar hacia los medios de
prensa. Quizás consiga la trasmisión de la misa dominical por alguno de
los canales televisivos, tal vez en uno de los denominados canales
educativos. A esa temprana hora de la mañana y en medio de la resaca
tras la noche del sábado, un cura en pantalla pareciera un daño
controlado, una transgresión de bajo perfil, una novedad con poca audiencia.

La creación de una versión cubana de Radio Paz o la legalización y
generalización de publicaciones como Vitral, son otras opciones que el
gobierno de Raúl pudiera aceptar. Compromisos sencillos y sobre temas
con los que ya conviven sin provocar ningún cambio drástico.

Ahora mismo existen varios centros de adiestramiento y superación
profesional en diferentes iglesias del país, así que convertir estos
lugares en una variante educativa independiente y oficial sería una
victoria de Francisco y algo bien recibido por la población que acude a
estos centros en busca de oportunidades.

La presencia generalizada de la Iglesia en hospitales y hogares de
cuidados especiales podría estar entre las prebendas que consiga el
Papa. Las monjas han demostrado su capacidad para sostener en pie
clínicas y hospitales arruinados por los programas oficialistas. Pero, a
pesar de esta evidencia, nunca las han dejado administrar o dirigir
estos proyectos, solo colaborar, algo que puede cambiar a partir de
septiembre.

A la Iglesia no se le permite importar ni distribuir directamente las
donaciones y aportes que lleva a la Isla. Tampoco puede heredar las
propiedades que sus feligreses les dejan en testamentos. No está
autorizada a desarrollar fincas, programas agropecuarios o pequeñas
industrias que no sean para su autoconsumo o sustento. Esto tiene que
cambiar, es el momento de negociarlo o sencillamente imponerlo.

Francisco puede conseguirlo todo, salir con una iglesia recuperada,
empoderada, pero puede irse con las manos vacías, igual que los otros
papas, igual que todos los que llegaron antes. El protocolo cubano es
ducho en regalar columnas de humo y pintar de actualidad cosas pasadas.

La comisión vaticana tendrá que estar atenta para cortésmente rechazar
ofrecimientos inocuos como la eliminación de la pena de muerte, algo que
de oficio ya se asume en Cuba, o la unificación de la moneda, tema
netamente nacional y que en nada involucra a la Iglesia.

También están las listas. A la revolución le sobran presos y siempre los
ha usado como piezas de canje, regalos de alto nivel. De seguro ya tiene
una selección a disposición del Papa, queda ver si Francisco quiere su
lista y en qué condiciones se la entregan. Recordemos los pasajes de no
retorno con que despidieron al grupo de opositores enviado a España.
Sería aconsejable que la lista se diera por un hecho consumado, que tan
pronto se la presenten el Papa la guarde en su cartera y diga "de esto
ya hablamos, vayamos a lo nuevo".

Francisco debe saber que a la contraparte cubana se le habla claro,
directo, sin hipérboles ni parábolas, porque su capacidad de
interpretación se reduce a cinco letras, que ahora son cuatro, pero que
siguen diciendo lo mismo.

A 90 millas hay pocas esperanzas puestas en la visita y sus posibles
logros, pero todos la atienden. Es el colofón de un año de sorpresas y
asombros. Algunos creen que solo será un espectáculo, otros aseguran que
las cosas han cambiado tan aceleradamente que no puede ser un Papa más
en La Habana.

Un tercer grupo prefiere convertir el tema en parte del choteo habitual
de Miami: Manolo Sedano bromea diciendo que Francisco no va a pedir sino
a devolver la pintura de Kcho que Raúl le llevó al Vaticano. Jorge de
Armas se ríe imaginando que en el recibimiento del Papa la orquesta de
Adalberto Álvarez interprete el popular tema "¿Y que tú quieres que te
den?". Le riposto con la letra de un famoso chachachá que bien pudiera
cantar Francisco: "Toma chocolate, paga lo que debes".

Source: ¿Y qué va a sacar la Iglesia? | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1441232300_16692.html

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