Monday, August 03, 2015

La ansiedad es incompatible con la construcción

La ansiedad es incompatible con la construcción
[02-08-2015 20:41:07]
Alberto Medina Méndez

(www.miscelaneasdecuba.net).- El mundo se ha vuelto muy vertiginoso. La
velocidad pretende ser un valor y la eficiencia fugaz se ha convertido
en el paradigma del éxito y el fracaso.
La política no es la excepción a la regla y abundan movimientos
partidarios que brotan y aspiran a subirse a esa ola. Pero no menos
cierto es que esos mismos espacios políticos que han nacido como aluvión
y crecido velozmente, tienen demasiado de circunstancial y de efímero.
Así como aparecen con gran rapidez, también se desploman a idéntico
ritmo. Nada bueno puede venir de la mano de hazañas meramente espasmódicas.

Ciertos sucesos casuales pueden ser funcionales a la aparición de un
contexto extraordinario, diferente, que genere gran expectativa dadas
sus singulares características. Pero nada es mágico en esta vida. El
solo hecho de creer en esa fantasía es una muestra de una dudosa
inteligencia.

Las construcciones llevan tiempo, esfuerzo y sacrificio. No se puede
crear algo serio en tan breve lapso. Y en política mucho menos. Se debe
trabajar duro, cultivar relaciones sólidas, articular ámbitos genuinos
de discusión, intercambio y consenso. Pero también son esenciales los
liderazgos criteriosos para lograr que lo que emerge se constituya en
algo respetable.

Lo auténticamente bueno, lo que realmente vale la pena, es siempre el
fruto de una larga serie de aciertos y también de desatinos, pero sobre
todo, de esos cimientos sólidos que se han edificado a lo largo del
tiempo, gracias a la voluntad de aquellos que creen férreamente en esa
posibilidad que permite soñar, bajo la condición de tener los pies sobre
la tierra.

El ilusionismo en política jamás sobrevive. Las campañas proselitistas
profesionales, las brillantes estrategias de marketing especialmente
diseñadas, los candidatos que, desde fuera del sistema aterrizan en la
actividad partidaria, son solo recursos, ardides, que pueden funcionar
en el corto plazo, pero que no garantizan nada suficientemente sustentable.

Los atajos son trucos que sirven para acortar camino, pero hacer
política no es solo lograr eventuales triunfos, ni colarse por un
resquicio. Eso puede ayudar pero nunca dejará de ser un simple hito en
el complejo y prolongado sendero que conduce hacia la realización de
grandes propósitos.

Por eso, cuando se observa el escenario político actual, y se percibe
con tanta claridad la desmesurada ambición de ciertos personajes por
alcanzar el poder a cualquier precio, no se puede menos que anticipar
que esos intentos culminarán sin pena ni gloria. Lo grave no es el final
de esas instancias, la mayoría de las veces, absolutamente predecibles,
sino el desperdicio de energías y el derroche de ilusiones que ello implica.

Sumarse eternamente a nuevos proyectos es una gimnasia demoledora, que
desgasta, corroe la confianza y destruye a quienes deciden hacerlo. En
la política, como en casi cualquier ámbito de la vida, se trata de
construir de a poco, con paciencia, consolidando paso a paso, tropezando
a veces, pero asimilando el resbalón, para capitalizarlo y avanzar
nuevamente desde allí.

Para eso resulta imprescindible disponer de perseverancia para
evolucionar, humildad para comprender el recorrido y capacidad para
rodearse de los mejores. La idea no es transitar un desenfrenado
derrotero, repleto de angustias y premuras, sino más bien dedicarse a
colocar ladrillo sobre ladrillo, con la serenidad que ese trámite
requiere para no empezar de nuevo a cada instante.

Quienes pretenden modificar el curso de los acontecimientos deben
entender el sistema y su detallado funcionamiento. Si ya lo han
descubierto, pues entonces habrán entendido que esto no es para
improvisados seriales y mucho menos para ansiosos crónicos.

Los que están en el juego desde hace mucho saben muy bien como sacarse
de encima a los arribistas de siempre. Es cuestión de tener la templanza
suficiente. Entienden que todo lo que escala rápido, desciende con
similar prontitud. Solo se trata de esperar, porque lo que germina
repentinamente, con personalismos y mezquindad, no tiene chance alguna
de perdurar.

Si realmente se desea cambiar el rumbo, deberán primero comprender que
esta no es una carrera rápida, sino una maratón, una verdadera prueba de
resistencia. En esa disciplina se deben manejar los tiempos con talento,
dosificar los ritmos con creatividad, guardar el aire, apurar el paso
cuando sea necesario, pero también registrar que la meta está bastante
más lejos de lo que parece y que apresurarse es sinónimo de frustración
asegurada.

Es una pena que ciertos líderes que llegaron a la política no lo hayan
comprendido en su momento. No solo ellos perdieron la ocasión de pasar a
la historia al darle prioridad a sus urgencias personales. También
arrastraron a muchos ingenuos ciudadanos que se montaron a esos
espejismos, y cuando todo se derrumbó, no solo fueron derrotados, sino
que en ese trayecto quedaron atrás buena parte de sus esperanzas,
repercutiendo además directamente en cualquier futura oportunidad.

Lamentablemente, el presente reedita esta cuestión y la coloca en el
centro de la escena. Muy pronto se habrá despilfarrado otra chance
concreta de transformar el presente. Como tantas otras veces, se
privilegiaron los intereses del corto plazo y el tren pasará de largo
inexorablemente.

Parece difícil imaginarse un profundo aprendizaje de este nuevo
capítulo. Más bien paree que no faltará quien vuelva a responsabilizar a
los "malos de la película" por los errores propios, sin hacer la
autocrítica indispensable. Nada distinto ocurrirá hasta que no se
comprenda acabadamente que en política también, la ansiedad es
incompatible con la construcción.

Source: La ansiedad es incompatible con la construcción - Misceláneas de
Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/55be64433a682e0fb0cae6fe#.Vb81nG6qqko

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