El despiojador, una nueva oportunidad de negocio en Cuba
En un principio era una necesidad compartida, por afecto y cercanía a
sus futuros clientes. Un día comprendió que tenía un negocio entre
manos. Despiojar a los niños de su barrio.
Walter Amelia
abril 27, 2014
La Habana - Me pidió que no mencionara su nombre para este artículo,
donde mostraría la importancia del deseo de trabajar, la visión de lo
que se quiere hacer, y las relaciones humanas, como claves del éxito en
los pequeños negocios, a escala comunitaria.
No entendí su discreción, pues se le conoce en la barriada de Pogolotti,
por su oficio. Es quizás uno de los más viejos del mundo, pero
redimensionado ahora con las actuales circunstancias de la Isla.
En un principio era una necesidad compartida, por afecto y cercanía a
sus futuros clientes. Un día comprendió que tenía un negocio entre
manos. Despiojar a los niños de su barrio.
Enfermera de profesión, madre soltera, sostén de su sexagenaria madre y
su hija de ocho años, la señora "X", vive en un cuarto de menos de 20
metros cuadrados al pie de la avenida 51, cerca del Centro Deportivo
Jesús Menéndez.
Comenzó por su hija… que venía del colegio, como se dice, "cundía de
bichos". Ni el Lindano (pócima que venden en la farmacia), el petróleo
en el pelo, ni las fórmulas caseras para erradicar los infectos
neópteros, servían para limpiar la cabeza de los "pioneros" de la
escuela cercana.
Pero nuestra amiga tenía varias aptitudes, era muy sociable, atenta,
meticulosa, y tenía una excelente visión, aptitud indispensable para su
trabajo. Así, poco a poco, las madres cercanas le pidieron ayuda, hasta
que un día cansada de hacer favores, pidió veinte pesos por cada cabeza
limpia. ¡Y punto!
Con el aumento del número de clientes, pidió a una amiga en el exterior
un peine especial (liendreras), que se utiliza para la labor y que según
dice le ayudó mucho, pues "no deja liendres en cabello fino". Su éxito
creció en el barrio de manera tal que algunas familias "pudientes",
comenzaron a pagarle hasta 5 dólares por dos tratamientos semanales.
Con sus ganancias, pidió más productos en el exterior para apoyar su
delicada tarea con los niños de la comunidad. A la pregunta de si
aceptaría que alguien trabajara con ella, dice que le parecería bien
pero este es un trabajo donde los padres invocan la confianza y la
relación que tienen con la persona. Sobre cómo será su futuro cuando ya
existan productos asequibles contra los piojos, respondió, en ese
momento me dedicare a la peluquería.
Para nuestra entrevistada, el éxito de su pequeño negocio, se debe al
nivel de conexión humana con los clientes, y a su capacidad para
descubrir la oportunidad en un área nunca explorada. No obstante nos
preocupa que el gobierno no haya establecido el trabajo de
"despiojador", y nuestra amiga esté violando la "ley del cuentapropismo".
Source: El despiojador, una nueva oportunidad de negocio en Cuba -
http://www.martinoticias.com/content/relaciones-humanas-clave-para-buen-negocio-cuba-/34452.html
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