REPRESIÓN
Donde rompen libros, rompen personas
PABLO PASCUAL MÉNDEZ PIÑA | La Habana | 2 Mayo 2014 - 9:43 am.
Detenciones, golpes, destrozos: la Seguridad del Estado acosa a los
miembros de la Red de Bibliotecas Cívicas.
Irrumpieron en la casa de Niurka Carmona, echaron abajo la biblioteca,
destrozaron más de 300 libros, se robaron una laptop y una cámara
fotográfica. Los asaltantes no eran neonazis ni cabezas rapadas, y la
agresión no ocurrió en Europa o Norteamérica.
El hecho aconteció el pasado 27 de abril en Palma Soriano, poblado de la
oriental provincia de Santiago de Cuba, y los vándalos fueron
identificados como miembros de la Seguridad del Estado (DSE).
Niurka, de 42 años, Dama de Blanco que administra la biblioteca "Laura
Pollán", afiliada a la Red de Bibliotecas Cívicas "Reinaldo Bragado",
cuenta que su hijo de 17 años, Alberto Ladiste, repartía en la calle
folletos de la Iglesia, cuando varios hombres vestidos de civil se
abalanzaron sobre él y, a empellones, lo condujeron hasta su vivienda.
Aprovechando la ausencia de Niurka, los represores invadieron ―sin orden
de allanamiento― el inmueble sito en la calle Martí 311. Según
declarantes, el operativo de la DSE recibió el apoyo de efectivos y
carros patrulleros de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR).
También el pasado 28 de marzo éste reportero fue testigo de cuando
Jennifer Fonseca, de 25 años, coordinadora nacional de la citada Red de
Bibliotecarios, fue acosada por más de diez efectivos de la policía
política y "factores" (militantes del Partido Comunista de la cuadra),
quienes bloquearon la puerta del condominio donde reside en el Nº 5 de
la calle 18 en la barriada capitalina del Vedado.
Jennifer cuenta que se disponía a efectuar una reunión con el ejecutivo
de la Red, y desde horas tempranas la Seguridad del Estado bloqueó el
acceso a su casa. Detuvieron a Alejandro García, uno de los
vicecoordinadores, quien luego fue conducido a la cuarta unidad del
municipio Cerro, al tiempo que Irina León, coordinadora en la provincia
de Pinar del Rio, fue forzada a abordar un patrullero y luego abandonada
a su suerte en la autopista Novia del Mediodía, en las afueras de la ciudad.
Asevera Jennifer que los furibundos "factores" han empujado varias veces
la puerta de su casa para amenazarla y ofenderla. Nuria de la Vega,
secretaria de la Red, denuncia los mismos atropellos, al igual que otros
tantos bibliotecarios.
Por qué
Desde el año 2009 funciona la Red de Bibliotecas Cívicas "Reinaldo
Bragado". El proyecto está integrado por 44 bibliotecas diseminadas por
todo el país. En sus repisas puede encontrarse literatura variada,
historia universal, biografías, deportes, política exterior, economía,
revistas, medicina, enciclopedias, etc. Igualmente prestan películas
censuradas, documentales y vídeos sobre la represión interna.
Sus bibliotecarios reportan que los autores más leídos son Carlos
Alberto Montaner, Guillermo Cabrera Infante, Norberto Fuentes, Reinaldo
Arenas, Mario Vargas Llosa, George Orwell, Zoé Valdés, Milan Kundera y
Rafael Rojas. Todos censurados. Sus préstamos oscilan entre 800 y 1.300
libros mensuales.
Jennifer Fonseca, coordinadora nacional del proyecto, informa que su
plataforma promueve el acceso a la lectura sin censuras, con el
propósito de restaurar la cultura del debate democrático y respetuoso en
el marco de la sociedad civil.
La Red también hace la tirada trimestral de un magazine cultural llamado
Curazao 24 y organiza actividades (Animando Sonrisas) para niños pobres
de las comunidades marginales, a quienes entregan material didáctico,
consistente en libretas, libros de cuentos, lápices, juguetes, etc.
También promueven el concurso para novelas engavetadas Franz Kafka y
mueven colecciones de artistas plásticos ignorados por el oficialismo a
causa de sus ideales políticos.
Entre Nuria de la Vega, Juan Antonio Madrazo, Alejandro García, Teresa
Castellanos, Irina León, Adel López, Adalberto Blanco, Leticia Ramos,
Reinaldo Villafaña y Raúl Pereda, todos integrantes de su ejecutivo,
llevan adelante este propósito considerado de utópico por algunos
detractores. Sin embargo, se evidencia un marcado acoso de la policía
política contra todos sus miembros y, de ahí, se revela la inquietud por
dicha actividad.
Ante lo ocurrido, su coordinadora nacional repasa históricamente la
noche del 10 de mayo de 1933, cuando los hordas nazis quemaron millares
de libros calificados de antialemanes . "Es hora de que los cubanos
tengan un 'yo' ―aduce Jennifer― y para pensar necesitan variedad
informativa u otros conceptos que les ayuden a sacar sus propias
conclusiones. Destruir o sitiar bibliotecas es un proceder tan fascista
como el acontecido hace 81 años, cuando el poeta Heinrich Heine
profetizó: 'Donde queman libros, también queman personas'".
"Por ejemplo ―señala Jennifer― durante el gobierno de Fulgencio Batista
los comunistas tenían sus propias librerías y la policía no les
molestaba, ni les impedía vender libros. Fidel Castro, fue un estudioso
de Benito Mussolini y nadie le encerró en un calabozo por hacerlo, a
pesar de las secuelas dejadas por el fascismo en Europa".
El costo económico de los operativos de la Seguridad del Estado contra
la Red de Bibliotecas cívicas es irrisorio y Jennifer exclama: "Qué
despilfarro, con los sueldos de todos esos agentes, estimados entre 800
y 1.200 pesos mensuales, equiparables o superiores al que reciben los
médicos, más el gasto de combustible de sus vehículos, la Red podría
comprar libros, libretas, lápices refrescos, dulces y celebrar varios
Animando Sonrisas o financiar algunos números de la revista Curazao 24".
La contradicción
Que el general/presidente Raúl Castro en el plató del VIII Congreso de
la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), haya aseverado que
"las discrepancias no se expresan en los pasillos, sino en las reuniones
y al precio que sea necesario", no significa que las críticas al
Gobierno dejaron de ser tabú. Más bien son campanazos en el manicomio.
Raúl sabe muy bien, que los cubanos en las asambleas hacen más silencio
que en las funerarias, y el terror a disentir, tiene su origen en los
piquetes de fusilamientos, las cárceles, el plan pijama, las redadas de
los segurosos, las turbas de respuesta rápida, el exilio y los artículos
53, 54 y 62 de la Constitución.
Si el pueblo no piensa, ni analiza y solo teme, es porque el régimen se
ha encargado de insuflarle miedo con sus reprimendas, y lo ha
embrutecido impidiéndole el libre-acceso a la TV satelital, el internet,
la mensajería noticiosa, la opinión occidental, periodismo y blogueros
independientes u otras redes sociales.
ZunZuneo, el twitter regional ensayado entre 2009/2012 para proveer de
información a aquellos cubanos que disponen de móviles inteligentes, y
cuya revelación se convirtió en un puñetazo mediático a costa de la AP,
según el oficialismo, no es un espacio noticioso alternativo que tiene
como fin promover la cultura del debate político, sino un arma
terrorista destinada a detonar un levantamiento popular que obligue a
los líderes históricos a fugarse por las alcantarillas y sufrir el
martirio de Gadafi.
Lo incuestionable es que en este pedazo de país —si así podemos llamar a
Cuba―, mientras ordenen y manden los Castros o sus herederos
transgénicos, nunca podremos pensar en el desarrollo de una cultura del
debate entre cubanos, donde los posiciones políticas sean defendidas por
medio de argumentos y no con golpizas propinadas por las turbas de
repuesta rápida.
Diga lo que diga Raúl Castro, sobrio o con dos tragos de vodka en la
cabeza, el castrismo solo requiere de "idiotas útiles". Tontos a ser
tratados con cinismo y desdén; víctimas que ignoran las motivaciones de
quienes se aprovechan de su ingenuidad.
Las sintomatologías de este mongolerismo, muestran carencia de opinión
propia, ignorancia informativa, literaria, y la más sensible pérdida de
memoria histórica. Pero hay buenas noticias, esta idiotez es curable y
la lectura de los títulos ofrecidos por la Red de Bibliotecas Cívicas
"Reinaldo Bragado", muy bien pudiera servir de antibiótico a los
aquejados de estos síndromes.
Source: Donde rompen libros, rompen personas | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/derechos-humanos/1399016629_8385.html
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