Monday, December 16, 2013

Un continente sin dictadores

Un continente sin dictadores
Raúl Castro intenta hacer pequeños cambios pero mantiene un control
férreo sobre el pueblo.
diciembre 12, 2013

Recuerdo cuando muchos países en América Latina eran gobernados por
caudillos.
Los nombres y países son fáciles de recordar. En Cuba estaba Fulgencio
Batista. En República Dominicana gobernaba Leónidas Trujillo; en
Nicaragua Somoza; en Colombia Gustavo Rojas Pinilla; en Paraguay Alfredo
Stroessner; en Venezuela Marcos Pérez Jiménez; en Haití Francois
Duvalier. En Argentina todavía tenía vigencia Juan Domingo Perón. Habían
otros, pero la lista sería interminable.

Lo interesante es que decir caudillo era decir dictador, y las
dictaduras en América Latina pasaron de moda. La mayoría eran de
derecha. Llegaban al poder con golpes militares y se aferraban con los
dientes al cargo. De ahí vivían como reyes ellos y sus compinches.

Muchos contaron por muchos años con el respaldo explícito o implícito de
Estados Unidos. Durante gran parte de la guerra fría entre Estados
Unidos y la Unión Soviética, los norteamericanos apoyaban a los
caudillos para que los países no pasaran a ser aliados de Moscú. En esa
época Estados Unidos prefería tener a dictadores amigos y no gobiernos
que pudieran acercarse a la Unión Soviética.
Pero los pueblos latinoamericanos se fueron cansando de sus corruptos
dictadores y poco a poco empezaron a surgir nuevos gobiernos. Algunos
países como Venezuela y Colombia tuvieron suerte – aunque en el caso de
Venezuela la democracia no perduró.

Cuesta trabajo decirlo, pero fueron los propios norteamericanos los que
abandonaron a los dictadores y dejaron a los países del continente que
escogieran su futuro propio.

En Cuba fue el Departamento de Estado quien primero indicó que estaban
hartos de Batista. El 1958 fue el gobierno de Dwight D. Eisenhower quien
le quitara la ayuda militar a Batista. No querían seguir avalando a una
dictadura cada día más enajenada del pueblo al que gobernaba.

A la vez, los americanos no entendieron lo peligroso que era Fidel
Castro. Al principio, y con la ayuda del New York Times, a Castro le
crearon la imagen de Robin Hood, quien le quitaba a los ricos para darle
a los pobres. Castro visitó a Estados Unidos y capturó los corazones de
la prensa de este país.

Ni siquiera los primeros fusilados tuvieron un impacto demoledor. El
gobierno, la prensa y el pueblo de Estados Unidos apoyaba a Castro y ese
apoyo duró algunos meses.

Otros países del hemisferio tuvieron mejor suerte que Cuba. En Colombia
un democracia compartida entre los dos principales partidos políticos
del país sentaron las bases para una democracia duradera.

Poco a poco los caudillos fueron perdiendo el poder y huyendo del país.
En casi todos hubo un intento por sentar las bases para una democracia
duradera. Ya para finales de la década de los años setenta, en muchos
países de América Latina se respetaban los derechos humanos. En
Venezuela había elecciones en la cual los principales partidos se
disputaban la presidencia, gobernadores y legisladores.

Pero en muchos países el cambio no fue completo de caudillos a
democracias representativas. Algunos se quedaron con las ganas. Hoy ya
no hay esos caudillos de antaño. La cosa es peor, mucho peor.

Los caudillos de ayer han sido suplantados por dictadores de izquierda,
que para nada dependen de Estados Unidos. En Venezuela hoy gobierna
Nicolás Maduro, nombrado a dedo por Hugo Chávez. En Nicaragua está
Daniel Ortega, quien tras bambalinas ya busca proclamarse presidente de
por vida; y lo ha hecho sin mucho aspaviento.

En Ecuador está Rafael Correa; en Bolivia Evo Morales; en Argentina
Cristina Fernández de Kirchner, quien a la muerte de su marido lo
reemplazó. Y en Cuba todavía están los hermanos Castro que llevan más de
medio siglo en el poder.

Los caudillos tuvieron su apogeo y pasaron de moda. Muchos de los
gobernantes de hoy son más astutos. Celebran elecciones, pero ellos
mismos controlan los resultados. En algunos momentos compran los votos
de los electores con dádivas groseras. En otros tienen los resultados
antes de los comicios.

Es hora que los gobernantes izquierdistas de hoy vayan a acompañar a los
caudillos de antaño. América Latina no puede prosperar si los gobiernos
roban con las dos manos y entregan cargos y hasta provincias a sus
partidarios y familiares.

Si la Cuba castrista fue modelo para los izquierdistas en otros países,
Cuba debe dar el ejemplo. Poco a poco crece la disidencia interna. Raúl
Castro intenta hacer pequeños cambios pero mantiene un control férreo
sobre el pueblo.

Esto no puede ser eterno. Algún día en un futuro no muy lejano Cuba
volverá a ser libre, y ese día podrá nuevamente servir de ejemplo para
que otros países en el continente se deshagan de sus dictadores de
izquierda.

Guillermo I. Martínez reside en el sur de la Florida. Su dirección
electrónica es: Guimar123@gmail.com

Source: "Un continente sin dictadores" -
http://www.martinoticias.com/content/cuba-america-latina-bolivia-venezuela-/30152.html

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