Las profecías de Castro
By MIGUEL COSSIO
En aquel tiempo, hablo de los últimos cuatro años, Fidel Castro deambuló
entre la vida y la muerte, y deseó que el mundo se parara. Hasta el día
de su Resurrección.
Pasó por un calvario. Murió y resucitó. Volvió de entre los muertos,
como Cristo, para advertir a la humanidad que está en la fase más
peligrosa de su existencia y que el 9 de septiembre puede armarse la de
san quintín nuclear. ``Estoy bastante comprometido con lo que vaya a
pasar''.
Lo anterior es una versión del tipo Reader's Digest de la entrevista de
La Jornada con el compañero Fidel. Que me perdone su directora, Carmen
Lira. Aquí el espacio importa.
Muchos de los análisis sobre Cuba y el castrismo, incluyendo los
propios, contienen un enfoque demasiado centrado en la política, sin que
se haga énfasis en el papel de la personalidad de Fidel Castro. Hay que
estudiar su psiquis para comprender sus acciones y, por ende, el
contexto político. La suya tiene un trastorno enorme de personalidad
megalómana.
Revivido ahora, hay que verlo desde la óptica psiquiátrica, porque su
gran capacidad de movilización mediática puede confundir no sólo a los
cubanos cautivos en la isla, sino a mucha gente.
Castro se ve a sí mismo como un enviado divino. Juan en la roca de
Patmos, escribiendo la revelación del Apocalipsis, la contracara del
Génesis. Se cree Lázaro dando sus primeros 600 pasos. Solo, sin bastón,
sin ayuda, sin nada. Ha vuelto del más allá para enseñar, como Ezequiel
u otros profetas de la Biblia, porque su papel, ha dicho una y otra vez,
no es lo práctico sino aconsejar.
Es un maestro de la semiótica, que utiliza todos los signos y símbolos a
su favor. El mensaje no es sólo el Apocalipsis, que ni le quita el
sueño, por el contrario. Es que sólo él puede ser Cristo, Nostradamus o
los profetas. Está de vuelta para salvar a los justos que sigan sus
enseñanzas.
¿Cuál es el mensaje cuando visita otra vez el Acuario con un periodista
de apellido judío? ¿Acaso porque le queda cerca y no tiene que caminar
mucho? ¿Es un capricho o es parte de su estrategia de Salvador de las
especies, entre ellas los delfines que tanto le gustan? ¿O un mensaje
por el caso de Alan P. Gross? ¿Puros símbolos?
En la primera parte de la entrevista con La Jornada, se presenta como el
Salvador de la Humanidad. ``Todavía tengo cosas que hacer'', dice. En la
segunda, es Yahvé perdonando, desde lo alto, cualquier defecto en su
Creación: ``soy responsable de la persecución de los homosexuales en
Cuba, porque estaba en tareas más importantes para la nación''.
Ninguno de los tres temas son nuevos: Resurrección, Salvación y Perdón.
Corresponden a sus características psicológicas: el mito de los Doce que
hicieron la Revolución y vencieron a la Muerte; la identificación con el
Salvador de la Patria; y el eterno rechazo a asumir las culpas propias,
descargándolas en otros: convertir el revés en victoria.
Al que leímos en La Jornada fue al mismo Castro remasterizado,
apocalíptico. Para él, Cuba es insignificante. Acaso siempre lo fue. Se
ve a escala planetaria, digno del Nóbel o el Príncipe de Asturias.
Hay que entender que su mensaje es el de siempre, cuando estuvo vivo,
cuando murió y cuando regresó. Su sueño es ser más grande que todos los
personajes de la historia, y no hay mayor figura que la resucitada de
entre los muertos.
http://www.elnuevoherald.com/2010/09/01/793213/miguel-cossio-las-profecias-de.html
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