26-08-2010.
Eriberto Liranza Romero
Periodista Independiente
(www.miscelaneasdecuba.net).- La comunidad de Párraga en Arroyo Naranjo,
ha perdido muchas de sus obras arquitectónicas en los últimos años, al
caminar por sus calles y avenidas se pueden ver las ruinas que otrora
fueron bellas instalaciones públicas.
Ejemplo evidente de la pérdida, lo es el Hospital Materno Infantil
Lebredo, este coloso de la medicina republicana, abrió sus puertas en el
año 1902 en La Finca Esperanza, era un centro especializado en
Tratamientos a pacientes enfermos de Tuberculosis, debido a su
estratégica posición geográfica, sus grandes ventanales proporcionaban
aire puro y recuperación a los enfermos. Hoy la falta de voluntad
política ha llevado al egregio edificio a la irreversible destrucción.
Cuando cerró sus puertas para ser sometido a una reparación capital,
millones de pesos fueron invertidos en sus alrededores, se construyó una
parte de lo que sería un Hotel para familiares de pacientes del interior
de país, ¿o de Sudamérica?, aun persiste la duda. Esta obra junto a los
cientos de metros cúbicos de tierra vertida para levantar el terreno de
lo que sería un lujoso parqueo, fueron abandonados.
De todas partes del Municipio, llegaban personas para desmontar poco a
poco el inmueble, con miles de sus ladrillos se edificaron casas enteras
en la zona, sus ventanas remplazaron las de destartaladas viviendas, en
fin Arroyo Naranjo canibalizó el edificio.
Igual suerte le deparó la historia al famoso paradero de la "Ruta 2",
desde los años 40 del pasado siglo, cientos de autobuses partían desde
esta terminal y recorría toda La Habana, el marcado deterioro de este
inmueble se venía notando mucho antes del llamado "periodo especial", un
día lo cerraron y hoy sirve lo mismo de baño publico, de parqueo de
algún camionero vecino, o como lugar de reunión de los borrachos del barrio.
Se le dijo a la población que las guaguas saldrían de otro paradero
cercano, pero lo real es que los parragueños tienen que caminar más de 3
kilómetros desde la Palma porque los autobuses la mayoría de las veces
no pasan por este abandonado rincón de la Habana, rutas como la 85, 2,
4, entre otras, son fantasmas que aparecen ocasionalmente para asombrar
a los viajeros.
Los mas afortunados con 5 pesos abordan los taxis particulares que han
sacado ventajas del abandono gubernamental, los motoristas también por
20 pesos ofrecen el mismo servicio hasta la puerta de la casa; a pesar
de que pocas personas pueden servirse del transporte privado, la policía
los multa por ser ilegales en casi todos los casos.
Solo persisten, aunque también comienzan a desteñirse, las viejas y
cacareadas consignas de una revolución que ha dejado morir, el
patrimonio de una barriada que marchaba hacia el progreso y el
desarrollo, pero llegó el comandante y mandó a parar."
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=29565
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