Escepticismo entre los cubanos ante nuevas medidas económicas
Por AFP
LA HABANA
El "timbiriche'', pequeño negocio privado en Cuba, fue abolido en 1968
en una "ofensiva revolucionaria'' que hizo de todos los cubanos
empleados estatales, hasta 1993, cuando Fidel Castro abrió algún espacio
al trabajo por cuenta propia, que ahora ensanchará su hermano Raúl.
La resurrección del "timbiriche'' en 1993 se dio en medio de la crisis
económica por la caída del bloque soviético y la agudización del embargo
estadounidense, cuando Castro permitió el trabajo privado en 115 oficios
como mecánicos, albañiles, plomeros, barberos o relojeros.
Un decreto de ese año previó la inscripción legal y el pago de impuestos
para esos trabajos, exceptuados para dirigentes y universitarios. Quedó
expresamente prohibida la contratación de asalariados.
Los nuevos trabajadores privados, que llegaron a 210,000 en 1995,
enfrentaron dos problemas: una desaprobación ideológica que los miraba
como peligrosamente capitalistas en una sociedad comunista de "obreros y
campesinos'', y un nulo o muy deficiente suministro de insumos para su
actividad, que los volcó al mercado negro.
En mayo de 1996 el "timbiriche'' se amplió a 157 oficios, se admitieron
algunos universitarios y se aprobaron los negocios familiares, abriendo
la puerta para los pequeños restaurantes (''paladares'') y al alquiler
de habitaciones.
Pero se endurecieron los controles: además de la licencia, los
"cuentapropistas'' debieron pagar impuestos por ingresos personales,
incluso en divisas, si su actividad era en esa moneda.
La recuperación de la economía a inicios de esta década marcó un
desinterés oficial por la actividad y el gobierno congeló las licencias
a la vez que acentuó los controles.
Numerosos negocios fueron cerrados por compra ilegal de insumos,
actividades no autorizadas, evasión de impuestos, mientras otros
sobrevivieron en ocasiones con sobornos a los inspectores. Al cierre de
2009, sólo se contabilizaron 143,000 cuentapropistas.
Un plan piloto convirtió este año en "cuentapropistas'' a barberos y
peluqueras de establecimientos estatales. El gobierno les alquila los
locales, les cobra la licencia y la seguridad social, en tanto los
nuevos privados logran independencia y mejores ingresos.
El Gobierno busca ahora alternativas de empleo para un millón de
funcionarios excedentes en la burocracia estatal, que deben pasar
básicamente a la producción, pero muchos de ellos son muy adultos o
carecen de las habilidades necesarias.
El domingo, el gobernante Raúl Castro anunció una nueva ampliación del
''cuentapropismo'', que permite además la contratación de asalariados y
comercialización de algunas producciones, hasta ahora prohibidas.
http://www.elnuevoherald.com/2010/08/02/776433/la-abarcadora-economia-estatal.html
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