Domingo , 25-04-10
POR CARMEN MUÑOZ
MADRID. Conseguida la nacionalidad y una vez tenga el pasaporte español
en la mano, la única condición que esta presa política, en una especie
de libertad condicional, pone para viajar a España a recibir tratamiento
médico es poder regresar a su país. Con esa baza juega el régimen
comunista: si los disidentes se marchan es para no volver. Aunque Roque
cree que en su caso no va a autorizar siquiera una «salida definitiva».
«¿Para qué voy a echar al cesto los 500 euros que cuestan los trámites
para salir?, se pregunta. En conversación telefónica desde La Habana,
añade: «Yo no me voy para siempre. De Cuba se tienen que ir los hermanos
Castro, que son los dictadores, no yo que estoy buscando la libertad y
la democracia».
De padre de Gáldar (Gran Canaria) y madre de La Gomera, Martha Beatriz
Roque Cabello recibió la semana pasada la llamada del Consulado de
España para que fuera a recoger la documentación en la que consta su
inscripción en el registro civil. «Ya puedo votar en las elecciones y
pagar impuestos en España», explica satisfecha. Sólo falta que aquí le
hagan el pasaporte.
Sus dolencias
A la directora del Instituto Cubano de Economistas Independientes,
nacida en La Habana en 1945, «no le consta» que el gobierno español haya
mediado para que las autoridades cubanas le permitan salir del país a
recibir tratamiento médico en España, donde vive parte de su familia.
«Quizá cuando tenga el pasaporte el gobierno de Rodríguez Zapatero haga
alguna gestión...», deja caer.
Mientras tanto, necesita tratamiento urgente para sus problemas
neurológicos, cardiacos, diabetes e hipertensión, producidos y agravados
durante dos estancias en prisión. La primera entre 1997 y 2000, cuando
fue acusada de «sedición pacífica» tras publicar con otros disidentes el
conocido documento «La patria es de todos», en el que respondían al
llamamiento del régimen de los Castro en el último Congreso del Partido
Comunista.
Durante esa etapa, para no «contaminar» a las demás presas de la cárcel
de Manto Negro -a las afueras de La Habana-, que «me consideraban una
persona decente, con ideas e inteligente», las autoridades la «aislaron»
en un cuarto de una «casa de contactos» del Ministerio del Interior. «Es
una vivienda donde los funcionarios tienen sus reuniones y entrevistas»,
matiza. El día de la visita, a sus familiares «les obligaban a agacharse
en el vehículo oficial en el que les llevaban a verme para que no
supieran donde quedaba la casa». Un ejemplo para Roque de que la tortura
psíquica no la sufren sólo los presos políticos sino también sus
familias. La «mercenaria», como la califica el régimen, recibió además
«golpes de todos los colores».
Después de su nueva detención el 18 de marzo de 2003 -la única mujer
condenada del Grupo de los 75-, fue excarcelada año y medio después con
licencia extrapenal por razones de salud. Fundadora de la Asamblea para
Promover la Sociedad Civil, la economista ahora participa en la Red
Cubana de Comunicadores Comunitarios, un grupo que con tesón denuncia
desde la supervivencia diaria de los cubanos hasta la reciente y extraña
muerte del recluta Dayron Carbonell.
http://www.abc.es/20100425/internacional-iberoamerica/salir-cuba-para-volver-20100425.html
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