Thursday, June 04, 2009

La derrota no es huérfana

La derrota no es huérfana
NORBERTO FUENTES, Escritor cubano exiliado
Miércoles, 03-06-09

El primer acierto del presidente Barack Obama en relación a Cuba ha sido
el de no soltarle las amarras a su proyección política y a lo que debe o
no hacerse con Fidel Castro, y mucho menos dejarle el tema al libre
albedrío de las emociones locales de Miami y, peor aún, del oportunismo
de los congresistas republicanos del sur de la Florida. Él está al
control, pero allá lejos, en Washington DC, y sin que se escape del
Despacho Oval una sola palabra de sus ideas de maniobra.
La experiencia es vasta, y con frecuencia risible, de las veces que
Fidel Castro ha manejado a su antojo el discurso mercurial de Miami. Por
otro lado -y digamos que éste es un acierto en refuerzo del anterior- es
evidente que Obama está haciendo lo necesario para atraer a las nuevas
generaciones de inmigrantes cubanos hacia su proyecto. La pretensión es
legítima, en especial si se tiene en cuenta que ya son mayoría los
cubanos llegados a Miami después de 1980. La estrategia se dirige a
varios objetivos y prevé diversas ganancias.
Primero es su intento de sostener una conversación racional donde hasta
el presente ha dominado una retórica que desde hace rato carece de todo
sentido. Ya no se sabe si viene de la Guerra Fría o hasta de la época de
la explosión del Maine. El bautismo de fuego de la tropita de Obama va a
recibirse, desde luego, en la recién anunciada conversación sobre
asuntos migratorios, propuesta por Estados Unidos y aceptada por Cuba.
Si logran superar los libretos de todas las reuniones que han tenido
lugar anteriormente, podemos comenzar a respirar, y quizá hasta
aventurar otras especulaciones.
Primero, la familia, dice Obama. Hasta primo segundo es el vínculo
familiar que permite a los cubanos viajar a Cuba. Primo segundo es un
lazo familiar tan elástico como difícil de identificar. Es decir, todos
los cubanos pueden viajar a Cuba. Allí uno nunca sabe exactamente cuando
es primo segundo de nadie. Otra cosa es que puedes ir todas las veces
que quieras, estarte allí todo el tiempo que quieras y llevar el dinero
que te quepa en los bolsillos, amén de hasta ¡800 libras de equipaje!
El sabio Obama no habla de bloqueo (o embargo, como gusten llamarle),
pero deja que una oleada de cubanos -calculada este año en no menos de
350.000- se riegue por toda la isla y cree de hecho una nueva estructura
económica, al principio más o menos subterránea y ante la cual el
gobierno cubano tendrá que ceder, más temprano que tarde. Ceder
significa que permita a los primos segundos abrir -digamos, para
comenzar- sus pequeños negocios. Un contexto más sano si se quiere para
el mercado cubano del dólar que el de las putas y los taxistas, sus
actuales corredores.
El próximo paso (de acuerdo a mi información) es liberar el dólar.
Levantar las medidas que impiden a Cuba negociar con esa moneda. El
propósito es derribar el argumento de La Habana para devaluar el dinero
americano hasta en un 20%. Desde luego, queda por ver la reacción
oficial de La Habana ante la silenciosa ofensiva subcapitalista que le
acecha.
Una ojeada a las expectativas del otro bando. Uno tiene la primera
tentación de decir, los pobres. Miren lo que les pasa por atrincherarse
en sus dignas posiciones, en disponerse a combatir por sus ideales; los
bravos que pagaron el precio por haber defendido la revolución hasta sus
últimas consecuencias. Cuando en realidad lo que tenemos es que están
pagando el precio de haber destruido esa revolución. Haber dejado
podrirse el país en la pobreza no es solo una distorsión de las
propuestas comunistas sino una aberración del liderazgo cubano.
No tiene ni siquiera el argumento del derrumbe de la URSS. No es un
argumento válido porque él lo sabía. Y si tal era la certidumbre de sus
miras estratégicas, qué medidas tomó ante la eventualidad. Una
disposición a refrescar el ambiente cubano cuando se hallaba en la
cumbre de su gloria y hasta con el modesto crecimiento de su economía de
un 3 % anual hacia mediados de los 80, hubiese elevado las
posibilidades. Ni perdía la iniciativa, ni la base ideológica ni el poder.
Hoy las dos primeras no existen, y ni siquiera con la más minima
posibilidad de recuperarlas. Y el poder muy bien parece un chiste.
Servirles de nuevos gobernadores generales de la isla a los americanos
-cuidarles la frontera marítima del paso de los narcotraficantes- no es
precisamente el destino que nos prometieron. Es penoso que Fidel Castro
no tenga nada que ofrecer en la mesa de negociaciones, solo, apenas,
balbucear la idea de un éxodo masivo de inmigrantes económicos si su
país sigue hundiéndose.

La derrota no es huérfana - Opinion_Colaboraciones - Opinion - ABC.es (3
June 2009)

http://www.abc.es/20090603/opinion-firmas/derrota-huerfana-20090603.html

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