¿Para qué sirven los militares cubanos?
By JORGE SALAZAR-CARRILLO
Desde principios de los años ochenta del pasado siglo los militares
cubanos comenzaron a organizar el sistema de ''dirección y
perfeccionamiento empresarial y de la economía'' (SDPE). Igual que
ahora, por aquellos años se hablaba, y no sólo eso, sino se ejecutaba,
una reforma del sistema económico en Cuba. Para mejor dirigirla y
perfeccionarla se estudiaron los precios, recogiéndose 16 gruesos
volúmenes de cotizaciones tendientes a descubrir, y eventualmente
establecer, los determinados por el mercado. Los mercados campesinos
fueron un experimento dentro de la misma senda. Comenzó el endeudamiento
con el Club de París como apoyo financiero a este proceso, deuda que
ahora bordea los $30,000 millones. Se proyectaron la industrialización
de Cuba y exportaciones manufactureras de $1,000 millones al año a
Europa occidental, para poder devolver los préstamos que hicieron estos
países por cerca de $6,000 millones.
Que algo podrido había lo indicó la defenestración del ministro de
Planificación Humberto Pérez relativamente temprano durante el proceso,
cada vez más dirigido por el MINFAR. La producción industrial ni creció
ni rindió exportaciones de consideración. Y comenzó Cuba, ya claramente
habiendo fracasado su ''perfeccionamiento empresarial'', a exportar
seres humanos para redituar con la mayor parte de los emolumentos en
moneda dura, que estos generaban y no recibían.
Hacia mediados de la década, el fracaso fue evidente: el gobierno cubano
no podía ni siquiera cubrir los intereses de su deuda, luego de burlarse
de los latinoamericanos, cuyos intereses no venían cubriendo desde fines
de 1982. Increíblemente los cubanos consiguieron otros respiros a
aquellas alturas con algunos de los ilíquidos países de América Latina,
el más notable de los cuales fue con el gobierno del Partido Radical
argentino, al cual, como allá se dice, le vendieron una víbora, a cambio
de vehículos y otros productos manufactureros. El fracaso de los
militares fue total, y no tardó la ''rectificación'' de Fidel Castro en
1986, desactivándose la política salarial de incentivos monetarios (en
vez de morales) y los mercados campesinos. ¿Les suena esto algo parecido
a la actualidad en el corsi e ricorsi de la economía cubana, dirigida
desde entonces por los militares, bajo la supervisión del fidelísimo?
Pero quedaba otra demonstración más convincente de la ineptitud y la
alternancia de sistemas del MINFAR con su ahora engullido MININT. La
rectificación había traído como consecuencia una involución de la
economía cubana hacia una ineficiente producción de subsistencia. Este
cambio, junto con la disminución, primero paulatina y luego radical, de
la ayuda del bloque soviético, determinó una continua contracción de la
economía cubana hasta 1992. En este año y el siguiente el declive se
convirtió en una implosión de más del 50 por ciento de la economía de la
isla, sumida en la opción cero (realmente negativa) y el ''período
especial [general, el especial era el anterior] en tiempos de paz''. Se
abrió la economía a regañadientes a mediados de 1993 y comenzaron los
cortejos en la política de dos carriles con el nuevo presidente Clinton.
Pero como era de esperar, vino un nuevo bandazo ''rectificante'' en
1995, en que a finales el propio Raúl Castro decreta el fin del doble
carril, y la reversión de las ''tendencias a la libre empresa'',
limitándose radicalmente el ``cuentapropismo''.
El sistema de dirección y perfeccionamiento empresarial dirigido por el
MINFAR reverdeció sus laureles y comenzó a extenderse por todos los
combinados cubanos, con tal supuesta idoneidad que llevó a la aprobación
de sólo 35 empresas cumplidoras de sus estándares hacia finales del
decenio de 1990. Pero con la economía nacional necesitada urgentemente
de divisas se hacía necesario dar otro bandazo: había que sacrificar la
diversificación agrícola en aras de una mayor producción azucarera.
Se asignó al más destacado general en las lides empresariales del
MINFAR, Ulises Rosales del Toro, a rescatar el complejo agroindustrial
azucarero. Cuba estaba siendo desplazada de su posición líder en las
exportaciones mundiales del dulce y era necesario revertir esta amenaza
que acogotaba las importaciones estrictamente cubanas (que no las
turísticas). ¿Qué consiguió este vuelco de prioridades? La disminución
de la producción azucarera de 4.252 millones de toneladas en 1997, al 25
por ciento de este volumen en el 2007.
Claro que había que justificar este fracaso de Raúl Castro, su MINFAR y
su SDPE. Se explicó que era necesario desconcentrar a la isla de su
monocultivo y volver a priorizar la producción agrícola para el mercado
interno. ¿Qué le trajo a Cuba este nuevo giro? El 70 por ciento de su
tierra fértil improductiva y la importación del 84 por ciento de su
consumo total de productos agrícolas. Con este historial de desreformas
económicas, ¿quién se puede hacer ilusiones sobre el futuro
castrocastrense de la economía del país?
JORGE SALAZAR-CARRILLO: ¿Para qué sirven los militares cubanos? -
Opinión - El Nuevo Herald (30 May 2009)
http://www.elnuevoherald.com/opinion/v-fullstory/story/462409.html
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