Fernando Ravsberg
BBC Mundo, La Habana
Una de las problemáticas que despierta mayor irritación entre los
cubanos es la de la vivienda. El país sufre un déficit enorme y casi la
mitad el parque de casas existente se encuentra en regular o mal estado.
El sistema cubano en este tema es único en el continente y tal vez en el
mundo: no existe hipoteca, a las viviendas se les aplican subvenciones
que van desde el 40% al 90% del precio de costo y la compraventa entre
particulares está prohibida.
Una casa de las que vende el Estado puede costar unos US$400, que son
pagados a través de un crédito bancario que estipula las cuotas de
acuerdo al ingreso familiar y cuyo impago no implica la pérdida de la
vivienda.
Podría parecer un paraíso si no fuera por la enorme escasez que obliga a
muchos cubanos a vivir hacinados y el mercado negro que -amparado en lo
que muchos perciben como corrupción del Instituto Nacional de la
Vivienda (INV)- dispara los precios.
Un bien social
La forma de acceder a una casa es comprándole al Estado una de nueva
construcción, haciéndola uno mismo con materiales y en terrenos vendidos
por el gobierno o una de las que se decomisan a los que emigran.
La vivienda en Cuba se considera un bien social, no un producto
mercantil, porque además tiene una subvención estatal muy elevada, entre
un 40% y un 90% del valor.
Salvador Gomila, asesor del INV
Hay otros mecanismos como pueden ser la herencia, la cesión de
propiedad, la división de bienes por divorcio, etc. pero en todos estos
casos el beneficiario debe volver a pagar el precio de la vivienda al INV.
La compraventa de casas y apartamentos entre particulares está prohibida
por lo que la propiedad de un cubano tiene limitaciones para evitar que
las leyes del mercado rijan la actividad.
La vicepresidenta de la vivienda, Magalis Piñeiro explicó a BBC Mundo
que "para nosotros no puede ser nunca un motivo de lucro la compraventa"
y agrega que "hay posibilidades de venderla, al Estado cubano".
"La vivienda en Cuba se considera un bien social, no un producto
mercantil, porque además tiene una subvención estatal muy elevada, entre
un 40% y un 90% del valor", nos aclaró el arquitecto Salvador Gomila,
asesor del INV.
Leyes estrictas
Las leyes cubanas son estrictas en el tema de la vivienda, tanto que
soló se autoriza al ciudadano a poseer un máximo de dos propiedades y
eso siempre y cuando una esté en la ciudad y otra en la playa o en el campo.
El único mecanismo que existe para cambiar de casa es la permuta, es
decir encontrar a una persona que desee nuestra vivienda y que a su vez
sea propietario de la casa de nuestros sueños, una verdadera lotería.
Claro que los cubanos se las ingenian haciendo "cadenas de permutas" en
las que se unen hasta 7 personas intercambiando sus casas de tal forma
que cada uno quede al final con la que más le conviene.
Todo este proceso de búsqueda de permuta puede llevar meses, la gente se
junta en la esquina de Prado y Colon, en Centrohabana y allí tratan de
encontrar la contraparte para hacer su trueque.
Corrupción
Sin embargo, lo que más temen los cubanos son los tramites en el
Instituto Nacional de la Vivienda, allí una permuta puede tardar entre 8
meses y un año, a pesar de que la vicepresidenta del INV, Magalis
Piñeiro, asegura que se realiza en un mes.
"En qué país está viviendo ella", eso no es así, yo permuté en mayo y
estuve un año para los trámites", nos explica Marta Téllez, quien busca
ahora una nueva permuta que la acerque más a lo que desea.
En el fondo de toda la problemática gravita la escasez, el gobierno
construye 50.000 viviendas al año lo que aumenta el parque disponible
pero aun resultan insuficientes para las necesidades de la población.
La mayoría de las personas que encontramos hablan de larguísimos
trámites que sólo son acelerados si los interesados deslizan entre
US$100 y US$200 por debajo de la mesa.
Las tarifas de la corrupción con que nos topamos varían de acuerdo al
trámite, la propiedad sobre un terreno costo US$600, legalizar una
compraventa a través de una falsa permuta US$1.500, autorizar una cesión
de propiedad US$450.
Protegido por estos funcionarios venales crece el mercado negro, "yo
compré mi casa en US$8.000, pagamos a uno de Vivienda y fingió una
permuta con una casa que no existía", nos explica una mujer que pidió
que no se publique su nombre.
Aprovechando la corrupción han surgido agentes inmobiliarios
clandestinos,"corredores", que venden a precios que van desde los
US$8.000 por una apartamento de 2 cuartos hasta los 100.000 por una
mansión en el exclusivo reparto de Miramar.
En el fondo de toda la problemática gravita la escasez, el gobierno
construye 50.000 viviendas al año lo que aumenta el parque disponible
pero aún resultan insuficientes para las necesidades de la población.
Nota de BBCMundo.com:
http://news.bbc.co.uk/go/pr/fr/-/hi/spanish/business/newsid_7107000/7107770.stm
Publicada: 2007/12/03 10:51:26 GMT
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