De: El Machetero
22 de diciembre del 2007
Para los cubanos, principalmente los jóvenes, buscar un sitio donde
tener sus relaciones sexuales se ha convertido en una especie de dolor
de cabeza sin calmantes para aliviarlo.
Los graves problemas habitacionales existentes en la Cuba de este
tiempo son la causa de que ellos no dispongan de suficiente privacidad
en los lugares donde viven. En cuanto a las instalaciones que ofrecen
servicio de albergue temporal, llamadas popularmente "posadas", tienden
a desaparecer.
Años atrás, en la capital del país existían alrededor de cien posadas,
moteles o "albergues INIT" como también se les llamó. Actualmente, en
la guía telefónica de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A.
(ETECSA) sólo aparecen registradas 26 instalaciones de ese tipo, de
las cuales se ha podido comprobar que han sido clausuradas cinco, el
estado físico de las que aún funcionan ofrecen una mala imagen y el
servicio de las mismas es insatisfactorio.
Es muy probable que este problema no se refleje en el plan económico
de ningún organismo estatal o que ni siquiera haya estadísticas sobre
el tema, pero la realidad es que afecta a la sociedad cubana.
La tarifa de las posadas es de cinco pesos por tres horas. "Cuando hay
cola se le ofrece un fulita (un dólar estadounidense) al posadero que
seguramente te da acceso inmediato y te busca un cuarto", revela
Michel, uno de los jóvenes encuestados.
Michel añadió: "Se dice que los propios empleados de las posadas
aportan los insumos para mantener en servicio a esos centros".
Con la aparición de algunas pequeñas empresas por cuenta propia
también hay personas que habilitaron en sus casas habitaciones para
alquilarlas a parejas. Cobran por hora o por meses, según el caso.
El propio Michel manifiesta que esas posadas por cuenta propia son muy
eficientes: "La higiene de esos lugares es óptima, algunas
habitaciones cuentan con aire acondicionado, tienen refrigerador y
hasta televisor y equipo de video (VCR)".
Su costo es de cinco dólares por noche, aunque también alquilan por
tres horas.
"Las hay menos caras, que cobran entre 60 y 80 pesos por una estancia
de tres horas. Su servicio es igualmente inmejorable y aunque no
disponen de aire acondicionado tienen ventiladores. La higiene es
impecable", aseguró la fuente.
Una investigación al respecto arrojó que algunos de los dueños de
estas viviendas particulares que dan el servicio de alojamiento
temporal cuentan con licencia de cuenta propistas, pero otros lo hacen
"a cuenta y riesgo".
Al preguntarle a Michel qué hacen las personas que no tienen recursos
económicos para acceder a estos lugares o a las instalaciones
estatales, su respuesta fue: "Escaleras y pasillos de edificios o los
parques -que están oscuros y la gente teme atravesarlos por la noche-
es allí donde la gente que carece de recursos encuentra la posibilidad
de hacer el amor"
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