Wednesday, March 28, 2007

Problemas de convivencia

Problemas de convivencia
Shelyn Rojas
Bitácora Cubana, 28 de marzo de 2007

La Habana – Alejandro vivía en una casa grande en la calle Ensenada No.
316 del municipio capitalino de Luyanó. Su madre le comentaba, que con
39 años, era hora de que tuviese una familia y viviera con ella.

Daymarelis, con 19 años, vivía en Calle 2 ª en Jaruco, hacinada con su
hijo de un año, Danny, tres hermanos y su madre.

Daymarelis y Alejandro se conocieron en una iglesia evangélica. A
primera vista se enamoraron. Al poco tiempo eran marido y mujer, ante
las leyes de los hombres y de Dios.

Decidieron ir a vivir para Jaruco. La condición puesta por Miriam, su
suegra, era que se hiciese cargo del sostén de toda la familia.

Todo marchaba bien, hasta que los vómitos y mareos de Daymarelis
alertaron a su familia. A partir de ese momento Miriam cambió de opinión.

Cuenta Daymarelis que un día, Miriam entró de improviso al cuarto y
vertió sobre ellos agua fría. Ya en reiteradas ocasiones los había
amenazado con quemarlos.

En otra ocasión, tiró una barreta de construcción contra ellos. Cayó en
la cuna. El niño estaba con su madre en la cama.

Danny no podía dormir entre las discusiones y el desorden diario que se
vivía ahí. Los hermanos de Daimarelys robaban sus alimentos y las
compotas del niño.

Alejandro tuvo que salir, durmió por seis meses en el portal de la casa
del frente. Al poco tiempo, los tres estaban en ese mismo lugar.

Daymarelis no puede ir a su casa a recoger los alimentos que el gobierno
raciona en una libreta mensual. Miriam es la dueña de la casa, de la
libreta también, y no lo permite.

Ante esta situación, tampoco pueden actualizar sus papeles de
maternidad. No podrá comprar cuna, colchón, ni pañales para su próximo bebé.

El 14 de junio del 2006 Alejandro llevó para su casa en Luyanó a su
esposa e hijo. Esa noche, mientras dormían en su cuarto, fueron sacados
por agentes de la Policía Nacional Revolucionaria, a petición de la
madre de Alejandro, que le gritaba que ese no era el matrimonio que
había soñado para él. Esa noche durmieron en una funeraria.

Alejandro hizo las gestiones pertinentes para que su caso fuera atendido
y resuelto lo más pronto posible. Se dirigieron a los canales
pertinentes en Jaruco, para que al menos los dejaran sacar sus alimentos
y poder tener derecho a una canastilla para el bebé en camino.

El fiscal del municipio, Osmany, le respondió, según Alejandro, que esos
eran problemas de convivencia y que nada podía hacer al respecto. Que no
les iba a permitir entrar más allí, que estaban equivocados. Luego los
expulsó del local.

Daymarelis y Alejandro viven prestados en la casa de un hermano de fe.
Será por poco tiempo. Ella no sabe qué hacer, llora y da gracias a Dios
por el esposo que tiene.

Alejandro está desesperado, su familia necesita un hogar y comida. El
próximo mes Daymarelis dará a luz, según los médicos, una hembra.

La familia de Alejandro sigue en la calle, a la espera de un milagro.
Algo difícil de llegar en la Cuba actual.

http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=4390

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