VIVIENDA-CUBA:
A capear el temporal
Por Patricia Grogg
LA HABANA, jul (IPS) - La actual temporada ciclónica, que nuevamente se
pronostica activa para la región del Caribe, someterá a prueba el
precario fondo habitacional de Cuba, uno de los sectores más golpeados
por los desastres climáticos.
El Centro de Pronósticos del Instituto Cubano de Meteorología prevé que
unas 15 tormentas tropicales podrían formarse antes del 30 de noviembre,
con posibilidades de que nueve de ellas alcancen la categoría de huracán.
"Si pasa un ciclón por La Habana me quedo en la calle. Mi casa no
aguanta más", dijo Bárbara María (nombre ficticio) cuando supo que "al
menos uno" de los nueve huracanes pronosticados podría azotar este país.
La joven mujer, quien llegó hace años con su familia a la capital desde
la oriental ciudad de Guantánamo, ha vivido varias de las evacuaciones
coordinadas por las autoridades para proteger a las familias que habitan
las zonas más vulnerables de la fuerza de los vientos y el impacto de
las copiosas lluvias.
"De eso no me quejo. Nunca nos ha sucedido nada porque nos vamos a un
refugio o a la casa de vecinos que viven en sitios más seguros. Pero las
condiciones de mi casa empeoran y no tenemos como arreglarla", explicó a
IPS.
Su problema se agrava porque no es propietaria del lugar que habita,
ubicado en la periferia capitalina. "El 'delegado' (representante del
gobierno en su barrio) nos prometió ayuda, pero hasta ahora no ha podido
hacer nada", comentó.
De modo que, por ahora, Bárbara María no tiene muchas esperanzas de ser
incluida en el programa gubernamental de construcción y reparación de
viviendas anunciado a mediados del pasado año y que proyectó la
edificación de 150.000 nuevos inmuebles y la rehabilitación de otros
380.000 entre 2005 y 2006.
La aspiración gubernamental es continuar luego la construcción de
viviendas a un ritmo de 100.000 cada año, apoyándose fundamentalmente en
el "esfuerzo propio", es decir, la familia y sus allegados ponen la mano
de obra, y el Estado proporciona los materiales y equipos de
construcción a precios moderados.
Según estimaciones oficiales, cerca de 1,3 millones de viviendas, de un
total que en 2002 se situaba en alrededor de 3,1 millones de unidades,
se encuentran actualmente en regular o mal estado, lo que explica su
vulnerabilidad ante los fenómenos naturales cada vez más frecuentes y
destructivos.
En los últimos cinco años, el azote de los huracanes produjo perjuicios
de distinta envergadura a 579.547 viviendas, de las cuales 73.169 fueron
destruidas totalmente.
Sólo el huracán Dennis, que cruzó varias provincias cubanas en julio de
2005, causó daños a más de 120.000 viviendas, con 15.000 derrumbes
totales y 25.000 parciales. La fuerza de los vientos destrozó los techos
de 24.000 casas y provocó perjuicios parciales en las cubiertas de otras
60.000.
En la primera quincena de junio, las intensas lluvias de la tormenta
tropical Alberto, la primera de la temporada ciclónica, causaron al
menos 28 derrumbes en La Habana, la cual junto a la región oriental
tendría los mayores problemas en materia de vivienda.
No faltó quien viera en los desastres causados por Alberto una alerta
sobre lo que podría pasar a varias zonas de la capital si un huracán de
gran intensidad entra de lleno en sus predios. Esta urbe y la oriental
Santiago de Cuba concentran más de la mitad de las viviendas más
vulnerables.
Un estudio realizado en 2002 por investigadores cubanos, en colaboración
con la Comisión Económica para América Latina y el Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), estimó en 162.000 unidades
ese fondo habitacional precario, lo que equivale a cinco por ciento del
fondo total del país y a 32 por ciento de todas las viviendas en mal estado.
En tanto, el propio gobierno admite que éste es uno de los principales
problemas que enfrenta la población cubana, que ya alcanza de 11,2
millones de habitantes. A la vez, se queja de que los huracanes agravan
la situación, al obligar a destinar los limitados recursos disponibles
para vivienda a la recuperación de los daños.
"Existen déficit habitacionales, necesidades acumuladas de nuevas
viviendas y de reparación de las que se encuentran en mal y regular
estado", dijo el vicepresidente Carlos Lage al dar a conocer, en
septiembre pasado, el plan gubernamental que busca solucionar las carencias.
De otra parte, informes del Instituto de la Vivienda indican que hasta
mayo pasado se habían rehabilitado más de 463.000 edificaciones dañadas
en los últimos años por impacto de los desastres naturales, aunque el
reto mayor es hacerlas resistentes a nuevos huracanes, tanto en calidad
constructiva como en ubicación.
Ese aspecto del problema figura dentro de las preocupaciones centrales
del PNUD, que ve los desastres naturales como un serio obstáculo para el
cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), acordados
por la comunidad internacional.
"Es necesario reducir la vulnerabilidad para que fenómenos naturales con
los cuales estamos obligados a convivir no se conviertan en desastres",
comentó a IPS Ulrika Richardson-Golinski, representante residente
adjunta del PNUD en La Habana.
Varios proyectos de cooperación de esa oficina en Cuba apuntan, entre
otros objetivos, a fortalecer las capacidades locales de producción de
materiales alternativos de construcción, así como asesoría técnica y
apoyo para la gestión y control de los recursos.
Para Rosendo Masías, especialista a cargo de la cooperación en el sector
de la vivienda en el PNUD, lo "estratégico" es apoyar las
potencialidades locales que ya existen en muchas provincias en esta
materia y, en algunos casos, con muy buenos resultados.
Masías mencionó experiencias como la producción de materiales ecológicos
en la provincia de Santa Clara, a más de 260 kilómetros de La Habana, y
la fabricación de bloques para paredes a partir de canteras naturales
que existen en el municipio de Yateras, Guantánamo, 929 kilómetros al
este de la capital.
Entre los ODM figura la meta de garantizar la sostenibilidad ambiental,
que implica incorporar los principios de desarrollo sostenible en las
políticas y programas nacionales, y la de mejorar considerablemente la
vida de por lo menos 100 millones de habitantes de tugurios para el año
2020.
Pero Masías diferenció la situación de Cuba, donde "puede haber barrios
precarios, pero con acceso a servicios de agua potable, energía
eléctrica, salud y educación". En Cuba no hay problema de tugurios, sino
"de déficit habitacional acumulado, que tiene su expresión en un estado
técnico constructivo de regular a malo", aseguró.
(FIN/2006)
http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=37932
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