SOCIEDAD
Musulmanes en La Habana
Juan González Febles
LA HABANA, Cuba - Marzo (www.cubanet.org) - El Islam llegó a La Habana.
Jóvenes agraciados, mestizos en su gran mayoría, afluyen llenos de
entusiasmo a la fe del profeta. El primer punto de contacto es en la
Unión Árabe de Cuba, en la calle Prado. Allí, los agraciados jóvenes
cubanos son valorados con sabiduría por sabios hombres de fe. Por
personas conocedoras de la ley islámica.
Luego de los primeros contactos, a la mezquita situada en los altos del
restaurante Al Medina, en la Habana colonial de Leal. Allí rezan y
observan los ritos sagrados del Islam. Aprenden a preservarse de la
hembra perturbadora -de dientes para afuera- y se preparan para viajar,
nada menos que a Irán.
Los jóvenes cubanos no aspiran a mudarse al paraíso coránico de huríes y
delicias. Ellos son mucho más modestos. Digamos que, en su inmensa
mayoría, aspiran a salirse del infierno de Fidel Castro. La embajada de
Irán en La Habana abrió una brecha, que está siendo muy bien aprovechada
por un entusiasta grupo de mulaticos.
Los recién conversos serán los futuros imanes, santones y eruditos del
Islam cubano. Parece que los promotores de la idea depositan grandes
expectativas en estos pichones del chiísmo en el nuevo mundo.
De acuerdo con las observaciones preliminares, quizás estamos a las
puertas de un Islam de nuevo cuño amante del ron, el tabaco, la guaracha
y la hembra perturbadora. Quizás sea una nueva versión de trabajadores
sociales de la fe. Existen muchos puntos comunes entre el origen de los
trabajadores sociales y los nuevos islamitas.
Ambos, los trabajadores sociales del Comandante y los nuevos islamitas
provienen de las calles. Están imbuidos del mismo deseo de vivir y ser
útiles a sí mismos. Para ello quizás da lo mismo servir al Comandante
que a los ayatola del Irán. Doy fe de que la vida en Cuba es un
excelente entrenamiento para cualquier cosa.
Los hebreos se convencieron a sí mismos de que eran el pueblo elegido de
Dios. Alguien con no menos sabiduría afirmó que los cubanos son el
pueblo escogido por sí mismo.
La nueva confesión habanera es una novedad que se inscribe en un viejo
más de lo mismo. Quizás la misión divina de nuestros agraciados
mulaticos sea renovar el Islam. Hasta donde se sabe, Mahoma creó un
estilo de vida afín con las expectativas de muchos varones jóvenes
desheredados por la fortuna en nuestra amada Habana. Se casó con una
viuda acaudalada y ya sin preocupaciones materiales, se consagró a crear
el Islam. Ahí está el quid del asunto.
Si bien crear una nueva religión no está en la mira de nuestros
muchachos, la viuda no vendría mal. Bienvenida sea si llega de Madrid,
Londres o Teherán, con turbante o con pamela. Alá es Dios y Mahoma su
profeta.
No habrá objeciones de conciencia. Orula es tolerante y compasivo.
Haciendo santo y poniendo la obra que hay que poner al pie de la Ceiba,
Cachita ayuda y se llega. No digo yo si es así. A Teherán o hasta el
Polo Norte. Los hijos de los Orichas pasean cualquier mezquita.
Maferefún Alá.
http://www.cubanet.org/CNews/y06/mar06/02a6.htm
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