Contradiciendo a la UNESCO
Están bajo sospecha los métodos utilizados por el gobierno para lograr
el banderín latinoamericano en educación primaria.
Federico Fornés, La Habana | 03/07/2008
Los escolares cubanos saben más que sus pares latinoamericanos, tanto,
que a veces los profesores preguntan a los alumnos que a su vez reciben
clases particulares de maestros que no son tales, pero que están mejor
preparados que los oficiales y que cobran por el servicio, haciendo de
Cuba un país con dos sistemas paralelos de enseñanza: uno público y otro
privado, este último fuera de la ley.
¿Algo no se entiende?
Un estudio patrocinado por la UNESCO, conocido en el argot docente como
CERSE —Estudio Regional Comparativo y Explicativo— y que sitúa el
sistema cubano de educación primaria como "el mejor entre 16 países de
América Latina", recibió el encomio de la prensa oficial. En opinión de
muchos padres, los medios aplauden una farsa.
El montaje
"Hasta los planes de estudios se modificaron en función del CERSE",
recuerda la madre de Félix, un niño que entonces cursaba el sexto grado
en un plantel del centro habanero y que terminó por aborrecer la escuela
debido a las presiones docentes.
"Aquello se convirtió en una obsesión. No se hablaba de otra cosa. Los
metodólogos municipales y provinciales aplicaban exámenes paralelos
mensuales con el método que se utilizaría en la pesquisa. Hasta lemas
tenían los niños. Estaban agotados, rechazaban la escuela", rememora con
disgusto.
Los padres de Yusemi lo tienen claro: "Fue una farsa. Impartían
conocimientos que estaban fuera del programa habitual, porque eran los
que serían evaluados. Los métodos evaluativos también eran los del
estudio (internacional)".
En los planteles involucrados en la indagatoria, más de doscientos en
toda la nación, las jornadas se saldaban con sobreclases hasta las seis
de la tarde, con los contenidos a revisar por la investigación de campo,
y hasta los sábados, día de asueto, los niños fueron obligados a asistir
a los repasos.
Un psiquiatra infantil recibió numerosos casos de escolares con
alteraciones de sueño y merma de las capacidades de concentración y
aprendizaje.
"Presentaban ansiedad. Algunos no lograban dormir bien, mostraban
reapariciones de enuresis nocturna y otros hasta vomitaban y se negaban
a ir a clases", refiere el especialista de un hospital pediátrico de la
capital.
No todos dramatizan sobre el asunto. El tío de Roger, un intranquilo
pelirrojo que cursa ahora el octavo grado de secundaria, dice que es
"verdad que hubo estrés, pero al final supieron más que otros. Los
prepararon para una competencia y ellos fueron campeones. ¿Acaso eso es
un delito?", pregunta abriendo los brazos.
De acuerdo con el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la
Calidad de la Educación, coordinado por la agencia de la UNESCO
—Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura—, la Isla lideró los resultados en las pruebas de matemáticas,
lectura y ciencias realizadas a estudiantes de tercer y sexto grados de
primaria.
Cuba es el único país con "una media de puntuaciones en matemática muy
superior al promedio", asegura la investigación. En las pruebas,
realizadas entre 2005 y 2006, participaron unos 200.000 alumnos de 16
países de América Latina.
Ya en 1997, cuando el Laboratorio de la UNESCO realizó por primera vez
esas pruebas en once países de la región, Cuba ocupó el primer lugar.
"No hubo entonces esas presiones que se vieron después, en el segundo
CERSE", afirma el psiquiatra.
Cifras versus calidad
De acuerdo con datos oficiales, la Isla tiene la mayor tasa de
educadores por habitantes en el mundo, con un profesor para cada 36,8
personas.
El pasado año, la UNESCO publicó el índice de inversiones en educación.
Proporcionalmente, en términos de gasto total (fondos públicos y fondos
privados combinados), Cuba, con 9,9%, y Guayana, con 8,9%, invirtieron
más en el sector en 2005, que los grandes inversores de los países
desarrollados como Estados Unidos.
La envergadura del programa educacional, con una matrícula de casi la
totalidad de los menores en edad escolar, es uno de los orgullos de la
revolución, pero su calidad es cada vez más declinante.
"¿Por qué queremos demostrar al mundo algo que no somos?", se pregunta,
por su parte, un ex bibliotecario que se dedica a repasar a más de diez
niños de quinto y sexto grados para avivar su chequera de jubilado y
"porque me gusta enseñar", agrega.
Aunque reconoce la cobertura universal de los servicios educacionales y
el desarrollo de las investigaciones pedagógicas ("como no creo que
exista en naciones latinoamericanas", dice), él sólo puede ver datos que
indican una profunda crisis en el sistema primario y secundario. "Y
estoy muy alarmado", confiesa.
Cuenta este repasador privado, cuyas sesiones valen diez pesos —0.40
CUC—, que sus pupilos pierden generalmente el tiempo en las jornadas
vespertinas. "Se la pasan jugando en las aulas, o los obligan a bajar la
cabeza. A pocos días de comenzar las pruebas finales, estuvieron todo un
día ensayando un baile para una actividad, en vez de repasar".
Hay reportes de que los cuadernos de caligrafía apenas son utilizados y
que las clases de inglés, previstas en el programa de estudios, están
ausentes en muchas escuelas, pues los maestros no dominan el idioma.
"Se pasan los meses sin usar los cuadernos de trabajo. Entonces, cuando
se anuncia una visita, les mandan aproximadamente diez páginas de
ejercicios para resolver en un par de días. Esto sólo con los cuadernos
de historia y geografía. Los de matemáticas no los utilizan", explica
Magda, la madre de Alexander, matriculado en un plantel del barrio
capitalino Vedado.
'¿Quién quiere ser profesor?'
Modales groseros, amenazas verbales y actos de violencia ligera son
igualmente episodios comunes en las aulas, donde además los maestros
solicitan a las familias donativos en pesos convertibles para comprar
ventiladores, bombillos, insumos e instrumentos de limpieza que el
Estado no facilita.
En una escuela primaria del municipio capitalino de 10 de Octubre, la
directora reunió a los padres para comunicarles que no disponían de
profesores de quinto y sexto grados, invitando a que si había algún
familiar dispuesto a suplir la carencia, inmediatamente sería remitido a
un cursillo de adiestramiento con el consabido salario de la plaza.
"Nadie levantó la mano y todos nos miramos atónitos", resumió uno de los
presentes al contar la anécdota.
Las migraciones del sector educacional comenzaron en los lejanos años
setenta. Los profesores llegaron hasta comprar certificados médicos
invalidantes para poder escapar de un sistema que negaba los traslados o
las bajas por decisión propia.
Con la crisis económica de los noventa se produjo la más fuerte
estampida docente, tanto de los niveles primario como secundario, sobre
todo en este último. La escasez de maestros es agobiante y los planes
del gobierno para calificarlos fracasan, al reclutar a jóvenes sin
vocación o con incompetencias intelectuales casi delirantes.
"Revisan las libretas y les señalan faltas de ortografía que los
muchachos no tienen, las que tienen no las señalan", relata Magda.
Cuando la maestra de sexto grado de su hijo enseñó a los escolares
llevar el infinitivo "contradecir" a participio, escribió en el pizarrón
"contradecido". Durante una entrevista con la docente, Magda le indicó
que lo correcto era contradicho, al igual que sucede con el verbo decir.
Resuelta, la profesora respondió: "Eso es en el caso de decir, no de
contradecir".
http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/contradiciendo-a-la-unesco-94881
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