(30 de julio de 2007, 02:33 PM)
LA HABANA (AFP) - Cuba festeja orgullosa que llegó a su meta de alcanzar
el segundo lugar en los XV Juegos Panamericanos de Rio de Janeiro, a
pesar del golpe sufrido por la deserción de cuatro de sus deportistas,
sobre todo la del astro de boxeo Guillermo Rigondeaux.
"Hoy la delegación cubana que participó en los XV Juegos Panamericanos
estará en la patria con la satisfacción del deber cumplido; ha regresado
(...) con el segundo lugar por naciones que esperaba el pueblo, en una
lid que se previó y fue compleja", señaló este lunes el diario oficial
Granma.
"Ha sido un triunfo en ardua lucha, del que todos nos sentimos
orgullosos", añadió el rotativo, que dedicó dos de sus ocho planas a
resaltar la "digna" actuación de los atletas de la isla en la lid
continental.
El semanario Trabajadores subrayó, por su parte, que el segundo lugar
alcanzado con 59 medallas de oro, se logró "en titánica batalla frente a
un Brasil, gigante por su extensión territorial, por su cifra de
habitantes (190 millones de habitantes), y también muy crecido en el
deporte".
Ambos periódicos destacaron el desempeño del 'team' de béisbol, que
conquistó en Río su título número 12 -el décimo al hilo desde 1971-; del
equipo femenino de voleibol, que recuperó la corona que había perdido en
1999; y de los boxeadores que aportaron cinco medallas de oro, pese a
que la selección quedó reducida a nueve púgiles por la fuga de dos.
Además, el de la yudoca Driulis González (63 kilos), quien se coronó
campeona panamericana por cuarta vez; de Adrián Puentes (tiro con arco),
que alcanzó la primera presea dorada de Cuba en ese deporte; y del
atleta Yaniel Velázquez, quien logró la primera medalla -de planta- de
la isla en pentatlón moderno.
Cuba recibió este lunes al último grupo de sus "victoriosos" atletas,
que cumplieron la meta nacional de retener el segundo lugar por países,
pese a cuatro deserciones, sobre todo la del bicampeón olímpico y
mundial de boxeo Rigondeaux (de 54 kilos), que conmocionó a la afición
local.
La confirmación de la fuga de Rigondeaux, del también monarca del orbe
en boxeo Erislandy Lara (69 kilos), del jugador de balonmano Rafael Da
Costa y el entrenador de gimnasia Lázaro Lamelas, les llegó a los
cubanos a través de la pluma del convaleciente líder Fidel Castro, que
las consideró una "traición".
"Sencillamente los noquearon con un golpe directo al mentón, facturado
con billetes norteamericanos. No hizo falta conteo de protección
alguno", dijo Castro, quien cumplirá 81 años en agosto, en el tercero de
cuatro artículos que dedicó a los juegos, publicado el martes en la
prensa local.
Cuatro días después, en otro de los editoriales -en total 33- que
escribe y publica desde el 29 marzo, señaló que el peor problema de los
países pobres desde el punto de vista tecnológico y económico es "el
robo de cerebros", mientras que desde el punto de vista patriótico y
educativo es "el robo de talentos".
La deserción de Rigondeaux, al igual que Lara contratado por la compañía
alemana Arena Box Promotions, despojó al boxeo cubano del último campeón
olímpico en activo que tenía, tras la fuga en diciembre en Venezuela de
Odlanier Solís (más de 91 kg), Yan Barthelemí (48) y Yuriorkis Gamboa
(57), también comprados por esa empresa, a la que Castro calificó de
"mafia".
La fuga de los deportistas reavivó el sensible tema de las deserciones,
que ha costado millones de dólares al laureado deporte cubano y que se
hicieron más agudas con la crisis en que cayó la isla tras la
desintegración de la Unión Soviética, en la década de los 90.
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